Menos leyes y más cultura

Toni Puig, el llamado “Gurú de las ciudades”, estuvo en Paysandú y planteó a su modo de ver las situaciones y formas de actuar necesarias para empezar a construir hoy las mejores ciudades del futuro. En la sabrosa nota –y lo entrecomillamos porque hay conceptos que son una verdadera delicia– que publicáramos en Quinto Día, se expresa entre otras valiosas opiniones lo siguiente: “¿Cómo funcionan esas ciudades creativas? Primero construye un proyecto de visión a 20 años y desde la ciudad real, compleja, llévalo a ese presente”, indicó.
“Una ciudad cambia con 20 años, con 15. El equipo que transformamos Barcelona empezamos en el 80 y tardamos 25 años. La cambiamos, claro que la cambiamos, y ahora nos estamos muriendo de éxito. ¿Queréis turismo? Se los regalamos, pero antes hay 25 años de trabajo y en esos 25 años del 80 a los 2000, de trabajo continuo, dale, dale, dale, sabiendo muy bien dónde queríamos que estuviera la ciudad”, resumió Puig.
El objetivo debe ser alto, el más alto. “¿Dónde quieren ustedes que esté Paysandú? ¿Que sea la mejor ciudad del Uruguay, por encima de Montevideo? No se rían, Barcelona es mejor que Madrid, no tengo ninguna duda. En fútbol y en todo, tenemos a Messi, ¡por favor!”, bromeó.
Otra característica de ese proyecto es que se debe trabajar “de afuera a adentro y de abajo a arriba. Esto es desde los barrios y desde los barrios donde hay menos infraestructura de servicios hacia el centro. Yo odio la palabra descentralización. Me parece una palabra de mierda, porque significa que desde el centro expandimos y damos. Eso no es una ciudad, una ciudad es horizontal. Todos debemos tener las mismas posibilidades, los mismos derechos, los mismos deberes”, planteó.
Puig planteó que es necesario integrar un equipo que vele por que se siga transitando ese camino.“Cread un equipo de inteligentes creativos, ‘inteligentes’ e ‘inteligentas’ creativos. Pongan mujeres, y bastantes mujeres”, enfatizó.
Señaló que necesariamente los servicios públicos de la ciudad tienen que ser de proximidad. “En todos los barrios debe haber algunos servicios, en todos. A diez minutos de casa, para que los ciudadanos puedan usar servicios públicos. ¿Cuáles? Buenas escuelas, sanidad, en todos los barrios, dispensarios, centros sociales para la gente que tiene muchos problemas, centros cívicos, una casa de cultura, pequeñita, buena, una biblioteca, cada 4 o 5 barrios”. Y es en ese punto donde hace una aclaración muy importante: “Las bibliotecas son fundamentales, son fundamentales en los tiempos de Internet: quien no lea un libro se atonta. Quien no lea un libro cada tres meses en cada año no es un ciudadano, es un atontado. Los nórdicos, que son los que tienen más calidad de vida, cada ciudadano lee 46 libros al año”, aseguró.
Otros servicios necesarios en cada zona de la ciudad son espacios deportivos, centros de información, policía en el barrio y espacios públicos “con urbanismo y arquitectura globales, que deben articular la ciudad compartida. Buenas calles, buenos parques, en todos los sitios, buen mobiliario. Porque eso articula la ciudad y los barrios en igualdad, y pasear. Y después planten árboles. Si no saben qué regalar, regalen una bicicleta. Si no saben qué hacer, planten un árbol. Es clave para una ciudad verde”, aseguró.
En su página web (tonipuig.com) titulada Creatividad Común, el catalán ofrece una serie de contenidos que ha producido a lo largo de su vasta trayectoria. En la pestaña Textos Gratis ofrece más de 20 libros que los visitantes a la página se pueden descargar sin más trámite que un click, muchos de ellos vinculados a la Marca ciudad, otros acerca del rol de la cultura, movimientos civiles, etcétera. También cursos, artículos periodísticos, poesías y dibujos.
Detengámonos un segundo en este punto. ¿Qué nos está queriendo decir? ¿Qué es lo que pretende lograr con recomendar la lectura? Muy sencillo: no se puede construir una ciudad sin ciudadanos y menos aún se puede construirla sin ciudadanos con conocimientos. Sólo ciudadanos instruidos, con sus capacidades intelectuales aprovechadas al máximo pueden hacer realidad los sueños del conjunto. Muchas veces escuchamos maravillas de los países nórdicos, y en ciertos aspectos son la referencia de nuestro gobierno para la instrumentación de distintas políticas. Y como nos gusta ir siempre un paso más adelante, creamos leyes o implementamos sistemas que hasta son “más avanzados” que en esos países, pero aún así seguimos a años luz de alcanzar los objetivos que buscamos. A modo de ejemplo, les ganamos en años en implementar el Plan Ceibal, que le regala una computadora a cada escolar para “democratizar” el acceso a la tecnología; o inventamos leyes superestrictas para el tránsito, donde un “niño” de menos de 18 años que mida menos de un metro cincuenta está obligado a viajar en el asiento trasero del coche y sentado en un sillín especial; o hasta el tan popular “cero alcohol”, que somos el primer país en implementar. Pero ni estamos mejor en educación o tecnologías de la información gracias al Plan Ceibal, ni logramos siquiera acercarnos a la bajas tasas de siniestralidad de esos países –y eso que acá no hay nieve o hielo–. ¿Dónde está entonces la diferencia? En que son países cultos. La gente maneja mejor, tienen conciencia de sus actos, y los estudiantes estudian; no van a la escuela o liceo a llenar un espacio, ni el gobierno los promueve de años aunque no sepan leer para mejorar las estadísticas. Es difícil mejorar cuando desde el propio gobierno la señal que recibe la ciudadanía es que da lo mismo leer los comentarios del Facebook sobre el ovni que produjo el apagón de Salto Grande que El Quijote, mientras puédamos leer algo, al decir del expresidente José Mujica.
Entonces, si queremos cambiar como país, si queremos que nuestra ciudad avance, hay que apostar a la cultura. Y el primer paso es fomentando la lectura. Y que sean libros.
Hoy Paysandú cuenta con muy pocas bibliotecas convencionales y en general poseen apenas una pequeña parte del material existente, incluso la municipal que es evidentemente la más completa y ofrece un buen servicio.
Pero, si bien lo que apuntamos es importante para la adquisición de conocimientos, lo absolutamente trascendente es que quienes tienen en sus manos la educación de nuestros niños y jóvenes estimulen la lectura como actualmente sucede, lamentablemente, en algunos casos aislados.
Utilizando la expresión de un conocido docente jubilado, “entre paro y paro” deberían inducir con intensidad a la lectura. Ya se trate de libros impresos en papel, en formato digital o leídos en voz alta, sean con temática científica, social, terrorífica, informativa, romántica, siempre, siempre aportarán conocimientos al lector.