Interior con pocos médicos e infraestructura

Al quedar constituido en abril de este año en Paysandú el Consejo Directivo de la Federación de Prestadores Médicos del Interior (Fepremi), en coincidencia con la celebración de los cincuenta años de Comepa, se dieron a conocer asimismo pautas de acción de la corporación cooperativa, rama asistencial de la Federación Médica del Interior.
En realidad se trata de las instituciones de asistencia médica de 18 departamentos del Interior que se organizaron de esta forma jurídica. El Consejo Directivo elegido en lista única es presidido por el doctor Carlos Cardozo, de la gremial de Rocha, quien en diálogo con EL TELEGRAFO analizó que uno de los grandes desafíos de la organización tiene que ver con la radicación de personal médico y no médico calificado (técnico no médico). Consideró que “es el más difícil de localizar y radicar en el Interior. Para esto se ha generado una serie de incentivos que tiene que ver con una seguridad social ampliada vinculada a la Caja de Auxilios que esta organización tiene, coberturas médicas, por fuera de la canasta de prestaciones que se realizan en conjunto entre instituciones y médicos del Interior”.
Asimismo, evaluó que “otro elemento de estímulo es un fondo de retiro médico, que está funcionando como acuerdo entre las instituciones y médicos del Interior”.
Mencionó además entre otros elementos a trabajar como incentivo la creación, formación y mantenimiento de la transformación de las instituciones en centros docentes, vinculados a la Escuela de Graduados de la Universidad de la República, entre otros ingredientes de una problemática muy compleja y cuyo común denominador o consecuencia más manifiesta es la menor disponibilidad de médicos y personal técnico en el Interior como un problema crónico del Uruguay.
Esta deficiencia es notoria, y no solo se manifiesta en el área de la medicina sino que tiene que ver con la actividad profesional prácticamente en la totalidad de las áreas, porque responde a las asimetrías que presenta el Uruguay en atractivos, oportunidades y necesidades, así como en las respuestas a las expectativas de quienes se vuelcan a determinadas carreras.
Podría dividirse así claramente al país en dos grandes áreas: la del norte del río Negro, con una notoria discriminación negativa respecto al sur y dentro del propio sur, la prevalencia del área metropolitana como el foco de captación de profesionales, cualquiera sea el origen del estudiante, porque el punto crucial en esta problemática radica en que gran parte del estudiantado del Interior que estudia y se recibe en Montevideo opta por radicarse en la capital, donde tiene las oportunidades y considera es el mejor horizonte de formación profesional ya desde el inicio de su actividad. Para percibirlo no se necesita ser un experto, sino que surge nítidamente ya en un análisis objetivo de lo que vemos todos los días, pero asimismo se han realizado estudios al respecto que permiten ubicarnos en la realidad, que es mucho más cruda y traumática para el Interior que lo que podría considerarse en un primer momento.
Así, desde la propia Universidad de la República se han realizado estudios sobre el particular, como es el caso de una investigación cualitativa sobre facilitadores y obstáculos socioculturales para la radicación de médicos en el interior del país, organizada por la Unidad de Sociología de la Salud (Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Facultad de Medicina).
Este análisis, que fue presentado hace un tiempo por los sociólogos Rodolfo Levin Echeverri, Alejandra Toledo Viera y el Dr. Mario Romero Aguilar, integrantes del equipo responsable, en el marco de un proyecto que contó con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y se desarrolló durante dos años y medio, tiene plena actualidad, porque en tan poco lapso poco y nada ha cambiado.
Entre otros aspectos, quedó de relieve que solo 24% de los médicos vive en el interior del país, donde reside 60% de la población. El estudio apuntó a conocer los obstáculos o facilitadores para que profesionales de especialidades médicas básicas (Medicina General, Medicina Familiar y Comunitaria, Ginecología y Pediatría) se radiquen en el interior del país. Recogió la opinión de estudiantes de primer y octavo año de Medicina, de residentes de Especialidades Medias Básicas (EMB), de médicos generalistas y de las mencionadas especialidades, formando 18 grupos de discusión en todo el país.
El primer gran obstáculo para que la distribución de médicos en el territorio sea equitativa es la falta de formación académica adecuada en el interior del país. Cerca de 56% de los estudiantes de primer año de Medicina provienen del Interior, pero es claro que al terminar los estudios, un buen número no regresa a su lugar de origen, pese que con los cursos en la Regional Salto se ha tendido a mitigar este factor negativo.
El centralismo académico comprende también otros niveles, como la formación médica continua y las especializaciones. Los consultados sostuvieron que si bien hay posgrados y residencias médicas asignadas al interior del país, el número de cupos es muy reducido, y no hay disponibilidad para formarse en todas las especializaciones. A su vez, los médicos del Interior expresaron que la formación de posgrados no contempla –por su carga horaria, organización curricular y modalidades pedagógicas– las particularidades de quienes residen en el Interior, de modo que puedan compatibilizar el estudio con las jornadas laborales y su residencia.
Por su parte, los médicos de Montevideo tienen la percepción de que la radicación en el Interior lleva a “aislarse intelectual y profesionalmente”, y si bien en estas consideraciones y elementos negativos se considera al Interior como un todo, tampoco hay un escenario uniforme, porque no son la misma cosa las capitales departamentales y ciudades que localidades rurales y el Uruguay profundo, donde el déficit es enorme, tanto en médicos como en personal técnico, infraestructura y disponibilidad de servicios.
Los médicos del Interior sostuvieron que “la formación impartida desde Facultad de Medicina (Medicina de Cátedra), se encuentra pensada en función del acceso y la disponibilidad de recursos existentes en Montevideo y particularmente en el ámbito académico-hospitalario. En consecuencia, dicha formación no contempla ni se adecua a las características de la práctica profesional que se ejerce en todo el país y en los distintos niveles de atención (Medicina de Campo)”, expresaron los autores del informe.
Y el punto es que ante este panorama, todo lo que se ha intentado, con una continuidad que no ha sido la deseable y con arremetidas que muchas veces solo han procurado tapar el ojo, el Interior sigue como el gran olvidado y postergado, y pese a algunos avances –tenemos que por ejemplo se están dando los pasos para que se instale fuera de Montevideo un Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE)– las respuestas siguen pendientes y desde el punto de vista de la asistencia médica, en el Uruguay sigue habiendo ciudadanos de primera, de segunda, de tercera y hasta de cuarta.