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NO CULPEN A CHINA

El virus Covid-19 ya familiarmente llamado coronavirus, partió desde la lejana China con el expreso propósito de sacudir al mundo en todos los sentidos, inclusive también, despertar a los habitantes pensantes y solo los pensantes que pueblan el llamado Mundo.
Despertarse muerto o despertarse viendo vastas sociedades desvastadas y sin retorno, también es despertar. Las sociedades que lo pueblan, expresión plural del individuo, disfrutan y padecen de los mismos atributos positivos y negativos del hombre célula inicial, origen y formador de las sociedades, con la diferencia que el peso de los movimientos de las sociedades es muchísimo mayor.
De China poco diré, pues es muy poco lo que sé de ese imperio tan antiguo como grande. Lo que a vistas está, es que sobrevivieron todas las crisis y sobrevivirán ésta la peor. Ya inmunizados están contra el cretinismo pensante y actuante de la mayoría de las naciones que ganaron en otrora algún significado, por eso hoy los desdeñan y desafían a todos desobedeciendo cualquier ley humana racional.
China hoy acaricia el apogeo de su desarrollo táctico en aras de ser el nuevo gran colonizador en la Tierra. En poco más de 40 años salió del barro para ser lo que ahora logró concretar, algo increíble de pensar que pudiera ser alcanzado bajo el pensamiento occidental democrático universal.
Pero ahí está para ser visto, palparlo, sentirlo en el bolsillo, en el hospital y en la tumba. La histórica rigidez sobre su pueblo, la adversidad al extremo como artífice y educador en vida, crearon un sólido cimiento donde cualquier sistema autoritario y sanguinario podría ser soportado por sus ciudadanos como lo fue en la realidad. Sólo así podría sobrevivir un régimen de pensamiento único, donde la sangre mezclada con la ruptura del pensamiento coherente sirvió para hacer ese cimiento duro, impiedoso e irracional del comunismo.
No ha habido belleza, pero sí un muy fuerte espíritu de conquista de su país para luego en segunda fase conquistar el mundo. (Espíritu imperial en resurgimiento) Pero hasta aquí tenemos una sola pata del asunto. Para caminar o sostenernos necesitamos de dos patas. ¿Cuál sería la otra pata, o la otra pierna para hacer andar a China? El mundo occidental y su democracia imperfecta.
El mundo occidental, repleto de problemas, de debilidades, de hipocresía, de falsedades, de avaricias, de dinero y hambre por dinero, de historia, de cultura, de tecnologías, de imbecilidad, de falsa arrogancia, estaba ahí pronto para crear el monstruo (entiéndase China).
El sistema occidental facilitó y dio el empujón final para transformar la vieja China en la China de hoy, con su soberbio poderío económico, militar, tecnológico y logístico. China supo además y como condición máxima, desarrollar algo impalpable que es tener mucho temple en la capacidad de decidir lo que mejor le sirve para sí, sin ninguna censura moral, humanística y respeto por las naciones (por los demás).
Sí, y como figura opuesta, el occidente democrático imperfecto, embriagado por sus flaquezas, escuchaba y veía todos los días cómo la retórica del Partido Comunista planeaba y ejecutaba todo lo que un día lo iría a herir de muerte, sin reaccionar, aletargado por lo políticamente correcto, sus propias bajezas e incongruencias. La democracia imperfecta le daba vida a sus enemigos adentro de su propia casa y afuera también. La democracia imperfecta permitía que individuos sin condiciones para ejercer el voto, influenciaran en las más grandes decisiones de un país, decidiendo para ellas y cambiando el destino de las demás personas. (Feo decirlo pero no todos pueden votar).
La democracia imperfecta criaba leyes (tomando el ejemplo uruguayo) como la de inamovilidad del empleado público que en varios países de Sudamérica está presente, desconociendo la equidad como columna primordial de la sociedad.
La democracia imperfecta permitía a cualquier bárbaro llegar a Presidente de un país y lo mismo se repetía en los otros escalones de la administración pública. (Sin preparación ni aptitud).
La democracia imperfecta no tiene ningún curso obligatorio de estudios superiores específicos para un individuo cursarlo, prepararlo y después poder aspirar a la carrera política sea cual sea el escalafón.

LA CHINA SALVADORA

Los otros, llamémoslos occidente, con su democracia imperfecta fuertemente parasitada por el socialismo y el comunismo, caminó desarrollando las luchas de clases, los separatismos entre pueblos, el combate a la espiritualidad, el ateísmo como significado de modernidad, la diversidad sexual, el dominio irrefrenable del yo, el cultivo de la ignorancia como sostén del poder, la corrupción como elemento alimentador, la droga como fuente de dinero soportada por el resquebrajamiento del individuo y de la sociedad, el uso permanente de la mentira en la promesa política electoral, el manejo tendencioso de las estadísticas y la información seleccionada a gusto, el desarrollo de extensas y complicadas tecnologías para manejar la genética en el hombre y todo ser vivo sin tener parámetros de moral y de seguridad, y así un sin fin de recursos para mantener el poder de algunos.
Los gobiernos protegidos por el estatismo (máquina de votos) permanentemente aumentando los gastos en cualquier cosa y con el funcionariado público siempre creciente, precisaban de más dinero que sólo por la vía de impuestos podrían obtener. Los gremios y sindicatos, al unísono siempre pidiendo mayores beneficios sin contrapartida de rendimiento, los sistemas de producción más apretados por los gastos de producción y más impuestos, el Estado cada día creando más normas de manejo de lo que no sabe, los sistemas de seguridad social cada vez más caros y siempre deficitarios por el aumento de los gastos, la enseñanza manipulada por los sindicatos y por la izquierda, todo eso y muchísimo más hicieron que la búsqueda de alternativas fuera del país fuera una solución, para que todo quedase como está internamente. (Parece igual a lo que pasa aquí pero fue mundial – otra pandemia).
Los grandes empresarios a nivel mundial descubrieron las oportunidades que China ofrecía bajo una visión fuertemente capitalista dictatorial para resolver el problema del abaratamiento de la producción y aumento de la competitividad comercial y así ganar más en algunos casos y/o mantenerse vivos en otros.
Ahí comenzó el trasiego de capitales, tecnología, maquinaria y extensa cartera de clientes, todas cosas que lo chinos no tenían.
También así se despidieron de los problemas laborales porque en China el asunto es trabajar de boca cerrada y sentirse feliz por ello.
Derechos humanos, derechos laborales no existen. (Huelgas, ocupaciones – ¿Cómo?)
Por la parte de los gobiernos, también estaba bien la solución de traer todo de China porque al ser más barato, podían colocar más impuestos de importación e internos y recoger más dinero que lo que podrían obtener proveniente de una industria nacional cara, plagada de impuestos y dificultades de funcionamiento.
Una solución fantástica para mantener todos los vicios sin necesidad de combatirlos. (Burrocracia, sindicatos, partidos políticos, poder financiero, inclusión financiara, etcétera).
Todos comenzaron a ver a la China como la salvadora de tantas dificultades y alegremente fueron invirtiendo, transfiriendo tecnología y mercados compradores.
Y así, como en un cuento de fantasías, un día se dieron cuenta que habían creado un monstruo y que éste ya comenzaba a devorárselos. Como es un monstruo impiadoso, capitalista/comunista/dictatorial, la democracia imperfecta occidental por ser lenta y contemplativa en decisiones ahora está haciendo agua.
Bien, cuando se ve en todos los países el tendal de empresas cerradas, la masa de empleados debiendo sustituir sus especialidades por otros trabajos que no son de su ramo, la pérdida de la cultura del trabajo cambiada por ayudas, el envejecimiento de los equipamientos, ¿qué se hace?
El rebrote humano, los niños, los adolecentes, que se han criado en éste tiempo de pérdida de la identidad de trabajo de sus padres ¿cómo harán para elegir su futuro? ¿Tendrán idea de lo que significa futuro? (Porque todos copulan y hacen hijos).

EL PARTIDO COMUNISTA CHINO Y LA RESPONSABILIDAD INEXISTENTE

La soberbia del Partido Comunista Chino es de tal magnitud que nunca cuestionaron la capacidad de sus científicos para manipular seres vivos y todavía hacer con ellos variaciones en sus genes.
Manejaron un virus sin conocimiento profundo de él y de cómo el actúa. Menos aún tendrían soluciones para aplacar un contagio de grandes proporciones.
¿Por qué digo el Partido Comunista Chino y no los chinos directamente? Porque los chinos también estaban y seguirán estando desprotegidos ante la pandemia del Corona y otras, pues ellos están afuera de todo poder de decisión en su propio país. Las altas tecnologías y las ciencias no toleran improvisaciones. La suerte o desgracia del ser humano no puede ser cuantificada en una reunión de políticos, científicos y hombres de negocios.

DE LOS CULPABLES

La cúpula china es enteramente culpable de lo que está pasando, pero así también lo es de quienes por las razones que fueran armaron y pusieron en marcha al monstruo Chino. Ahora no tienen antídoto para frenarlo. No tuvieron decencia, amor propio, percepción del enemigo, ni visión clara de lo que estaban haciendo, como si fuera apenas buscar una solución temporaria a sus problemas. Todos menospreciaron al ser humano y su futuro.
El mundo occidental con sus democracias imperfectas tendrá que modificar muchas conductas para no ser como hoy dependiente del poder del Monstruo y vivir bajo una amenaza constante.
Pregunta: ¿habrán fuerzas y convicción para cambiar es status de lo políticamente correcto, del tengo que ganar más? (Por ejemplo entre tantos). Sin unión y sin espíritu de pueblo la guerra está perdida. Estimado lector, no tome este escrito como expresión pesimista, es apenas un ejercicio sobre la realidad que tenemos.
Rodolfo Angel Beccaría Pesce