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El Instituto Ceres dedicó su último informe Ceres Analiza a la industria del audiovisual en Uruguay, un sector que ha sabido beneficiarse de las condiciones excepcionales que se generaron en nuestro país durante la primera parte de la pandemia de COVID-19, pero aprovechando una cantidad de herramientas que se habían generado antes de la asunción del actual gobierno.

El sector claramente está gozando de un impulso inusitado. Es que durante 2020 el parón que se dio en todo el mundo, en especial en Latinoamérica, permitió que Uruguay captara muchas producciones, publicitarias y de ficción.

Coincide con un momento en el que las plataformas digitales se encuentran en expansión y en una fuerte competencia, entonces en general es un momento interesante.

Así, se convirtió en un sector que movilizará este año 45 millones de dólares, y con un algunas ventajas adicionales, como el derrame hacia otras actividades de la economía y el ventajoso bajo riesgo de reemplazo por automatización, uno de los factores que destaca el informe.
Indica el informe que en Uruguay existen actualmente unas 460 empresas vinculadas a la producción audiovisual. La mayoría son pequeñas y no cuentan con una gran plantilla fija de trabajadores, aunque sí contratan profesionales cuando tienen actividad: camarógrafos, técnicos, escenógrafos, asistentes y otros, en la medida de los requerimientos.

En 2019, la actividad audiovisual empleaba a 9.879 personas.
En marzo de este año la Dirección Nacional de Cultura, del Ministerio de Educación y Cultura, publicó un resumen sobre los diferentes fondos, premios y convocatorias realizados durante el 2020.

Allí, el dato que rompe los ojos es el fuerte impulso que se está dando desde el gobierno nacional al sector audiovisual. De los 96 millones de pesos que, de acuerdo al informe, se volcó a la producción cultural, 45.700.000 (más de U$S 1 millón) fueron para apoyo a los 379 proyectos presentados al Fondo de Fomento del ICAU, Instituto Nacional del Cine y el Audiovisual, en sus diferentes modalidades. Esta cifra incluye los recursos que se destinaron a la participación del país en otros instrumentos, como el Recam y el Programa Ibermedia.

Uruguay tiene una serie de ventajas, además de las coyunturales devenidas de la pandemia, para posicionarse y captar producciones internacionales, a pesar de que sigue siendo “caro” en el contexto regional. En la página Uruguay Audiovisual las enumeran así: Estaciones opuestas al hemisferio norte; Personal altamente calificado; Distancias cortas y tráfico fluido; Seguridad y transparencia; Diversidad de locaciones; Internet y equipamiento de última generación; Admisión temporaria; Infraestructura fílmica y Casting variado.

Pero, por supuesto, están también los incentivos fiscales como responsables en buena parte de este florecimiento.

“El Programa Uruguay Audiovisual, desarrollado desde una estructura interinstitucional y a través de sus líneas de apoyo a producciones internacionales, publicitarias y nacionales, ha sido un aporte significativo que, a través de una herramienta como el cash rebate y sumado a beneficios como la excepción del IVA –disponible para todo tipo de creaciones audiovisuales– favorecen el atractivo para la realización de servicios y coproducciones en Uruguay. Un pequeño país que funciona como un set, con una accesibilidad y dinámica que impacta positivamente en las producciones”, se nos presenta en la página.

Este cash rebate (literalmente “reembolso en efectivo”) consiste en que las producciones disponen de un 20% de reembolso para un gasto neto de entre U$S 600.000, por un valor de hasta U$S 200.000; y un 25% de reembolso para un gasto superior a U$S 1 millón, por un valor de hasta U$$ 400.000.
Es una gran invitación la de elegir venir a filmar a Uruguay, en este momento al menos.

¿Y Paysandú?

Bueno, no se puede decir que no se haya hecho nada para promover que en Paysandú se desarrollen producciones audiovisuales, podríamos decir que en realidad se han dado pasos, a iniciativa pública y a iniciativa de particulares, pero pese a todo todavía no se ha logrado captar producciones de peso. La distancia del eje de incidencia metropolitano Colonia – Maldonado se siente también en este rubro.

Hace unos años se detectó que en nuestro departamento había una carencia en personal formado para el trabajo en el sector. El movimiento para tratar de corregir esto comenzó con la creación de un bachillerato audiovisual en la Escuela Técnica. ¿Por qué es importante esto? Porque es imprescindible tener personas que comprendan el lenguaje cinematográfico, que lo manejen con naturalidad y que sepan expresarse. ¿Van a conseguir trabajo en el sector audiovisual? No necesariamente, tal vez algunos sí lo hagan, pero es importante que en la comunidad esté presente. Allí, obviamente hubo una decisión administrativa de UTU, pero previamente hubo un trabajo de fundamentación y de lobby (en el buen sentido) para tratar de convencer sobre lo oportuno.

Luego vino una formación más específica, que se instrumentó por medio del Inefop, Instituto Nacional de Formación Profesional, que permitió formar a dos generaciones técnicos, estos sí, pura y duramente capacitados para desempeñarse en producciones.

Adicionalmente hubo un proyecto presentando en el contexto del programa El Paysandú que Queremos –que tenía una línea de acción dirigida específicamente a las industrias creativas–, en cuyo contexto se realizó una muestra de cine con muy buena aceptación de parte del público.
Más allá de todo esto, hay esfuerzos personales que son dignos de valorar en la materia y que son granos de arena que hacen que de a poco se hable en Paysandú de este sector.

Pero todavía falta, algo le está faltando a Paysandú para meterse en la carrera por captar producciones audiovisuales, y no necesariamente en este caso podemos llorar el montevideanismo, que es cierto, también en esto existe, pero no alcanza como excusa.

Tal vez sea la hora de pensar en una agencia, o en una oficina, como tienen tantos países y regiones del mundo, que se encargue específicamente de hacer los contactos y de colocar aceite en los engranajes que haga falta para que las cosas sucedan.