Dr. Ricardo Diez: Ataque de pánico (AP)

Los ataques de pánico o crisis de ansiedad son períodos en los que se padece de un manera súbita temporal y aislada, sin una causa médica obvia, un miedo un temor o malestar intenso con una duración variable que puede oscilar entre 10 y 30 minutos, si bien se han reportado casos de una hora.
El AP en sí mismo no es fatal, pero puede afectar la calidad de vida. Es muy frecuente, se presenta en general en el 1% de los adultos.
Los síntomas del AP suele comenzar al final de la adolescencia o a principios de la adultez, afecta a las mujeres más que a los hombres.
Su aparición puede ser en cualquier momento: en el manejo vehicular, en un centro comercial, durante el sueño, en una reunión. Puede ser ocasional o con frecuencia.

Síntomas

  • Sensación de peligro o fatalidad inminente, miedo a perder el control o a la muerte, taquicardia, palpitaciones, sudor, hiperventilación, opresión en la garganta, escalofríos, sofocos, náuseas, calambres abdominales, dolor torácico y de cabeza, mareos o desmayos, sensación de entumecimiento u hormigueo, sentimientos de irrealidad o desconexión.

Causas

  • Componente genético, alto nivel de estrés, carácter que es más sensible al estrés y proclive a las emociones negativas, cambios en la manera en que funcionan lugares del cerebro.

Factores

  • Antecedentes familiares de AP.
  • Situación estresante, divorcio, agresión sexual, accidente grave.
  • Consumo de tabaco o cafeína en exceso.
  • Abuso sexual en la niñez.

Complicaciones

  • Sin tratar, pueden afectar todas las áreas de la vida.
  • Fobias específicas, como miedo a salir de la casa.
  • Rechazo de situaciones sociales.
    Problemas en el hogar.
  • Depresión, trastorno de ansiedad.
  • Pensamientos suicidas.
  • Consumo inadecuado de alcohol u otras sustancias.

Diagnóstico

  • Examen clínico completo.
  • Paraclínica básica, descartar causa orgánica.
  • Criterio diagnóstico: Persistir al menos un mes con temor sobre la posibilidad de que aparezca un AP asociado a los síntomas típicos.

Tratamiento

  • El objetivo es reducir los AP y su intensidad, basado en: medicación antidepresiva, ansiolíticos en forma esporádica, intervención psicoterapéutica.

Conclusión

  • Frente a un AP es conveniente no automedicarse, buscar atención médica programada para evaluar si es preciso medicar, contención basada en charlas o recomendar psicoterapia si el paciente lo desea.