Tabaco: abriendo una puerta trasera

En el marco del Día Mundial sin humo de tabaco, el pasado 31 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), celebró los avances logrados desde que se empezó a librar un combate contra el hábito de fumar, a raíz de las secuelas que produce en la salud de la población.
Estima la organización que hay en el mundo 1.100 millones de fumadores adultos, y que desde el año 2000 el consumo en hombres ha bajado del 50% al 40%, y en mujeres del 17% a menos del 7%. También destaca que el 60% de los fumadores actuales tiene intención de dejarlo. Pero aquí es donde aparece otro tema sobre el que debemos sentarnos a conversar, que son implementos que se presentan como sustitutos saludables, o no tan perjudiciales, tales como sistemas electrónicos de suministro de nicotina, o ENDS, como se los denomina por sus siglas en inglés, “vapeadores”, cigarrillos electrónicos y los más recientes productos de tabaco calentado, PTC, y que han crecido en el mercado al influjo de haberse hecho una imagen positiva, como una intervención terapéutica para esta población que quiere dejar el tabaco.

“La evidencia revela que estos productos son perjudiciales para la salud y no son seguros”, explica la OMS que, no obstante, agrega que “aún se requiere información adicional, especialmente los efectos a largo plazo del uso de cigarrillos electrónicos o de exponerse a ellos, dado que no han estado en el mercado el tiempo suficiente”.
Ya se sabe –agrega– que “los aerosoles de la mayoría de los ENDS contienen productos químicos tóxicos, incluida la nicotina y sustancias que pueden causar cáncer, además están asociados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y trastornos pulmonares. También se presentan riesgos significativos para las mujeres embarazadas que los usan, ya que pueden generar efectos adversos en el desarrollo del feto durante el embarazo”.

Agrega que “son particularmente riesgosos cuando los usan niños, niñas y adolescentes. La nicotina es altamente adictiva y los cerebros de los jóvenes se desarrollan hasta los veintitantos años. La exposición a la nicotina de niños y adolescentes puede tener efectos nocivos duraderos en el desarrollo del cerebro y existe el riesgo de adicción a la nicotina”.
En Estados Unidos se activó una investigación de emergencia sobre lesiones pulmonares asociadas a “vapeo” (EVALI) en setiembre de 2019, debido a un reporte de 2.668 casos relacionados en 50 estados, el Distrito de Columbia, Puerto Rico y las Islas Vírgenes, y 60 muertes confirmadas. Este estudio determinó que “el 82% de los pacientes utilizó algún producto que contenía THC (elemento psicoactivo del cannabis) y el 57%, consumió productos que contenían nicotina”.
Esto echa por tierra esa presentación de “opción saludable” sobre la que se edificó la imagen de “terapia alternativa” o apoyo para quienes pretendían cesar en su hábito de consumo de tabaco. El cigarrillo electrónico no es más que el mismo cigarrillo con una presentación más tecnológica, más cercana a las nuevas generaciones y –paradójicamente– se hizo incluso un lugar entre quienes detestan el hábito de fumar cigarrillos y todo lo que le rodea.

Uruguay, es sabido, tuvo un papel protagónico a nivel mundial en el combate al consumo de tabaco. Es recordada la batalla legal que el Estado Uruguayo afrontó de parte de una empresa multinacional en particular, de la cual no solo salió indemne sino que se convirtió en una referencia y un ejemplo de protección a la salud pública de la población.
Sin embargo hoy esa imagen tiende a deteriorarse, y se debe justamente a la política que el actual gobierno ha tenido respecto a los cigarrillos electrónicos, para los cuales se determinaron en su momento algunas flexibilizaciones. Esto no es de último momento, estos hechos ocurrieron hace ya un año, cuando la Comisión Interinstitucional Asesora para el Control del Tabaco del Ministerio de Salud Pública (MSP) le reclamó al Poder Ejecutivo dejar sin efecto el decreto por el cual había autorizado a comercializar en Uruguay dispositivos electrónicos que emplean tecnología de tabaco calentado, es decir a una de las modalidades en particular. La autorización se otorgó bajo el argumento de que “los ‘constantes avances tecnológicos y disponibilidad de nuevos productos hacen necesaria una mayor precisión respecto a la prohibición’ vigente, y que estos dispositivos que emplean tabaco calentado ‘cuentan con una validación científica suficiente para justificar su exclusión’ de la prohibición” aun vigente.

Entonces el programa “Así nos va”, de radio Carve dio a conocer que los técnicos del Ministerio de Salud Pública “ni siquiera fueron consultados al respecto y así lo dejaron de manifiesto en un documento fechado el 12 de mayo” de 2021, agregando que “la decisión de Presidencia ‘no fue analizada por el Programa Nacional de Control de Tabaco y la Comisión Interinstitucional Asesora’ y se entiende que ‘resulta inapropiado prescindir de dicho asesoramiento ante cambios trascendentes en la política’ de control de tabaco”.
A todas luces supone un cambio, un retroceso, en el camino transitado y que no se ha corregido pese a los múltiples reclamos al respecto, sino que apenas se le ha pretendido “maquillar” con un proyecto de ley ingresado al Parlamento que lo que busca es aumentar la carga impositiva, pero manteniéndolos por fuera de la prohibición.