Condenaron a rapiñeros que le robaron casi 400.000 pesos a distribuidor de Conaprole

Martín Elías Manera Morillo.

Dos hombres de 34 y 30 años, uno de ellos poseedor de antecedentes penales, fueron condenados a cumplir 6 y 4 años de prisión, respectivamente, tras haber sido hallados responsables de la rapiña en perjuicio de un distribuidor de Conaprole, al que lograron despojar de una mochila con 369.460 pesos, que luego fue recuperada. El hecho ocurrió en la tarde del 16 de enero cuando el titular de la distribuidora Kritic SRL fue sorprendido por los malvivientes al detenerse en el cruce de Montevideo y Charrúas.
Tal como informara EL TELEGRAFO, el trabajador iba en una camioneta Nissan Frontier, matrícula HAB 6825, con una mochila gris entre sus piernas la cual contenía la remesa para depositar en un banco.
En su posterior declaración, éste precisó que siempre iba a hacer los depósitos acompañado pero esa semana había estado yendo solo, tomando recaudos como cambiar el horario y la ruta. Al salir de la distribuidora vio pasar dos sujetos en moto cuya actitud le llamó la atención, por lo que esperó un instante para luego dirigirse al banco.
Al detenerse en la intersección señalada, mientras esperaba la habilitación del semáforo, notó que un birrodado se detuvo a su costado y un sujeto abrió la puerta del acompañante. Sin mediar palabra, el desconocido ingresó a la cabina y le sustrajo la mochila con el dinero. Al intentar resistirse al asalto, fue golpeado dos veces en la boca con la culata de una pistola.

Persecución a los balazos

Obtenido el botín, los malvivientes se dieron a la fuga por Charrúas al oeste y doblaron luego por 33 Orientales al norte. El trabajador los siguió, al tiempo que alertaba a gritos a los demás conductores que le habían robado, pero –al llegar a la esquina de Charrúas– abrió demasiado el ángulo de giro y embistió el cordón y frente de una casa. Al pretender retomar la persecución, el joven se percató que la camioneta tenía dos cubiertas rotas y no encendía.
Asimismo, una pareja que circulaba detrás del distribuidor había sido testigo de la rapiña, por lo que sin dudarlo, el hombre –que conducía una camioneta Ford F150– se lanzó en persecución. Relató que siguieron a los asaltantes por Charrúas al oeste hasta Independencia rumbo al norte.
En ese trayecto, el sujeto que iba de acompañante le mostró el arma y disparó en cinco ocasiones, en tanto los proyectiles impactaron en su camioneta. Al llegar a avenida Salto tomaron hacia el Este y luego por Setembrino Pereda al norte, doblando finalmente por Meriggi cuando, en el cruce con 33 Orientales, se chocaron una rienda de una columna y cayeron. Los delincuentes se incorporaron y salieron corriendo en dirección a un complejo de viviendas de la cuadra. Mientras la camioneta estaba doblando, unos vecinos que habían visto todo, les dijeron que los rapiñeros se habían metido en los pasillos y se estaban cambiando de ropa. En ese momento, la Policía tomaba contacto de dos eventos conjuntamente: el choque de una camioneta en 33 Orientales y Charrúas y los fugados.
Mientras uno quedó en los pasillos y se sentó en el muro de una casa, haciéndose pasar por desentendido del hecho, el otro cruzó hacia un almacén. Al arribo de la Policía fue detenido C.A.P.U, quien fue reconocido como el conductor de la moto. Presentaba un golpe en la rodilla que le impedía caminar.

Simuló tomar un pomelo

En tanto, el otro sujeto fue aprehendido dentro de una despensa e identificado como Martín Elías Manera Morillo. La muchacha que atendía el comercio indicó en su declaración que vio correr al hombre hacia las heladeras, donde escondió una mochila, y cuando quiso reaccionar el delincuente le dijo: “Yo no vengo a comprar, no quiero nada. Quédate quieta y no llames a nadie. Necesito que me guardes unas cosas y dame una moto para irme o te mato”.
Segundos después el reo se dirigió hacia el fondo del comercio buscando una salida alternativa, ocasión en que la joven llamó a su padre para que fuera en su ayuda. “Decile a tu padre que no levante bulla o te mato”, le dijo el sujeto cuando se dio cuenta que la joven hablaba por teléfono.
Mientras escondía lo que parecía ser un arma entre la mercadería, arribó el padre y otro familiar de la muchacha. Al enfrentarse al desconocido, éste llegó a decir que solo había ido por un pomelo (que había colocado sobre el mostrador) pero como no tenía plata la joven se asustó y se puso a llorar.
Pretendió salir caminando con normalidad pero fue retenido por el padre de la almacenera hasta que llegó la Policía y lo detuvo. Asimismo, fue incautada la mochila con todo el dinero robado y una pistola Colt calibre .45 con la que habían disparado contra la camioneta del testigo.

Llevó currículo a la distribuidora

Si bien la Justicia resolvió la formalización de la investigación de los dos asaltantes, se les impuso prisión preventiva hasta tanto se resuelva la sentencia definitiva.
Por su parte, información recogida por EL TELEGRAFO permitió saber que ambos comparecieron el lunes pasado, cuando ampliaron sus declaraciones.
Los imputados coincidieron en decir que la motocicleta, que figuraba como hurtada el 7 de enero, la había conseguido Manera Morillo. Y que el arma, junto a tres cargadores, la había adquirido en un puesto de una feria de la zona sur, así como balas calibre .22 y una chumbera. Reconoció haber sido quien planificó el golpe y convenció a su amigo, domiciliado en barrio Norte, para que lo acompañara ya que se trataba de algo “fácil y rápido”, y que el dinero sería repartido en partes iguales.
Sobre cómo se eligió a la víctima, Manera Morillo aclaró que no fue al azar. Dijo que había llevado un currículo a la distribuidora Kritic SRL y vio al encargado con mucho dinero. Tentado con la obtención de “plata dulce”, observó los movimientos de la víctima durante varios días hasta que lanzó el ataque. Pero no contaban con que otro particular los persiguiera por lo que –declaró– no les quedó otra que abrir fuego porque temían ser atropellados.
Nuevamente en la órbita penal, se condenó a Martín Elías Manera Morillo como autor penalmente responsable de “un delito de rapiña especialmente agravado por llevar armas consigo y la pluriparticipación, con un delito de lesiones personales, ambos en concurrencia en régimen de reiteración real, con un delito de tráfico interno de armas de fuego, un delito de receptación, un delito de disparo de arma de fuego y un delito de violencia privada, a la pena de 6 años de penitenciaría. La misma será cumplida con 5 años de prisión efectiva (con descuento de la preventiva cumplida) y 1 año de libertad vigilada, con arresto domiciliario de 20 a 6”.
Su secuaz, C.A.P.U, fue condenado por “un delito de rapiña especialmente agravado” a la pena de 4 años de penitenciaría, a cumplirse con 3 años y 6 meses de prisión efectiva y 6 meses de libertad vigilada mediante arresto domiciliario de 20 a 6 horas.