Tecnología para un riesgo recurrente

La situación epidemiológica regional respecto a las enfermedades trasmitidas por mosquitos advierte sobre la necesidad de extremar cuidados. El documento de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que luego de un período de baja notificación de casos de dengue en la región de las Américas, en algunos países está observando un incremento de casos.
Además, atendiendo al inicio del verano, la temporada de mayor trasmisión de dengue en el hemisferio Sur, la Organización Mundial de la Salud recomendó que se implementen acciones de preparación y respuesta para prevenir la propagación del dengue y evitar muertes por esta enfermedad.
En lo que va de 2018 en la Región de las Américas se notificaron 446.150 casos de dengue (incidencia de 45,9 por 100.000 habitantes) y se registraron 240 defunciones. Los países que tuvieron un incremento de casos a nivel nacional o en algunas áreas del país (en comparación con el mismo período de 2017) fueron 13: Antigua y Barbuda, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Paraguay y Venezuela.
Cabe señalar que los países limítrofes con Uruguay –Brasil y Argentina– así como el cercano Paraguay se encuentran en esa lista, lo que indica una señal de atención para las autoridades y ciudadanos de nuestro país en cuanto a estar atentos a posibles casos de dengue importado dado que al trasiego habitual de mercaderías y personas se le suma en esta época el movimiento turístico propio del verano.
Asimismo, la eventual laxitud por parte de la población en cuanto a la adopción de medidas preventivas básicas –como el descacharre y limpieza de predios– pueden convertirse en factores de riesgo ante eventuales casos de dengue dada la presencia en nuestro territorio del mosquito que trasmite esta enfermedad.
De acuerdo a la última actualización epidemiológica regional sobre dengue de la OPS, de fines de noviembre, Argentina registró 1.808 casos de dengue este año, de los cuales 1.166 fueron confirmados. La mayor incidencia fue el aumento de casos en las provincias de Chaco, Santiago del Estero, Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En Brasil fueron notificados 218.337 casos probables de dengue de los cuales 261 (0,1%) correspondieron a dengue grave y 2.744 (1,2%) fueron casos con signos de alarma, registrándose también 128 defunciones por la enfermedad.
En Paraguay fueron notificados 31.163 casos sospechosos de dengue, de los cuales 3.414 fueron confirmados por laboratorio y 27.749 fueron clasificados como casos probables, cifra superior a lo notificado en igual período de 2017 (345 confirmados y 1.612 probables). Durante el 2018, 31 casos fueron ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos y se registraron 15 fallecidos. Según el informe regional de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, los 4 serotipos (DENV 1, DENV 2, DENV 3 y DENV 4) están circulando simultáneamente en algunos países de la región, lo cual incrementa el riesgo de aparición de dengue grave con la consecuente carga adicional para los servicios de salud.
En este sentido se advierte que “si no se aplican intervenciones oportunas para controlar la proliferación del vector, el Aedes Aegypti, podría haber un incremento de casos en 2019, cuya magnitud dependerá de la intensidad y efectividad de las medidas de prevención y control implementadas”.
En este sentido, cabe recordar que Uruguay no registró casos autóctonos hasta el momento, pero las autoridades instaron a la población a reforzar el cuidado y a evitar reservorios que acumulen agua en el entendido que “la única manera de tratar de evitar estas enfermedades transmitidas por el Aedes Aegypti es con la colaboración de todos los ciudadanos”.
Las autoridades nacionales de la salud lanzaron recientemente la campaña “Activate contra el mosquito” que convoca a eliminar la presencia del Aedes Aegypti, mosquito transmisor de enfermedades como dengue, zika y chikungunya.
“Activate contra el mosquito” convoca a la población a responsabilizarse contra los vectores: lo que incluye eliminar los criaderos (dar vuelta recipientes que puedan volverse reservorios de agua) y evitar el contacto con el vector adulto. Una de las acciones de comunicación de esta campaña consiste en invertir la ubicación de los logos de las instituciones o las fotos de perfil en las redes sociales en apoyo al concepto de dar vuelta y vaciar los recipientes que contengan agua.
Otras iniciativas que también apelan a la tecnología pero de carácter más innovador están siendo probadas en la región con fines de concientización de la población. Hay estudios que demuestran que el control de Aedes Aegypti puede ser muy eficaz a través de acciones comunitarias en colaboración con los programas de gobierno. En este sentido, el desafío es motivar a los ciudadanos, para una acción participativa que a su vez aporten a la recolección y análisis de datos y el desarrollo de modelos predictivos.
Desde 2016 diversas plataformas de integración de información en tiempo cuasi-real y con capacidad de alerta temprana y predicción se están desarrollando en América Latina para hacer frente a este reto. Por ejemplo, “Aedes Detector” dio mucho que hablar en su momento, tratándose de una aplicación de código abierto para hacer más eficiente el proceso de vigilancia entomológica a través de fotografías de criaderos de mosquitos que cualquier persona en la comunidad puede realizar.
Otro ejemplo es InfoDengue, desarrollada por la Fundación Getulio Vargas y FIOCRUZ, una plataforma electrónica que permite hacer vigilancia de Dengue y otras enfermedades trasmitidas por mosquitos usando fuentes de información epidemiológica, climática y entomológica. Entre las innovaciones que han destacado también se situó la aplicación para teléfonos móviles DengueChat, que permite el involucramiento de la comunidad en la vigilancia y manejo de este tipo de enfermedades.
Uruguay está entre los países más digitalizados del mundo, tiene un destacado sistema de empresas de software, la penetración de Internet es de las más altas de Latinoamérica y ha dado computadoras portátiles a jubilados y escolares, existiendo generalmente varios teléfonos celulares por hogar. ¿Por qué no utilizar todo eso para prevenir enfermedades que como el dengue avanzan y son una realidad compleja para la región y un riesgo para nosotros?
No se trata de inventar la pólvora sino de analizar qué sirve e instrumentarlo. En otros países la experiencia ha demostrado que incluir a diversos actores y establecer cooperaciones intersectoriales para fortalecer la capacidad técnica e institucional puede ser una buena herramienta para prevenir y actuar con mayor eficiencia y eficacia ante situaciones relevantes para la salud pública.