“Va a haber cambios permanentes”

El reconocido psicólogo sanducero, Hermann Schreck, quien se ha especializado en el acompañamiento de personas que consumen drogas, se refirió a las variantes en la vida social que ha determinado la pandemia por el COVID-19, además de señalar que la emergencia sanitaria sacó a la superficie problemas y complejidades que no estaban visibilizados en el tiempo previo.
“Es notorio el cambio que hubo en la dinámica de la ciudad; pasamos varias semanas en las que Paysandú parecía un pueblo fantasma”, comentó el profesional a EL TELEGRAFO. “Sí ha habido cambios y hasta hoy persisten en formas de relacionamiento y en algunos gestos que pueden ser sutiles pero que podemos reconocer en nosotros. Me está pasando que cuando voy caminado y me acerco a otras personas tiendo más a alejarme. Esta cuestión de distanciamiento ha generado un cambio en nuestra forma de comportarnos”, ahondó. “Va a haber cambios permanentes, algunos positivos y otros que hay revisarlos y evaluarlos”.
El autor del libro “Soltar las muletas” señaló que entre sus colegas han observado ciertos fenómenos relacionados a la nueva realidad, como el aumento de la ansiedad y la depresión, muchas veces vinculadas a la inestabilidad económica que esto ha generado. “Mucha gente ha perdido su trabajo, y tiene un déficit importante por toda esta situación. También hemos visto muchas personas de tercera edad muy deprimidas, porque por el afán de cuidarlas las han privado del encuentro con sus nietos y de los espacios de socialización”, destacó Schreck.
En otro punto, el psicólogo remarcó el incremento “muy marcado” del consumo de sustancias como el alcohol, los psicofármacos y otro tipo de drogas. “Y ya sabemos de las situaciones de violencia doméstica y de conflictos de pareja. Esta situación ha provocado que muchas parejas han encontrado más intimidad y encuentro, pero otras han chocado con sus diferencias, las que se han agudizado sobre todo porque no está el escape laboral que había antes. No tuvieron más remedio que encararse”, prosiguió.
Para Schreck está clarísimo el contexto: “es que es un cambio muy drástico en nuestra vida cotidiana, sumada la ansiedad que genera escuchar las noticias y de la posibilidad de la muerte propia, y del miedo de la muerte de seres queridos”. El especialista añadió que, como ha dicho en diferentes conferencias, la pandemia de COVID-19 no trajo “nada que ya no estuviera” latente en la sociedad y los seres humanos.
“Esta situación de violencia, de persecución y crítica a la conducta de otros, estos fenómenos como los de Carmela, donde ha habido una violencia verbal hacia ellos y estigmatización, no es algo que trajo el coronavirus sino que la situación sacó algo que estaba dentro. Las dificultades ya preexistían”, analizó Schreck.