“Volvimos seis meses o más para atrás”

Mauricio López reconoce que se hace difícil entrenar sin tener competencias a la vista.

Peleó hasta último momento la chance de poder conformar la delegación que iba a participar en el Preolímpico de Rio de Janeiro, pero no pudo ser.
Aunque no cortó la preparación teniendo en cuenta que tendría un lugar para representar a Uruguay en el Sudamericano de remo, a disputarse en Rio luego del Preolímpico.
Pero Mauricio López se quedó con las ganas y, en vez de viajar a Montevideo para iniciar una nueva concentración, está en casa y entrenando en soledad debido a la pandemia de coronavirus.
“Cada uno de los integrantes de la selección está en su casa”, dijo López. La mayoría de los remeros trabaja en remorgómetro, como es el caso del sanducero, que tiene el suyo propio y no hubo necesidad de que, como al resto, los clubes lo facilitaran.
“Si bien el Club Remeros estaba cerrado, yo estaba remando igual. Pero hace un par de semanas Prefectura anunció que no se podía, así que eso cambió todo”, remarcó.
López confesó que “se cambió todo el plan, porque no hay competencia a la vista. No hay nada. Y no se sabe si habrá algo a fin de año”.
Tan es así, que “volvimos seis meses o más para atrás”.
López repasó que “estamos haciendo una planificación que incluye 30 kilómetros diarios de remogómetro, que son unas dos horas, y luego algo de físico. Al club no puedo ir porque no hay nadie, por lo que me quedo en casa donde establecí un circuito corporal y trabajo con algún peso que consiga en casa”.
Igual, se siguen haciendo evaluaciones a nivel de selección. “Tuvimos una prueba y los resultados fueron buenos en todos. Algunos mantuvimos y otros mejoramos”, dijo, para destacar que “el remortómegtro es una ventaja para el remo moderno. Si podés acceder a él es la ventaja que tenemos”.
Eso sí, “la parte técnica se pierde”, y se hace difícil “cuando agarrás vicios” técnicos. López dijo que “te enviciás con la comodidad del remorgómetro, porque es diferente ya que el bote se mueve”, entre otras grandes diferencias.
Pero “hay que meterle igual”, dijo quien confesó que estuvo dos semanas trabajando de manera suave, y que poco a poco ha comenzado a exigirse un poco más. “Es difícil porque no se habla de nada, y no hay competencias a la vista”.