La saga del eterno acuerdo a firmarse entre la Unión Europea y el Mercosur es digna de las mejores novelas de misterio de todos los tiempos y más modernamente, de algunas series de Netflix que son alargadas hasta lo indecible, dando vueltas sobre el mismo asunto y generando, hasta en el mejor de los casos, dudas sobre el qué y el cuándo, debido a que el guión siempre añade un nuevo ingrediente que estaba fuera del radar.
Pero hay países –como Uruguay–, que son optimistas en esencia sobre este paso fundamental del acuerdo entre bloques, porque se juega las fichas a una imprescindible apertura del comercio hacia nuevos mercados, a los que debido a nuestra reducida economía y escala son de difícil acceso para obtener ventajas arancelarias, lo que se superaría mediante un acuerdo macro entre varios países.
El canciller uruguayo Mario Lubetkin aseguró el viernes en una rueda de prensa que la “amplia mayoría” de países europeos están convencidos de la firma del acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, luego de ser consultado por un mensaje que el presidente francés Emanuel Macron le transmitió a un grupo de agricultores en una reunión en Toulouse.
La consulta surge debido a que la ministra de Agricultura francesa, Annie Genevard, había anunciado a la prensa que el acuerdo recibiría “un no rotundo” en su estado actual por parte de Francia. Y agregó que, sin cláusulas de salvaguardia sólidas, medidas espejo o controles fronterizos, su país no puede validar el acuerdo porque no protege los intereses de los agricultores franceses.
Además, Genevard añadió que “no podemos aceptar, ni los agricultores, ni los consumidores que produzcamos e importemos a Europa productos y alimentos que no respeten las normas que imponemos a nuestros propios productores”. A pesar de estas reflexiones, Lubetkin insistió en que el acuerdo está cerrado desde el 6 de diciembre de 2024 y que tiene dificultades para entender qué es lo que está señalando Macron con sus declaraciones luego de reunirse con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva. Finalmente, Lubetkin dijo que espera tener “un buen regalo de Navidad” para todos los uruguayos el próximo 20 de diciembre con la firma del acuerdo.
“El Mercosur está clarito. Nosotros vamos a firmar. Firmamos hoy y si nos piden que firmemos, mañana lo firmamos. Tenemos la lapicera lista para hacerlo”, puntualizó, al tiempo que dijo que es optimista en que los países europeos se pondrán de acuerdo en los “pequeños aspectos” en los que aún no lo hicieron y apuntó que el mensaje que llega desde allí es que probablemente el acuerdo se firmará el próximo 20 de diciembre en Rio de Janeiro.
A su vez el pasado 5 de noviembre, el canciller brasileño, Mauro Vieira, afirmó también que la intención de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, es firmar el acuerdo comercial el 20 de diciembre en Rio de Janeiro. El ministro aseguró en una conversación con periodistas que la firma del acuerdo fue discutida durante la reunión celebrada en la ciudad de Belém entre Von der Leyen y el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
“La presidenta de la Comisión reafirmó su certeza, su creencia y su firme esperanza de que el acuerdo sea firmado al final del año, cuando será realizada la cúpula del Mercosur”, declaró.
Sin embargo, en la semana anterior, el presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró que en su estado actual el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur recibirá “un no rotundo” de su país. Ese fue el mensaje que transmitió el jefe del Estado a un grupo de agricultores con los que se reunió en Toulouse, según informó a la prensa la ministra de Agricultura, Annie Genevard.
En tanto, en una entrevista con medios internacionales al concluir la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la UE, celebrada el domingo en Santa Marta, la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, reafirmó que el objetivo es concretar a fin de año el pacto con el bloque sudamericano formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Pero las cosas vienen conversadas en la interna de la política francesa, por intereses político-electorales fundamentalmente: el partido político Agrupación Nacional –cuya líder es Marine Le Pen, y que está identificado con la derecha francesa– se manifestó en contra este domingo a la participación del país en el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, y busca que el gobierno imponga una minoría de bloqueo o incluso que bloquee el funcionamiento de la UE para evitar la entrada en vigor del acuerdo.
Así, Jordan Bardella, presidente del partido señaló que “teniendo en cuenta la urgencia existencial que pesa sobre la agricultura, Francia debe utilizar la silla vacía en el Consejo Europeo y debe amenazar con suspender la contribución francesa al presupuesto de la UE”.
Sin embargo, Francia no está sola, por cuanto Austria e Irlanda argumentan que el pacto socava los esfuerzos europeos por una agricultura sostenible y permitirá la entrada a importaciones que no cumplen los mismos estándares ambientales. Bardella además criticó a Macron a quien acusó de haber “mentido y traicionado” en referencia a sus anteriores declaraciones, ya que había dicho que el trato no le convenía, pero que ahora está acelerando para llegar a un acuerdo. La impresión en la Cancillería uruguaya es que si bien hay un clima favorable para seguir en la fase de culminación de este dilatado proceso, igualmente no existe unanimidad entre los países del viejo continente, y subsisten algunas dificultades burocráticas y políticas.
También fue palpable que los problemas surgen sobre todo en la interna de varios países, como es el caso de Polonia y Francia, por la presión de grupos de interés vinculados a los productores del agro, que se resisten al ingreso de productos de los países del Mercosur, que compiten directamente con sus producciones, y que provienen de regiones donde hay grandes ventajas comparativas para estos rubros de producción, pero disfrazan la oposición con supuestos problemas medioambientales.
Esta resistencia de los agricultores ha sido el gran obstáculo durante estas más de dos décadas de negociaciones, a lo que se ha agregado la escasa disposición de los grandes socios del Mercosur, Brasil y Argentina, para suscribir acuerdos extrarregión porque por su lado el proteccionismo comprende producciones industriales y productos semiterminados, a los que se les aplica un elevado arancel externo común, que ha costado mucho reducir y mucho más eventualmente desmantelar.
Es decir, que hay intereses sectoriales de ambos lados, pero con mayor énfasis en naciones europeas, donde los lobbies son muy poderosos y mucho más cuando se acercan compromisos electorales, donde están en juego el mantenimiento de subsidios y otras medidas proteccionistas para ancelarias para contener las importaciones desde este lado del mundo.
¿Tendremos acuerdo para esta Navidad, según la visión optimista del canciller uruguayo? Tal vez el secretario de Estado cuenta con información privilegiada que los ciudadanos comunes y los analistas especializados todavía no manejan. Es de esperar que tenga razón, que su visión sea la acertada y por fin dejemos de dar vueltas en esta noria que viene profundizando el mismo surco desde hace más de veinte años.

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