Paysandú: 105 nuevos contagios

Temprano en la mañana, con cielo cubierto y por momentos amenaza de llovizna, el Polideportivo de Quebracho se puso en actividad, con la llegada de decenas de personas que pronto superaron el centenar, con la intención de recibir la primera dosis de la vacuna contra COVID-19 Sinovac o Pfizer. Personal de ASSE y Comepa, así como de Cruz Roja Quebracho comenzaron a ordenar al público. Menores de 71 años para un lado, mayores de esa edad para otro.

Apenas minutos después de las 8, arribó un vehículo de Salud Pública con la carga de vacunas, custodiado por policías de la Seccional 6ª.

Inicialmente se pensaba vacunar a 960 personas y de hecho la agenda primaria estaba completa con esa cantidad de residentes de Quebracho y de otras localidades cercanas. Pero la realidad –pronto se apreció– era otra. No llegaron a 300 los vacunados, apenas 248. La Sinovac fue suministrada a 144 personas de entre 54 y 70 años. La Pfizer a 84 mayores de 71. Y 20 dosis de AstraZeneca a mayores de 60 años, como usualmente se suministra también en la ciudad de Paysandú.

En las filas se escuchaba que había personas inicialmente convocadas para la tarde, pero que habían sido notificadas reasignándoles hora por la mañana. De hecho, solamente se vacunó durante la mañana.

Carlos Leoni, director departamental de Salud, aportó la explicación al indicar que “en las últimas horas, después de un estudio más profundo desde el Ministerio, se advirtió que muchos anotados eran jóvenes, menores de 50, que en realidad en todo el país es el público objetivo que menos ha podido vacunarse. Muy probablemente deberán esperar las 1.800.000 dosis de Sinovac que pronto llegarán y entonces sí, como es el interés de todos nosotros, podrán vacunarse. Fue un inconveniente, pero se procedió como se ha hecho hasta ahora en todo el país”.

El ambiente en el vacunatorio –donde se encontraba el subdirector adjunto del Hospital Escuela del Litoral, Pedro Dávila Collazo– fue muy bueno, con el público que una vez que el equipo de vacunadoras se estableció, comenzó a vacunarse rápidamente. No se registraron inconvenientes y, cumplidos los 15 minutos de espera preventiva, se iban retirando de regreso a sus casas.

La Dirección de Descentralización, en coordinación con personal de la Junta local de El Eucalipto, trasladó a vecinos de Cañada del Pueblo, Pueblo Ceballos, Pueblo El Horno y El Eucalipto a vacunarse en Quebracho. Cumpliendo con todos los protocolos sanitarios, 24 personas mayores de 50 años fueron trasladadas en un ómnibus contratado.

Las personas muy ancianas podían ser trasladadas en vehículos particulares y, sin descender de los mismos, eran inoculadas con Pfizer. Tal fue el caso de María Josefa Hernández, de 100 años, que el venidero 27 de junio celebrará 101. Tiene 2 hijos, 5 nietos, 8 bisnietos y 1 tataranieta de 3 años.

“Nací en Quebracho en 1920; supongo que en aquel tiempo sería un campito con pocas casitas”, cuenta minutos después de ser vacunada. “Después me fui a Palmar de Quebracho, ahora conocido como Termas de Guaviyú. Ahí me casé, mi esposo era agricultor y vivimos muchos años allí”.

¿Por qué vacunarse? “Mis hijos están jóvenes todavía; no quiero contagiar a nadie, creo que todos debemos vacunarnos”, aseguró María Josefa Hernández.

El cielo que amenazaba con más lluvia no impidió que las filas continuaran moviéndose a buen ritmo. Se veía el alivio en el rostro de quienes recibían las dosis. Queda buena parte de la población sin vacunarse aún. Pero esto recién empieza.