Lic. Rosina Salsamendi: “Mucho para hacer” en materia de nutrición

Lic. Rosina Salsamendi.

“Hoy por hoy se sabe que es fundamental atender la nutrición en el embarazo y cada vez se ve más la relevancia de los 1.000 días –que son esas 40 semanas de embarazo más los primeros dos años de vida– y todo el impacto que tiene” en ese período en las personas “para lo que es la salud futura de los niños, que en definitiva son el futuro del país”, reflexionó la licenciada en Nutrición Rosina Salsamendi, de la Red de Atención Primaria de Salud (RAP) – ASSE.

Valoró muy positivamente que “surjan estas investigaciones”, como la llevada adelante por la UdelaR en el Hospital Pereira Rosell, que evidenció déficit de Vitamina B12 y anemia en embarazadas y recién nacidos. “Está muy bueno que surjan estas investigaciones a nivel país porque no tenemos muchos datos en cuanto a embarazadas, a por ejemplo prevalencia de anemia en embarazadas. Recién hace pocos años se empezaron a generar esos datos, lo mismo en recién nacidos; se empezaron a ver muchas alteraciones en el neurodesarrollo de los niños y empezamos a buscar las posibles causas. Este tipo de estudios trae muchas herramientas para lo que es el abordaje de esta problemática”, consideró.

“La nutrición es como la base”, sostuvo, pues “si no hay una nutrición adecuada, todo lo que se construya luego siempre va a estar muy condicionado a distintos factores, tal vez, del ambiente”, observó.

“Desde el punto de vista de la nutrición, hay mucho para hacer”, afirmó, asegurando que “la población en Uruguay tiene un patrón de alimentación con características poco saludables”, tales como “muy bajo consumo de frutas y verduras, la mayoría no consume lácteos, omite tiempos de comida”, así como alto consumo de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas. “O sea, ha cambiado mucho la forma de comer de los uruguayos y eso tiene un efecto sobre la salud y también sobre lo que estamos viendo”, advirtió.

“Si bien hay personas que optan por una dieta con determinadas particularidades, por distintos motivos, filosóficos o muchas veces por cuestiones de salud, también tienen que hacer muchas variantes a la dieta de alimentación, siempre es posible hacer adaptaciones con el adecuado asesoramiento para que no haya carencias nutricionales que impacten en este caso en el embarazo y en la salud de ese niño”, especificó. “La vitamina B12 y el hierro –la ferritina–, que fueron las dos variables que se estudiaron en este trabajo, están muy vinculadas al consumo de productos de origen animal”, pues “básicamente las obtenemos” de esos alimentos. “El hierro también está presente en productos de origen vegetal pero no con tanta biodisponibilidad, como el que obtenemos si lo consumimos de productos de origen animal”, aclaró. Por lo tanto, “hay que hacer toda una readecuación de la dieta y de la alimentación como para que tenga el aporte adecuado”, aconsejó.

“Hoy se sabe que todo lo ambiental (la nutrición, los estímulos, la violencia, la salud mental de la mamá) tiene mucho que ver en la salud del niño, mucho más que lo genético. Estamos hablando de que lo genético, en cuanto a afectación de la salud, es responsable de un 5% de las patologías, el otro 95% está determinado por factores ambientales que transcurren en el embarazo”.

En el caso de una mamá vegana, “lo primero que se sugiere es la asesoría nutricional para hacer una planificación”, pautando primero el aumento de peso durante el embarazo, “un aspecto que muchas veces es descuidado y es sumamente importante y tiene impacto en la salud del bebé. Después planificamos toda la estrategia nutricional en cuanto a qué alimentos sí y qué alimentos no.

Si es una mamá vegana, hay necesidad de recurrir a sumplementación en cuanto a hierro, vitamina B12 y en su defecto en cuanto a calcio también. Eso se valorará con el médico ginecólogo.

Además, planificaremos una alimentación que aporte alimentos de buena calidad (frutas, vegetales, cereales en lo posible que sean integrales, leguminosas), intentamos hacer lo que se llama una complementación aminoacídica para tratar de asemejar la proteína vegetal a una proteína de origen animal, organizar el día en cuanto a los tiempos de comidas, ver de qué manera aportamos ese calcio –que no lo vamos a estar obteniendo a partir de la leche–, a partir de productos de origen vegetal. Siempre teniendo en cuenta de buscar un equilibrio”, ya que muchas personas veganas consumen excesivamente carbohidratos (cereales, arroz, fideos, harinas) y hay que evitar “un ingreso de calorías que no son de las más saludables”.

En tanto, “con las mamás que son vegetarianas, tenemos más opciones, sobre todo cuando consumen huevos, leche, incluso en algunos casos, pescado”. De todas maneras, “el hierro es un nutriente que siempre se tiene que suplementar durante el embarazo. Los requerimientos de hierro en el embarazo son 25 mg por día y con una buena alimentación cubrimos 18, y está pautada desde el Ministerio de Salud Pública la suplementación”, puntualizó.

Por otra parte, en el caso de las mamás que tienen dietas balanceadas, igualmente “siempre hay mucho para trabajar”, insistió. “Quizás consumen carne pero no es de la mejor calidad por el costo”. Asimismo, “hay altísimo consumo de frankfruters, embutidos, nuggets, hamburguesas congeladas que son productos cárnicos pero que en realidad el aporte nutricional de la carne es muy poco”, por el gran contenido de aditivos, y que “de hecho ya no se llaman alimentos sino productos ultraprocesados”. Más allá de lo atractivos y apetecibles que puedan resultar, “básicamente es aporte de sodio y de grasas”, alertó.

INVERTIR EN NUTRICIÓN

En Salud Pública “las embarazadas tienen el acceso a la consulta nutricional”, indicó la entrevistada, enfatizando que “el mejor momento para invertir en nutrición es en esta etapa, es donde tenemos algo para hacer y algo para mejorar”. El momento ideal “para trabajar en nutrición es desde que la mamá queda embarazada e incluso antes. Muchos autores hablan de la importancia de ya ir preparando a la mujer para esa etapa de tanta vulnerabilidad nutricional”, destacó.