Kemayd tiene, a los 80 años, un nuevo desafío mundial

Para la salteña Margarita Kemayd no pasan los años. El hecho de transitar las ocho décadas no le impiden en lo más mínimo plantearse proyectos en el agua, y mucho menos alcanzar los objetivos.
Ahora, la multimedallista de la natación master uruguaya aspira a volver a conseguir una presea en el Mundial Master que se llevará a cabo en Corea del Sur.
La cita, que tendrá como escenario a la ciudad de Gwangju, se desarrollará desde el 9 al 18 de agosto.
Kemayd, o el sanducero Daniel Durán del Campo, son casos especiales en nuestro país. Pero fuera de fronteras la situación es diferente. Por eso, la salteña no dudó en afirmar a una entrevista que le realizara EFE que en las citas mundialistas es común codearse con deportistas de 90 y pico de años, de hasta 100.
En Uruguay es diferente. Y según la nadadora, se debe porque “no hay una conducta deportiva o de actividades físicas después de determinada edad”.
“Estoy convencida que el deporte, no solamente la natación, te lleva a superarte mental y físicamente para mantenernos mejor a través de los años”, sumó.
Actualmente, la deportista es parte de un proyecto llamado “Mi abuela al mundial”, llevado adelante por su nieta y avalado por la Secretaría Nacional del Deporte (SND), para que el Estado “se haga cargo, en lo posible, de la forma de llegar a que la gente se incentive para hacer deporte más allá de su edad”.
Mientras, la piscina del Club Remeros Salto es testigo de cómo Margarita entrena dos veces por días pensando en llegar de la mejor manera a la cita mundialista, donde espera mejorar sus tiempos en los 3.000 metros en aguas abiertas. “Va a ser la más brava del Mundial”, reconoció. Y redobla esfuerzos, lejos de achicarse.
Y tiene con qué: ya ganó en Cuba con comodidad en esa prueba, en la que nadó en una hora y 50 minutos, así como también en los Juegos Master de Auckland, en la que sumó una medalla de oro en los 100 metros espalda.
Sin embargo, Kemayd subrayó que para ganar en Gwangju deberá bajar su tiempo en unos 20 minutos lo que “no es poca cosa”.
“Hago 1.000 de corrido, luego paro, un descanso, hago unas cuantas piletas de 100, luego de 50 y así lo voy llevando para poder bajar los tiempos en los 3.000 metros. Lo voy a intentar. No tengo la seguridad de lograrlo, depende mucho de la calidad del agua en la que vaya a nadar”, puntualizó.
“El agua es mi pasión, me encanta, el agua siempre es un imán”, aseguró, como si hiciera falta confirmarlo.
A los 80 años Margarita tiene un nuevo desafío. Y entrena intensamente para alcanzarlo o disfrutarlo a pleno en el intento.