Empresas y Derecho: El BID ante el panorama previsional de la región

En la presente edición compartiremos con nuestros lectores un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) titulado “¿Cómo avanzar hacia pensiones sostenibles para sociedades más longevas?” Según este documento, el mismo “constituye un llamado de alerta para los responsables de la política pública en materia de pensiones de la región. De acuerdo con las proyecciones de población de las Naciones Unidas, América Latina y el Caribe dejará de ser “joven” hacia mediados de la década de los 2050, y convergerá a un escenario de bajas tasas de natalidad y creciente longevidad. No hay duda de que este proceso de envejecimiento podría poner en jaque a los sistemas de pensiones de la región”.

1. Tendencias y desafíos

De acuerdo con este informe, “el cambio demográfico está sucediendo en paralelo con otras tendencias que también impactan a los sistemas de pensiones. Entre esas tendencias se destacan: (i) la transformación digital; (ii) la naturaleza cambiante de los mercados de trabajo en el marco del trabajo flexible y la economía de plataformas o economía gig; (iii) el cambio climático; (iv) los menores rendimientos que se proyectan de las inversiones que financian muchos de los sistemas de pensiones en el largo plazo; y (v) las tasas de crecimiento de la producción potencialmente deprimidas como resultado de un menor crecimiento poblacional. Es importante mencionar que, si bien esas tendencias plantean desafíos para los sistemas de pensiones, también representan oportunidades. Por ejemplo, la tecnología crea oportunidades para identificar e incorporar a colectivos tradicionalmente desvinculados del sistema de pensiones. Además, puede aumentar la capacidad operativa de las instituciones de pensiones a través de la automatización de procesos, simplificación de trámites, fiscalización más eficiente, reducción de fraude y mejora de servicios a los usuarios”.

3. Envejecimiento

Según el BID, “el proceso de envejecimiento de América Latina y el Caribe será acelerado en las siguientes décadas. En 2022, la región se consideraba ‘adulta joven’ porque el grupo etario entre 20 y 39 años tenía un peso relativamente mayor respecto al resto de los grupos etarios en la pirámide poblacional. En 2045, el grupo etario entre 40 y 59 años pesará más relativamente que el resto, por lo que la región pasará a ser ‘adulta’. Tan solo una década más tarde, en 2055, la región será considerada ‘envejecida’ debido a que la proporción de personas mayores a 60 años será la de mayor peso en la población total. (…) Más aún, alrededor del 2060 la tasa de fecundidad no será suficiente para mantener un crecimiento de la población sostenido. A partir de ese momento, la población total dejará de crecer e incluso caerá en algunos países, por lo que el motor de cambio en la pirámide demográfica será la longevidad. Este es un escenario que Japón está viviendo desde inicios de este siglo. Algunos autores señalan que la fertilidad ultra baja no es un destino ineludible, sino un reflejo de las políticas, instituciones y normas que prevalecen en una sociedad”.

4. Participación de la mujer

Para los autores de este estudio, “la participación femenina en el mercado laboral es crucial para aumentar la cobertura y aligerar el peso del cambio demográfico en los sistemas de pensiones y en la sociedad en su conjunto, además de promover el desarrollo económico y remediar iniquidades sociales históricas. En América Latina y el Caribe, la brecha en la participación laboral femenina ha venido disminuyendo en las últimas décadas, pasando de 32 a 24 puntos porcentuales entre 2000 y 2021. Sin embargo, las mujeres aún enfrentan barreras estructurales que les impiden participar plenamente en el mercado laboral, con implicaciones para los sistemas de pensiones. Esas barreras se explican por factores como: (i) la función tradicional de la mujer como principal responsable del cuidado de los niños y, en ocasiones, de personas con discapacidad y adultos mayores, así como de las tareas del hogar, lo que lleva a períodos más prolongados de inactividad laboral; (ii) la sub-representación de las mujeres en el empleo remunerado, pues si bien trabajan alrededor de 54 horas a la semana (casi 3 horas más que los hombres), sólo 19 de esas horas son remuneradas (35% del total vs. 74% en el caso de los hombres); y (iii) los ingresos laborales de las mujeres son en promedio un 24% más bajos que los de los hombres. De hecho, en América Latina y el Caribe, alrededor del 63% del tiempo dedicado al cuidado no remunerado de adultos mayores corresponde a las mujeres , lo cual hace que tengan menos probabilidades de trabajar y que soporten la doble carga del trabajo y los cuidados de largo plazo”.

5. Futuro

Para asegurar una visión próspera e inclusiva del futuro de las pensiones en la región, es necesario:

  • 5.1) “Repensar el concepto de jubilación para transformar el envejecimiento en una oportunidad para vivir en sociedades más prósperas y equitativas, de forma que los trabajadores disfruten de una vida laboral prolongada, saludable y flexible, al tiempo que se garantizan mecanismos de protección para aquellos que no puedan seguir trabajando”.
  • 5.2) “Atender con urgencia el impacto del envejecimiento y demás tendencias que enfrentarán los sistemas de pensiones de cara a 2050. Aplazar los ajustes no es neutral desde el punto de vista distributivo entre generaciones, ya que mientras más se demoren las reformas, más se facturarán los costos de no reformar los sistemas a las generaciones futuras”.

Dr. Rodrigo Deleón

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