“Estamos acá para dar garantías de que ese lugar va a estar en plenas condiciones, adaptado para el uso que le queremos dar. Estamos convencidos que es el mejor lugar del paisaje para vivir. Yo quisiera vivir ahí, me encantaría poder vivir ahí. Me hace muy feliz que los muchachos quizás con menos oportunidades puedan vivir ahí, durante su estadía en Paysandú”, dijo por su parte el intendente Nicolás Olivera.
Si algún día se inaugura la residencia universitaria, el intendente Olivera podría darse el gusto de vivir en ese lugar, como lo ha manifestado. Él que dispone de dinero suficiente puede compra un piso de 420 m2 de la residencia al precio de costo de un millón cien mil dólares cada piso y vivir en el lugar que le encanta. Y con ese dinero recibido por la venta al intendente, se pueden construir varias viviendas en lugares adecuados cerca de los centros de estudio.
Por la venta de un piso al intendente se recibiría un millón cien mil dólares (U$S 5.500.000/5) y con esa suma se podrían construir vivienda de 32m2 cada una (8m x 4m) para dos estudiantes en lugares próximos a los centros de estudio. Seguramente habrá más interesados como el intendente a los que le encantaría vivir en ese lugar encantador y se le podría vender los otros pisos y con ese dinero construir una villa estudiantil y no una residencia colectiva.
Falta solamente que el intendente se decida a comprar un piso de esa residencia que tanto le encanta y ofrecer los demás pisos. Y si el intendente se decide le haría un gran bien a los estudiantes que vivirían en lugares cerca de los centros de estudio y en viviendas para dos que es lo que prefieren. Lo pueden averiguar realizando una encuesta entre los estudiantes. Los beneficios serían múltiples, porque para construir 74 viviendas hay que emplear a varios trabajadores de la construcción que conseguirían ocupación para recibir un ingreso con el que mantener a sus familias. Todo esto es posible porque ya se dispone de los recursos (U$S 5.500.000) para hacerlo realidad.
Ing. Ricardo Brasesco
