Solicitada: 2020-2024 – El último gobierno frenteamplista La vida está hecha de ciclos.

Lo desconocido (llamémosle Naturaleza), usa los ciclos para modificar cualquier componente de la estructura terráquea, sea ésta de los sólidos, estado de la superficie terrestre, distribución de las aguas, las temperaturas, el reino vegetal, el reino animal, las pestes, y por qué no las consecuencias sobre las sociedades que habitan el planeta. (cognitiva)
Reduciendo y pasando de la pantalla grande a una chiquita, están los hombres con sus núcleos sociales que mediante la calidad y capacidad de sus propuestas, terminan moldeando el carácter de la sociedad resultante que define y muestra las características del territorio y/o del país que habitan.
Sin aviso (por lo menos para nosotros) llegó el año 2020 con furia despiadada para castigar a los humanos con una peste nueva y en el caso particular de Uruguay, trajo sorpresivo desafío justo al comienzo de un nuevo gobierno, tiernito como un bebé recién nacido.
Pero la sorpresa fue grande al ver como ese nuevo gobierno enfrentó la pandemia sin perderse en un solo detalle bajo el azote que los imprevisibles ciclos externos nos hacen padecer.
Marcó un claro antecedente de proceder científico, mostró el rigor benéfico de la disciplina, contabilizó positivamente la imparcialidad de la conducta científica frente a la palpitometría política y ganó respeto dentro y fuera de fronteras.

Al mismo tiempo sufría la peor bandemia que los muchachos del mal lanzaban para hacer que todo funcionara lo peor posible y así “ellos”, ganar algún punto dentro del electorado infiel.
Siguiendo aquel dicho popular de que a las personas se las conoce realmente cuando estamos pasando por un mal momento, a rostro descubierto los muchachos del mal ponían palos en la rueda a todo y todos sin importarles que sus acciones cargarían a la sociedad con sufrimiento y pérdidas, inclusive a su propia gente, de la que disponen y consideran carne de cañón.
Les resbala el mal causado. Sólo valen los dogmas y la consigna partidaria.
Las trompetas que conmemoraban la victoria se apagan y suena la cumbia.
Pasada la urgencia del drama desconocido y la necesidad de pensar rápido y en serio, los gobernantes y las cúpulas en general, dieron un afloje a la tensión proveniente de asumir los riesgos de decidir y ejecutar soluciones con poco tiempo de análisis y mucho stress.
Existían incógnitas sobre caminos a seguir y las respuestas a conocer, y poco a poco, y como premio de haber estado impuestos a vivir en otra dimensión, retornaron nuevamente a su mundo de siempre.

Al mundo donde crecieron y habían pasado una vida, ahí donde se sienten cómodos y seguros, y que para su felicidad ese mundo los estaba esperando con todo intacto.
Los aguardaba ansioso para volver a funcionar con los subterfugios, mañas y privilegios.
Todo pronto para volver al Paraíso de la democracia benévola, de las peleas ensayadas, del diálogo y de los acomodos, de consumir sin retorno el tiempo y los recursos de la ciudadanía, (que nunca tiene dominio sobre aquél que lo colocó con su voto en un puesto público)
Me viene a la mente el recuerdo de las pistas de autitos chocadores. Todos andan entreverados, tratando de ser el más diestro para golpear por sorpresa y con más fuerza al otro participante. Terminado el tiempo del juego, todos se van a las risas. La cumbia llenó el aire y las alegres cabezas aliviadas comenzaron a moverse encantadas.

Un pasado muy reciente que se proyecta a un futuro largo

Marcados por el absolutismo de la izquierda vencedora, los tres períodos de gobierno anteriores habían dejado un deterioro masivo para el Uruguay, considerando a grandes rasgos la casi total composición de lo que conforma la vida administrativa, productiva, logística y educativa de un país, donde el elemento más sensible y frágil es su gente.
El país abandonado a la izquierda, enriquecida con terroristas, compartiendo y acatando direcciones de los sindicatos comunistas apátridas, solamente podía empobrecer al individuo en todas las dimensiones posibles, en todo lo que es componente humano como la educación, el respeto, hábito de trabajo, nobleza, gratitud, seguridad individual, concepto de sacrificio para forjar futuro, disfrute de las conquistas productivas, disfrute de procrear hijos sanos, valientes, justos y con futuro prometedor.
El proyecto del hombre ateo, sin terruño, sin columna vertebral, sin respeto, simploide, superficial, orgulloso de su ignorancia y su brutalidad, manoseable, en suma, el hombre barato para comprar.
Ese hombre tan uruguayo de hoy es el fruto de cien y tantos años de vida socialista, de vida frenada por el estatismo que desprecia la libertad de dejar crear y actuar.
Ahí también crecía el embrión de nuestra Democracia Fayuta.
El hoy es el futuro de aquellos años malgastados.

De la admiración al desencanto

Sí, pasó la Pandemia y nuestros políticos y administradores regresaron a su zona de confort.
Mientras se escuchaban los aplausos por la buena gestión, con sonrisa de pícaro y frotándose las manos, el resto, los indeseables, estaban prontos para entrar al baile y si fuera necesario bailar con la más fea también.
La Coalición Republicana se vio muy entretenida bailando entre ellos mismos y con los muchachos del palo en la rueda. Demasiado baile para mi gusto.
Los quince años de la administración frenteamplista dejaron una enorme cantidad de proyectos e iniciativas erradas e inconclusas, hasta disparatadas podríamos decir, sin citar todas que son muchas y conocidas. Inclusive muchos comprobados desajustes durmiendo en la Justicia.
Pasó el tiempo y no pasaba nada, todo seguía igual y encajonado.
El ciudadano que los votó se preguntaba ¿qué frenó las promesas de pasar a limpio la corruptela? ¿Habría un pacto secreto que se estaba cumpliendo e impedía…?
Lo concreto es que nadie fue preso y las pérdidas están contabilizadas para adorno de algún álbum macabro ad eternum.
Mientras pasaba el tiempo surgió una conducta media rara de la cúpula gobernante.
De a poco había un acercamiento, manifiesta simpatía por algunas personas de la izquierda que serían posteriormente reclutadas mayoritariamente al Partido Nacional.
La verdad que si consideramos que todos somos hijos del socialismo, esta tendencia no tendría que ser muy notada ni preocupante, pero… en algunas cosas se le fue la mano al gobierno.
Veamos, el saludo al festejo de los 100 años del Partido Comunista del Uruguay como si esto fuera un galardón de la Democracia Fayuta que tenemos.
Quizás la cúpula entendía que podrían captar votos de la izquierda para las elecciones. (el zurdo nunca te va a votar).
Pasaron muchos episodios de amistad/simpatía por los zurdos hasta llegar al momento más culminante del desajuste conceptual sobre conducción política e identidad partidaria. La propuesta y nominación para vicepresidente de la República de una figura sindicalista recientemente incorporada y con origen en el Partido Comunista. Parecía que fueran de la misma sangre. Estaban regalándole el homenaje más profundo, fuerte y emocionante jamás hecho a los zurdos alguna vez.
Cuando el contrasentido es tan grosero, fuerte es la indicación de que existe un descalabro mayúsculo que obnubila el gerenciamiento de las funciones básicas, llamémoslas historia, memoria, identidad, principios, identificación filosófica, identificación partidaria, mirada de estadista al futuro, respeto por la palabra dada.
En suma, la tristeza que produce el desengaño de ver la fe ignorada, la confianza invalorada, los esfuerzos desdeñados, el resquebrajar de la virtud a cambio de nada, no se la merecían los ciudadanos que eligieron y apoyaron a los que ocupaban el gobierno.
Y así, un poquito de aquí, otro poquito de allá perdieron las elecciones. (La confianza).

El hoy y el de aquí en adelante

Se terminó el Frente Amplio. Dejó de existir. Todos los puestos más importantes del gobierno están ocupados por integrantes tupamaros, sus subgrupos y el Partido Comunista.
Podríamos llamar al nuevo partido gobernante de Unión Comunista, o Comunión Comunista o Fusión Tupamaro/Comunista Oriental del Uruguay o cualquier otro nombre, pero siempre será comunista.
Yo a veces me pregunto: qué será de aquellos frenteamplistas trasnochados, infantilmente intelectuales, buena gente. Los ladearon como material de descarte… Pero sigamos.
Mirando al futuro seguiremos viendo un país dividido donde cada día se profundizará más la grieta. Las grandes obras de infraestructura social y de logística desarrollista que dejó el anterior gobierno son de aplaudir, pero esto no significa nada para el izquierdista, porque el trabajo y la eficiencia no es su terreno.
La división de clases, la exaltación del odio, la aceptación del desorden como norma, la mentira como herramienta, el crecimiento de la inseguridad, el aumento del gran bolsón de ignorantes como base de votantes, todo eso y más, será usado para consolidar la victoria del comunismo al total dominio del país.
La extracción de dinero de quien produce será mayor así como también habrá crecimiento de la estructura estatal para negociar provechosamente más descalabros y tener más empleados públicos como fuente de votos y segura permanencia en el poder. Que nadie se engañe.
Finalmente el Uruguay está bajo el mando comunista, y de ahora en adelante es un territorio comunista para los de adentro y para los de afuera del país. Quieran aceptarlo o no.
No insistan con la salvación de la inversión extranjera. No hay más nabos afuera. Quedaron solamente los de aquí adentro.
Para terminar, parafraseando el título de este escrito diría: Luis Lacalle Pou, el último presidente frenteamplista.

Rodolfo Angel
Beccaría Pesce