Solicitada

Sr. Director de EL TELEGRAFO
Faltan menos de 30 días para las elecciones internas de los diferentes partidos y realmente preocupa la falta total de interés de la ciudadanía con porcentajes estimados de participación del orden de menos del 30. Grave error de los legisladores de aquel tiempo de no haberlas hecho obligatorias. Mayor error de la población en general, al no tener conciencia de la importancia de la política y cómo influye ésta en su vida diaria y su bienestar futuro. Esta conciencia es fundamental, no para participar de manera militante, si así no se siente, sino sí para estar bien consustanciado con todo lo que pasa y lo que no podría pasar.
Serán unas elecciones aparentemente reñidísimas y esta vez, esperemos, con cambios de corrientes de pensamiento e ideológicas, circunstancia que las complejizan aun más para aquellos que no tengan las cosas claras.
Venimos de 5 años de gobiernos de izquierda, que se apoyaron en una bonanza económica externa de precios (sin parangón desde la culminación de la Segunda Guerra Mundial) y mercados mundiales abiertos a todos nuestros productos. Pero ante la menor adversidad económica, sin corridas bancarias, ni aftosa, ni sequías, la izquierda gobernante desnudó todas sus contradicciones, su falta de unidad conceptual, sus luchas de poder, su tremenda e inoperante falta de realismo y actualización a los tiempos que corren. Esta fue dominada por su populismo, su demagogia, la falta de cumplimiento de la mayoría de sus promesas electorales. Atrás quedaron: la inmunidad frente a la corrupción; la reforma del Estado que haría temblar las raíces de los árboles; la reforma de la enseñanza que sigue en manos sus gremios; el mantenimiento de la ley de ocupaciones contrariando a la OIT y (poniendo también en este caso, lo político antes que lo jurídico); el crecimiento del PBI récord; su estandarte de la caída de la pobreza ahora muy raído con el crecimiento de los asentamientos degradantes (donde domina el malandraje y las narco bandas) y del desempleo; emprendimientos autogestionados que fagocitan nuestros bolsillos de manera implacable y nunca terminan consolidándose, que siempre comienzan con la mitad o menos de la plantilla original, que nunca le permitieron achicar, al dueño original de la empresa, para poder mantenerse; política exterior desaprovechada en todos estos años supeditada a la afinidad ideológica.
Por delante nos queda una deuda externa y déficit fiscal, desbocados y desaprovechados, que pone en duda el mantenimiento de nuestra calificación de Riesgo País con todo lo que esto significa; un país en donde han desaparecido o han entrado en concordato una inmensidad de empresas grandes, medianas y sobre todo chicas (basta ver las ciudades del Interior devastadas y los tambos abandonados en el campo), una cultura del asistencialismo donde ninguno de estos beneficiarios quiere laburar honradamente; un pérdida total de los valores (respeto al prójimo, respeto a la autoridad, respeto a la propiedad privada, respeto al que quiere trabajar cuando se decretan huelgas u ocupaciones en su mayoría por sindicatos minoritarios); la soberbia de una dirigencia sindical que no quiere entender los cambios laborales que ya existen, ni reconocer lo bueno de la movilidad laboral y está preocupada en mantener los privilegios de los ya pocos que trabajan, en desmedro de ese mucho más del 10% que hoy están desocupados; han subvertido entre otros el concepto de propiedad, en estos años los empleados son los dueños de las empresas y los patronos deben ser solo quienes satisfacen sus interminables reclamos, apañados por el MTSS vergonzante cegado en la defensa del asalariado tenga o no razón este; hoy hasta vemos que ocupan con personas que ni pertenecen a la plantilla de esas empresas; un país encerrado, en su apoyo al régimen dictatorial y corrupto de Maduro, a un Mercosur inoperante, rechazando por razones meramente ideológicas a abrirse al mundo, mediante un costo país competitivo: impositiva, tarifaria y cambiariamente; una enseñanza paupérrima, que no prepara cuadros para afrontar los nuevos desafíos del trabajo y la tecnología, con una falsa interpretación de la historia reciente, que adoctrina jóvenes mentes desprevenidas. Si escuchamos hoy a todos los candidatos del FA todos tienen nuevas e innovadoras propuestas para ofrecer al país en todos los ámbitos, pretendiendo desligarse de su destacada participación en los tres gobiernos del FA, cuyas nefastas consecuencias, ya anunciadas, estamos padeciendo, llamándose ajenos a lo que no han podido implementar en 15 años de gobiernos con mayoría absoluta y el total apoyo sindical. Si la ciudadanía persiste en convalidar esta ideología, esperaremos una venezualización de nuestra democracia con los Andrade, las Moreira, los Abdala, todos ellos con sus pensamientos obsoletos. Que no me vengan los desencantados después a llorar sus penas. El primer paso es el 30/6. Frente a todo este desmadre tenemos los partidos Nacional, Colorado, Independiente, De la Gente o Cabildo Abierto. Los partidos Nacional y Colorado, ya hace un tiempo han aprendido, han tomado conciencia de los errores que cometieron en el pasado y se nota una disposición seria a corregir desvíos y rectificar rumbos. A mi modesto juicio aún quedan cosas a corregir tendiendo al ideal. El ejemplo más claro es la irrupción de advenedizos, sin programas, ni equipos y de muy dudosos antecedentes como es el caso del Sr. Sartori, que pueden mediante medios económicos desmesurados para nosotros, encandilar a mucha gente con pocos conocimientos y entreverar las posibilidades de elección de los candidatos realmente preparados concienzuda y responsablemente para gobernar, en ambos partidos. Es muy saludable observar que todos los partidos de oposición, hoy se muestran propensos a acordar en los grandes temas nacionales con políticas de Estado de largo aliento, regla fiscal, política exterior, educación, seguridad, salud. Esto marca un principio definitivo de despegue de nuestro querido país, dejando de lado las perimidas chacritas y los venerables caudillismos históricos, para limar sus pequeñas diferencias en la inmensa mayoría de los temas, en pos del bien supremo de la Patria. Jorge Barone