Este Jeep Willys del año 1962 muy bien presentado pertenece a Juan Bagnasco, quien nos manifestaba que lo tiene en su poder desde hace unos cuatro años.
Expresaba que cuando lo adquirió ya se encontraba bastante remozado y obviamente él terminó de completar la restauración, que por cierto estéticamente quedó muy bien.
Equipado con rodado más alto y más ancho, si bien mantiene la línea del original, pero se ve ahora de mayor porte, más alto, porque también se llevó a cabo un trabajo de adecuación de los elásticos. Se trabajó en los paragolpes, se le hicieron a nuevo las puertas, así como las luces. Se sustituyeron todos los rulemanes y se terminaron otros sectores.
El Jeep no cuenta con el motor original, que fue sustituido en su momento por un impulsor Mercedes Benz 240 diesel de 4 cilindros que funciona muy bien. La caja de cambios afín al motor posee cuarta velocidad.
Mecánicamente, el Jeep funciona muy bien, de acuerdo a lo expresado por su propietario.
Está pintado de color naranja, se le instaló un barra antivuelco reforzada y posee un estribo por lado para facilitar el ascenso al habitáculo. En el frontal, la clásica careta del Jeep tradicional con los correspondientes faros, el parabrisas plano, apreciándose los guardabarros anchos y modificados.
Un equipo de luces y en la parte posterior la rueda auxiliar y un bidón. En el habitáculo, dos cómodas butacas y un moderno volante de dirección. En fin, un Jeep tradicional de la década del sesenta, adecuado a los tiempos, y muy pintón por cierto.
