Solicitada: Ángeles de blanco

Por estar comprendido en el sector de alto riesgo, desde el principio de la pandemia extremé mis cuidados y seguí todos los protocolos.
A pesar de ello me contagié, pero, gracias a Dios, sucedió 18 días después de haber recibido la segunda dosis de la vacuna, lo cual ayudó en gran medida a que hoy pueda estar contando esto.
Ni bien recibido el diagnóstico fui internado en el 5º Piso COVID-19 de Comepa con asistencia de oxígeno y reposo total.
Quiero referirme al trato en lo profesional y en lo humano, teniendo en cuenta que son 23 camas y cuando ingresé yo era el 22.

En lo profesional decir que tres veces al día se procedía a la desinfección total en la habitación y el baño.
Respecto a los controles, tres veces al día se hacía uno general de presión arterial, temperatura, glicemia, porcentaje de oxígeno en sangre y otros de los que no sé su nombre. Por supuesto vías para aplicar calmantes, antibióticos y suero e inyectables como insulina, bloqueador de estómago, etcétera, además de rondas controlando la asistencia de oxígeno.

En definitiva, nada de extrañar en una institución seria y todo el personal altamente calificado.
Pero lo más importante es el trato humano, desde el ingreso: “genio, campeón, gordi, abuelo”, siempre en tono cariñoso e infundiendo optimismo y llegado el caso, cuando a uno le entra un bajón, llegar hasta retarte y apelando al sentimiento; “mirá que tu familia te está esperando”.
Lo único que les ves son los ojos y ahí podés ver la alegría cuando sienten que vas mejorando o cuando pasan a algún paciente de terapia intensiva a intermedio. Pero también les ves la tristeza y ahí sabés que se les fue uno.

También me hicieron caer un mito: de chiquito me dijeron que los ángeles vestían de blanco.
Mentira, visten de celeste y cuando los ves que entran en la habitación, es como recibir una bocanada de aire, sobre todo en el alma y te decís “voy bien, estos me van a salvar”.
Al 90% de ellos nunca los vi y cuando nos crucemos en algún lado no sabré quienes son (muchos de ellos sí me reconocerán) pero les aseguro que a partir de ahora estarán en mi corazón.
Solo les pido una cosa: no aflojen, sigan así que a este maldito virus ustedes lo van a derrotar.
Y para finalizar les digo Gracias, Gracias, Gracias. Curado