Automóvil Chevrolet de 1939

Un auto restaurado en su momento y muy bien presentado.

Muy bien presentado, pintado en color amarillo crema con los guardabarros en tono naranja, los estribos negros con placas de aluminio, los faros ubicados a los lados del capot. Se trata de un automóvil Chevrolet del año 1939 visto durante el encuentro de autos clásicos que se llevó a cabo en la Meseta de Artigas, donde participaron numerosos autos clásicos de Uruguay y Argentina.
Un auto cuatro puertas, propiedad de Eduardo Basarelli –residente en Concordia, Entre Ríos, Argentina– quien le comentara a nuestro fotógrafo que se lo compró a un señor que tenía este auto sin usar en el patio de su casa. Una vez en poder del Chevrolet, Basarelli inició la tarea de restauración, desarmando absolutamente todo, Eso fue hace unos doce años y la tarea de restaurarlo insumió un tiempo estimado en un año y medio. Se trabajó tanto en la parte mecánica como en chasis y chapa, tanto exterior como interior, abarcando los asientos y el nuevo tapizado. O sea que el auto quedó algo así como cero kilómetro para salir y disfrutarlo.
Ya estuvo participando en algún encuentro de este mismo tipo y expresó que el auto está impulsado por su motor original, el clásico Chevrolet de seis cilindros en línea que funciona muy bien, aunque siempre trata de llevarlo a una marcha que no supere los sesenta kilómetros por hora para evitar cualquier inconveniente. El auto dispone de frenos hidráulicos de correcto funcionamiento. Un sedán de finales de la década del treinta, uno de los tantos y tantos que llegaron por aquel tiempo al Río de la Plata y con ejemplares como éste, que continúan circulando, mostrando la calidad de dichos fierros.