Solicitada

EL 20 DE FEBRERO DE 1865
Y EL 23 DE FEBRERO DE 2019
El 2 de enero de 1865 cae heroicamente la ciudad de Paysandú defendida por el Ejército oriental al mando del Gral. Leandro Gómez. Sus jefes militares con Gómez a la cabeza, fueron asesinados mediante fusilamiento sumario ese día en la quinta de los Rivero. Así fue el final de los 33 días donde la guarnición local con 1.200 hombres incluidos los provenientes de Salto y Tacuarembó, sucumbieron ante un ejército invasor de más de 8.000 hombres apoyados desde el río Uruguay por los cañones de la escuadra brasilera. La tropa oriental y la ambición de poder del Gral. Venancio Flores, alzado contra el gobierno constitucional de Atanasio Aguirre, sirvieron al ejército y la diplomacia del emperador del Brasil Pedro II. Los arsenales porteños del Gral. Bartolomé Mitre y su diplomacia formaron la trilogía mortal. Como se ha dicho: “fueron vencedores los de afuera, por una traición desde adentro”.
Después de esa tragedia, el 20 de febrero de 1865, entró triunfante en Montevideo el Gral. Venancio Flores. Cargado de oropeles militares y de sombras morales. Y se puso al frente del Gobierno Provisorio.
Ese día hizo publicar una proclama que podría llamarse: “la oda al entreguismo”. Ofensiva del honor de la República. En su final expresaba: “Honor a todos los que han contribuido con su esfuerzo a la obra de paz, pero por sobre todo, honor al bravo ejército imperial que confundiendo su sangre con la de los orientales ha sabido deponer justos resentimientos para ayudarnos a cimentar el triunfo de las instituciones sin nueva efusión de sangre. ¡Viva la unión sincera de los orientales! ¡Viva el noble pueblo brasileño! ¡Viva el Emperador del Brasil!”
La paz de Flores fue “la paz de los sepulcros”. ¿Puede medirse la bravura del ejército imperial cuando sus efectivos lucharon a razón de “8 contra 1” más el bombardeo de la escuadra? ¿Triunfo de las instituciones, sin sangre? ¡Pero si acababa de llamar a los extranjeros para derrocar al gobierno constitucional de Atanasio Aguirre y masacró a Paysandú! ¡Allí, después del fusil y el cañón, el puñal “se gastó” en las gargantas de los vencidos!
Esa ayuda imperial y mitrista, que satisfizo el ego de un hombre, los extranjeros la cobraron caro. Flores tuvo que ir a dar sangre de soldados orientales en la guerra de la Triple Alianza. Matando paraguayos, durante cinco años. Diezmamos una nación hermana donde solo quedaron vivos mujeres, niños y viejos. Los demás fueron muriendo junto al Gral. Francisco Solano López, su Presidente y su comandante.
En el año 2019, América asiste al drama venezolano con Nicolás Maduro como centro de la trama. El personaje que prefiere matar a sus connacionales para seguir en el poder disponiendo “de vidas y haciendas”.
El dictador Nicolás Maduro mata a su pueblo con balas, hambre y pestes. Ante la extrema miseria, la gente “vota con los pies”. Huye. Se va. Así lo hicieron ya casi tres millones de venezolanos. Aunque Maduro grite y patee. A este también lo apoya otro poder extranjero: la Cuba comunista de la dictadura de los hermanos Fidel y Raúl Castro. Maestros en opresión y tortura ejercida durante más de cincuenta años sobre el pueblo cubano. Más atrás con la debida sagacidad e inteligencia, el nuevo zar de la milenaria Rusia imperial. Que en caso de tener que optar, prefiere la rica Venezuela a la sufrida Cuba. Más lejos China quiere asegurar el cobro de sus inversiones. Y tras las bambalinas, Irán. El mismo sospechoso de tener que ver con hechos luctuosos sucedidos del otro lado del Río de la Plata.
La Unión Europea y la OEA y decenas de países se pronunciaron en contra del dictador y a favor de reconocer la legitimidad del gobierno del líder opositor Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, única entidad electa libremente con las debidas garantías constitucionales en ese país. Los Estados Unidos observan y opinan. Es evidente que si nunca sufrieron guerras “en su casa” no van a ver bien que ahora el enemigo esté cerca.
Mientras los poderosos tensan sus ambiciones y miden su fuerza, Uruguay representado por el presidente Dr. Tabaré Vázquez y su canciller Rodolfo Nin Novoa, “hacen la plancha”. No se define. Y la neutralidad inocua da tiempo y ayuda a Maduro. Reconocer a Guaidó como Presidente aumenta la presión internacional sobre Maduro y abona su alejamiento del poder que usurpó mediante elecciones fraudulentas con todos los políticos opositores presos en las mazmorras de las cárceles de la dictadura.
Ahora está de por medio la ayuda humanitaria a un pueblo con enfermedad y hambre, sumido en la crisis económica más grande de su historia.
Solo después del sábado 23 sabremos si esa ayuda ingresa a Venezuela a salvar vidas o la dictadura además de los que se mueren de hambre y enfermedad, suma más muertos a balazos.
Entre aquel 20 de febrero y este 23 de febrero han pasado 154 años. En el primer caso los malos sacaron a los buenos. Ahora los buenos tratan de que se vayan pacíficamente los malos. Quiere nacer una Venezuela libre. Nos viene a la memoria una frase de un viejo médico salteño: “parto sin sangre, criatura muerta”. Hagamos votos por una salida incruenta hacia la libertad, o por lo menos, con el menor derramamiento de sangre posible. Que Dios ilumine a los hombres de buena voluntad y salve a América.
Ing. Ramón Appratto Lorenzo