“La policía y los bomberos salvaron mi vida”, dijo señora que sufrió ataques de epilepsia

Malva Acuña accedió a contar lo que le ocurrió porque “porque hoy la sociedad le está dando palos a la Policía” y no valora las acciones que escapan a su función.

La rápida respuesta de dos efectivos de la Unidad de Respuesta Policial y tres bomberos lograron salvarle la vida a Malva Acuña quien el pasado lunes sufrió tres ataques de epilepsia y quedó atrapada en el baño de su casa, ubicada en un primer piso del barrio PayCap. La señora relató a EL TELEGRAFO cómo fue la situación que derivó en la intervención de los uniformados que “no dejaron que me muera sin asistencia”. En tiempos donde “se le pega a la Policía por todo, yo debo destacar lo que hicieron conmigo”, comentó.
El lunes pasado, a las 5 de la mañana –más o menos– “me dio una convulsión en el baño”. “Yo vivo en un apartamento del barrio PayCap en el primer piso donde los baños son un poquito chicos. En ese momento estaba con mis tres hijos, de 20, 14 y 12 años; ya que mi esposo estaba trabajando y salía a las 6”.
“Me dio la convulsión, que por lo general es una sola, y siempre tienden a tratarme en mi casa y no es necesario llevarme a Comepa. Pero esta vez yo no reaccioné bien y me dio una nueva convulsión, que fue cuando mi hijo llamó a mi marido. Él desde el trabajo y desesperado llamó a Comepa para informar lo que me estaba pasando porque no lograban reanimarme”, indicó.
Desde la mutualista, siempre según su relato, le dijeron que no tenían ambulancia. “Que me llevaran como pudieran porque ellos no se podían hacer cargo. En la desesperación de mi familia, porque no tenían forma de trasladarme, llamaron a Radio Patrulla”, dijo Heredia.
“Mandaron un móvil con dos agentes (la cabo María Guerrero y el agente Celso Alvarez) que vinieron a casa. Cuando ellos entraron me dio la tercera convulsión. Mientras tanto yo seguía tirada en el baño. Ya habían pasado unos 45 minutos entre la primera y la tercera, entonces era imposible que me dejaran en mi casa”, dijo la señora.

LUGAR DE DIFÍCIL ACCESO

Acuña estaba caída y con cada convulsión se iba lesionando, dado el poco espacio que tenía a su alrededor. “Cuando llegó la policía intentaron primero sacarme del baño pero no podían conmigo, porque soy una persona gordita, bien rellena, que aparte estaba inconsciente entonces el cuerpo queda más pesado”, dijo.
La cabo Guerrero, al ver el estado en que estaba la dueña de casa, “y ver a mis hijos que no podían hacer nada fue la que tomó la decisión de intentar sacarme”. “Los policías me pusieron dos sábanas, una por los brazos y otra por las piernas, y me sacaron hacia el living. Pero había que llevarme a emergencias y tenían que bajarme por la escalera, lo que era difícil. Eran tres hombres y una muchacha –entre los policías, mi esposo y mi hijo mayor– pero no me podían y decidieron llamar a bomberos, sobre todo la policía mujer que fue la que más atenta estaba a mi caso. Les explicó a los bomberos cuál era la situación y que temía porque si me daba otra convulsión capaz se podía complicar todo y no me iban a poder sacar con vida”, contó.
A bordo de una camioneta arribaron los bomberos –Andrés Heredia, Eduardo Etcheverrito y Facundo Arreseigor– con una tabla de alzado. “Cuando llegaron a donde yo estaba, me colocaron encima de la tabla para sujetarme bien y los cinco me bajaron por la escalera. No sé cómo lograron hacerlo, gracias a Dios que yo estaba con pérdida de conocimiento porque si no capaz me daba un infarto por la situación y el estado de nervios que te puede entrar en ese momento”, agregó la señora.
Una vez acondicionada, “tuvieron que llevarme un trecho largo de como una cuadra hasta la calle, donde estaba el patrullero. Dicen que me pusieron adentro, el bombero retiró la camilla y me llevaron a Comepa donde ya me estaban esperando para hacerme reanimación porque los policías iban informando todo y que yo iba mal”.
Al entrar al servicio de emergencias “me atendieron enseguida y tuvieron que hacerme reanimación. Todavía tengo los machucones de la reanimación pero gracias a dios pude superarlo. Me intubaron y medicaron pero cuando salí y pude hablar fue que me enteré de todo lo que hicieron por mí”.

COMPROMISO CON EL OTRO

Por su parte, Acuña dijo que accedía a contar lo ocurrido “porque hoy la sociedad le está dando palos a la Policía, porque mató a un chorro, porque hicieron esto o por aquello, o porque no hacen nada. Y eso no es así”.
“Las veces en que he tenido que llamarlos, por algún percance como un robo, los he tenido. Ni hablar en este caso que fueron los que me salvaron la vida. Les estoy enormemente agradecida porque si los policías no hubieran insistido tanto en sacarme de mi casa y los bomberos no hubieran ayudado, yo me moría en el baño y quedaban tres gurises sin madre”.
Ese gesto tan noble “es lo que quiere destacar”, y por otro lado, “la mala porque Comepa no quiso mandar ambulancia cuando tienen las de las cocherías para eso. Yo misma he visto casos en que mandan a buscar personas que no tienen nada más que un ataque de abstinencia de drogas y los llevan. Pero a una persona que estaba inconsciente como yo, no”. Precisó.
“La Policía tuvo que llevarme, sin saber si llegaba con vida o no; porque también es un compromiso para ellos. Si me pasaba algo en el traslado, el palo es para para ellos”, dijo Acuña.