Qué nos espera

Este martes, Estados Unidos conocerá quién gobernará el país a partir del 20 de enero del año próximo. Si continúa al frente de la Presidencia el inefable Donald Trump o, en su defecto, se da la alternancia y asume el demócrata Joseph Biden, un tipo con escaso carisma y que no ha logrado sacar todo el rédito del rechazo que genera su contrincante. Por ahora, el exvicepresidente de Barack Obama se mantiene a la cabeza aunque no todo está dicho.
Como ciudadanos de este lado del mundo, como parte de América Latina, solemos observar lo que sucede allá en el norte. Siempre, más allá de la importancia que le brinda el gobierno estadounidense de turno a la región –que antes la tildaba de patio trasero–, nos mostramos interesados en quién tomará las riendas de la Casa Blanca. No es para menos. La potencia mundial atrae la atención de todas las formas posibles.
De cualquier modo, Latinoamérica no figura en la agenda de Washington, una tendencia histórica, también influida por la oposición a todo lo estadounidense en gran parte de la población latinoamericana. Salvo por temas puntuales, a Estados Unidos tanto le da nuestra región. ¿Qué podemos esperar entonces luego de las elecciones?
Trump, del Partido Republicano, visitó solo una vez América Latina, la vez que viajó a Buenos Aires para asistir a la cumbre del G-20 en 2018. Obama –que, hay que decirlo, tenía políticas migratorias rigurosas–, se trasladó hasta 15 veces a distintos países latinoamericanos, incluido Cuba. Hasta George W. Bush, un republicano, supo subirse al avión para ir más hacia el sur del continente. Lo hizo en 18 ocasiones.
Evidentemente, “esto es una muestra del poco interés de la presidencia de Donald Trump por la región”, como afirmó Roberto Russell, académico de la Universidad Torcuato Di Tella en Argentina, a Deutsche Welle (DW) en español. Es que en relaciones internacionales, la agenda de Trump hacia América Latina ha estado centrada en la seguridad, con temas como migraciones y narcotráfico, los que han alcanzado dimensiones de política interna para Estados Unidos. Lo que siempre ha estado muy claro desde el inicio de la Presidencia. En los debates electorales, el tema América Latina brilló por su ausencia.
¿Qué puede esperar América Latina tras las próximas elecciones presidenciales estadounidenses? “Si gana Trump va a seguir todo igual, con una política coercitiva, como en el caso de México con los aranceles, y dura hacia Cuba, y una menor relevancia relativa de toda América del Sur, lo que es una constante de la política de Estados Unidos, salvo en situaciones específicas que afecten sus intereses”, según Russell.
“Con Joe Biden podemos pensar en un cambio en el enfoque. Él ha hablado de ayudar económicamente a los países latinoamericanos e idear planes conjuntos de desarrollo para evitar las migraciones masivas. Estuvo muy involucrado en esta temática cuando fue vicepresidente. También tratará de tener una relación más flexible con Cuba, siguiendo los lineamientos que estableció Barack Obama”, agrega este analista.
A su vez, Latinoamérica está cobrando interés para Estados Unidos debido a la competencia estratégica global con China, que tiene un componente geopolítico muy importante en esta región que ha sido hegemonía de Estados Unidos durante muchas décadas.
Los países gobernados por la izquierda, como Cuba, Venezuela y Nicaragua, que son blanco de la retórica incendiaria del gobierno Trump y de sanciones intensificadas, esperan sinceramente que el presidente republicano fracase en su intento de reelección, aunque solo sea porque perciben que su oponente demócrata Joe Biden puede ofrecer la perspectiva de una menor hostilidad e incluso posibles negociaciones, asevera un certero análisis de la BBC.
En cambio, algunos líderes latinoamericanos, como el presidente de derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, y el colombiano Iván Duque, han forjado relaciones amistosas con Trump e incluso expresaron su apoyo abierto a su reelección.
No obstante, la mayoría de los gobiernos latinoamericanos se han mostrado cautelosos, manteniéndose al margen de la polarizada contienda electoral para no dañar años de apoyo estadounidense (con ambos partidos en el poder) a sus economías y fuerzas de seguridad, añade el reporte de la BBC.
Lo que está muy claro en esto, es que gane quien gane, América Latina seguirá siendo secundaria para los intereses de Estados Unidos, más allá del apoyo que busque Washington para sus políticas a nivel global. En especial, con la relación problemática con China.
Sí, desde este lado, no hay que hacer el tonto y soslayar el soporte estadounidense solo porque éste no mira con cariño a la región. Hay que acercarse lo mayor posible, sea quien sea el dueño del salón oval de la Casa Blanca, y procurar los acuerdos comerciales que sean más convenientes.