Vuelve a Paysandú el Ky Chororo, con dos barcazas, a descargar combustible

A una velocidad promedio de 7 nudos por hora (unos 12 kilómetros en la hora) el empujador-remolcador Ky Chororo de Ancap viene nuevamente con destino a Paysandú tras varios meses de ausencia de las aguas locales. Anoche estaba cerca de Fray Bentos, por lo que se estima que esta tarde estaría en Paysandú.
El Ky Chororo trae las dos barcazas del ente, la Garzas viajeras y la Río de los pájaros de 70 metros de largo, cargadas de 2.150 metros cúbicos de combustible. Según los datos oficiales, cada barcaza sustituye a la carga de setenta camiones cisterna, por lo que se reducen sensiblemente los costos de transporte del combustible y también la contaminación ambiental.
La planta de combustibles de Ancap, ubicada al Norte de Nuevo Paysandú (a unos 10 kilómetros del centro de la ciudad) y donde trabajan unas 70 personas, es abastecida vía fluvial hasta el amarradero ubicado al sur del puente binacional general Artigas y por un oleoducto subfluvial y luego subterráneo que llega hasta los 25 tanques de almacenaje con una capacidad total de almacenamiento de 26.000 metros cúbicos (m³) y un cargadero de camiones con 16 medidores volumétricos para la entrega a granel de combustibles. La planta sanducera distribuye normalmente poco menos del 7 por ciento del mercado nacional de combustible a los departamentos de Artigas, Salto, Paysandú y Río Negro.

LA DEMORA EN LAS REPARACIONES
Desde que el año pasado una operación fallida en el enganche de una de las barcazas, que determinó la rotura de los “manguerotes” por donde se descarga el combustible –aguas abajo del puente binacional y casi frente a la desembocadura del arroyo Curupí–, el Ky Chororo y sus barcazas estaban trabajando solamente en el abastecimiento a la planta de Ancap en Juan Lacaze, hasta donde tenían que ir los camiones de las estaciones sanduceras a cargar combustible.
La rotura de los manguerotes –aparentemente uno de 8 pulgadas, pero que no fue oficialmente informado por Ancap– determinó que el combustible tuviera que venir en camión hasta la reparación o cambio del ducto.
Sin embargo, la creciente del río determinó que los buzos no pudieran trabajar ante las condiciones inseguras por la fuerte corriente y la posibilidad de que el agua arrastrara troncos u otros objetos peligrosos para los buzos de la Armada Nacional.
Es así que recién la semana pasada –según pudo saber extraoficialmente EL TELEGRAFO–, cuando la altura del río y las condiciones generales fueron aptas para el trabajo, culminó el cambio de los elementos de enganche entre las barcazas y el oleoducto.

OTROS DOS ANTECEDENTES CONOCIDOS
Otro caso similar ocurrió en octubre de 2015, cuando en medio de una tormenta y con el río muy “picado”, un tronco de árbol de 12 metros de largo chocó con los manguerotes, rompiendo uno de 8 pulgadas y fisurando otro de 6 pulgadas que trasvasaban gas oil, perdiendo unos 200.000 litros durante esa noche. La anteúltima rotura en la boya sanducera fue en febrero de 2017, que también se demoró al estar crecido el río y tener una fuerte corriente que hacía peligrar el trabajo de los buzos de la Marina.
También hubo un problema el año pasado cuando aparentemente el remolcador golpeó en un muelle, rompiendo las defensas de madera, por lo que tuvo que ir a dique para su reparación.
El Ky Chororo tiene una tripulación de diez personas que rotan en sus tareas cada dos semanas, por lo que hay dos equipos completos para trabajar en el empujador. Se trata de un régimen especial, por el cual trabajan 15 días de corrido y luego descansan el mismo lapso.
El personal está compuesto por tres marineros, un cocinero, un engrasador, un tercer oficial de máquinas, un jefe de máquinas, un segundo patrón y un primer patrón o capitán de la embarcación. Además tiene un bombista que atiende la descarga de las barcazas.
La terminal donde están los manguerotes es un dispositivo que sirve tanto para descarga como para carga, con dos tomas de productos, una de producto blanco y otra de producto negro, comúnmente denominado “amarradero”, situado a 200 metros de la costa en el kilómetro 208 del río Uruguay.