Hay algunos espectáculos que pueden realizarse, sin olvidar la pandemia

La Intendencia de Paysandú reiteró la vigencia del decreto 93/2020 del 13 de marzo, cuando tras confirmarse los primeros cuatro casos de coronavirus en el país, se tomó la determinación de prohibir la realización de todos los espectáculos públicos.
Se sabía desde hace algún tiempo que estos serán la última perilla en encenderse en el paso a la nueva normalidad, y en la medida en que la pandemia de coronavirus se haya superado. Actualmente las autoridades de gobierno están dando espacio a otras aperturas, sin pensar aún en liberar los espectáculos de cualquier tipo.
El más inmediato –como se informó en las últimas horas–; el retorno a clases. Pero aún se mantiene –por ejemplo– el cierre de fronteras que se estima continuará al menos hasta fin de año. Los espectáculos públicos de cualquier tipo siguen vedados por entenderse que la reunión de personas puede constituir un foco infeccioso que podría volverse incontrolable. Del mismo modo, las fiestas tampoco pueden realizarse, por los mismos motivos. Especialmente teniendo en cuenta el “efecto Carmela” que introdujo la COVID-19 en el país.
Las medidas parecen razonables, pero por otra parte, es evidente que hay miles de personas sin posibilidad de trabajar en un sector que tiene realmente una gran diversidad de especialidades. El impacto en los centros de espectáculos, en los salones de fiesta y afines, en los músicos y otros artistas, en la exhibición cinematográfica, y una extensa lista de otros, es enorme.
Sin dudas debe mantenerse como primer objetivo la seguridad sanitaria, considerando que este virus es de gran capacidad de contagio y que aunque solamente un mínimo porcentaje de enfermos necesitan cuidados intensivos, puede hacer colapsar los servicios de salud, como ha ocurrido hasta en países desarrollados. Pero del mismo modo que los estudiantes retornarán a clase, otras áreas de la economía necesitan de cierta liberalización.
Por etapas, siguiendo el mismo ejemplo del retorno de la educación presencial. Y considerando que la expresión “espectáculos públicos” es muy general, e incluye desde concentraciones multitudinarias hasta aquellos de decenas de personas. Todos son espectáculos, todos son públicos, pero con notorias diferencias. Precisamente, eso es lo que debe considerarse, porque el paso a paso debe incluir también a este sector.
No solamente por la gran cantidad de personas que han quedado sin ingresos y librados en todo caso al aporte estatal en el caso de empleados o a la capacidad de aguantar hasta que termine el aguacero, esperando poder retornar sus emprendimientos comerciales, en el de los empresarios.
De hecho, si un café o centro nocturno además de su oferta gastronómica agregara como atracción el show de uno o dos músicos, sería sencillo tomar las debidas precauciones. Porque las mesas para el público de todas maneras van a estar separadas, con show o sin él. Porque la barra estará inhabilitada. Porque el personal va a utilizar siempre mascarillas. Porque tiene que estar a disposición el alcohol en gel.
Poco a poco, pero sin pérdida de tiempo, porque las economías familiares y empresariales de muchas personas ya no pueden seguir esperando, este tipo de situaciones tienen que ser contempladas. De hecho, en otros departamentos se está usando un atajo, porque contratan a un DJ para que haga su show de música grabada. Como no es ejecutada en vivo y como no se trata de un baile, no es realmente un espectáculo público.
Ya ha quedado sin efecto el desfile de aparcerías del 8 de junio, un espectáculo de grandes dimensiones. Probablemente lo mismo ocurra con el Encuentro con el Patriarca. Hoy por hoy quedan en la incógnita el carnaval y la Semana de la Cerveza 2021. Porque la necesidad de cuidar el contagio puede extenderse por muchos meses aún. El Oscar, un gran show que reúne a las estrellas del cine estadounidense, anunció que puede ser suspendido por algunos meses.
Todos ellos generan grandes concentraciones de público y está bien que su realización sea considerada con lupa. O mejor con microscopio.
Pero un actor realizando un monólogo en una sala habilitada a un tercio de su capacidad –por ejemplo– no tiene que esperar el mismo tiempo que los grandes espectáculos. Porque tiene una concepción diferente, porque la cantidad de público que puede reunirse es reducida y porque aun así siempre debe exigirse que se tomen todas las precauciones.
Es cierto que hay algunos intentos de espectáculos online, pero resulta muy difícil –casi imposible– monetizarlos. Hay una necesidad de reunión que no puede ignorarse. Espectáculos con elenco reducido y en una sala habilitada parcialmente parece el camino.
Bastante más complejo es pensar en bailes o fiestas de cumpleaños o casamiento. Eso no significa que no se hace necesario buscar la forma de habilitarlas, porque también hay un amplio sector dedicado a su realización y que quedó en el limbo de una jornada a otra.
Es evidente que todo es relativo, desde que cada vez que se habilita un sector, se debe considerar si genera consecuencias en la pandemia de modo general. Si aparecen más casos y dónde. Se probó con parte de la educación en el área rural y no hubo problemas sanitarios. Ahora se da otro paso. Y de nuevo a evaluar.
Pero dejar congelados los espectáculos públicos globalmente va a generar un impacto económico que debe evitarse. De hecho, ya hay grandes pérdidas en ingresos financieros. Por tanto, tomando precauciones para mantener la exitosa lucha contra la COVID-19, se debe detener esa situación tan desventajosa para el amplio sector vinculado al arte (desde el portero al empresario) en sus diversas expresiones.
Shows acústicos con pocos músicos, obras de teatro en monólogo o con pocos actores, magos y otros, pueden reencontrarse con el público, porque el arte es una necesidad humana tan importante, que aun en situaciones tan extremas como guerras, siempre encontró resquicios.
Los decretos y las resoluciones deben respetarse, no hay dudas. Lo que se pide es que sean revisados para permitir enfrentar con trabajo y esfuerzo la crisis financiera que de todas maneras golpeó al amplísimo grupo de profesionales vinculados a los espectáculos públicos. Mantener la salud y mantener un espacio para reconstruir la economía familiar son ambas de capital importancia.