El Balance Energético Nacional (BEN) 2020, da cuenta que “en un año de pandemia y con baja hidraulicidad, el BEN mostró que el 58% de la matriz energética primaria proviene de fuentes renovables, mientras que los combustibles fósiles representaron el 40%, debido a un incremento de su uso para la generación eléctrica. En 2019 estas cifras fueron del 63% y del 37%, respectivamente”.
La Dirección Nacional de Energía (DNE) del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) presentó el informe sobre el año pasado, según el cual las instalaciones de energía solar siguen creciendo y los colectores solares térmicos aumentaron sus metros cuadrados instalados un 12% y los paneles fotovoltaicos crecieron 2% con 258 MW instalados.
La electricidad en el transporte –el sector del que provienen el 56% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2)– casi se duplicó desde 2019, aunque aún no alcanza magnitudes relevantes. El BEN también revela que Uruguay ocupa el lugar 18 en el mundo en el índice Trilema, que mide seguridad y equidad energética y sustentabilidad ambiental.
La generación total fue de 4925 MW que provinieron en un 31% de la energía hidráulica, en un 31% de la eólica, en un 24% de los combustibles fósiles, en un 9% de la biomasa y en un 5% de la solar.
El mayor consumo fue de la industria
Analizado por sector, el 44% del consumo fue de la industria, el 27% del transporte, el 18% de las residencias, el 7% del comercio y los servicios, y el 4% de las actividades primarias. No obstante, si se quitan la industria del papel y la celulosa del sector industrial, la cifra de este último baja significativamente y se ubica en el 22%.
El BEN es un estudio estadístico que reúne la información de los diferentes flujos de energía. Comprende la oferta, transformación y consumo sectorial de energía (demanda), expresada en una unidad común y referida a un año calendario. Es una herramienta necesaria para la planificación energética, ya que muestra la estructura de producción y consumo de energía en el país. Debe ser relacionado con otras variables socioeconómicas para obtener un instrumento suficiente para la toma de decisiones en la materia.
No obstante, 2020 tuvo características peculiares que se deben tener en cuenta a la hora de analizar el balance. La principal es la pandemia, que impactó en la reducción de la movilidad durante tres meses. Esto generó “variaciones atípicas en los consumos energéticos”, particularmente en el gasoil y la gasolina, asociados al transporte.
A esto se suma una baja de 5,9% en el Producto Bruto Interno (PBI), que generó que la demanda permaneciera casi idéntica a la de 2019, con una leve reducción del 1%.
bajó la generación hidroeléctrica
El año 2020 también se destacó por su baja hidraulicidad y la generación eléctrica con este origen cayó 50% respecto a 2019, un valor comparable solo al de 2006. Este contexto llevó a la importación de montos significativos de energía –514 GWh– luego de ocho años.
El Balance Energético Nacional 2020 muestra que nuestro país ocupa el lugar 18 a nivel mundial de acuerdo al índice Trilema, que mide la seguridad energética, la equidad energética y la sustentabilidad ambiental. Es el mejor de la región, seguido por Brasil, en el lugar 28.
Asimismo, la oenegé Ember informó que Uruguay es el segundo país del mundo en porcentaje de producción de energía eólica y solar, y se ubica solo después de Dinamarca.