Reiniciar el turismo

Antes del inicio de la pandemia el turismo llegó a ser el principal generador de divisas del Uruguay, situándose incluso por encima de las agroexportaciones, siendo además un sector de gran ocupación de empleo.
El mazazo que significó el COVID-19 fue tan grande que no dejó a nadie sin sufrirlo directamente y muchas empresas bajaron la cortina temporal o definitivamente, se perdieron puestos de trabajo, se paralizaron inversiones y se trató de sobrevivir como las circunstancias lo fueron permitiendo.
La situación se vivió de forma similar en todo el mundo. Los datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT) muestran que las llegadas del turismo internacional cayeron en 1.000 millones en 2020 y la crisis se está prolongando en 2021. La región de Asia y el Pacífico ha sido la más afectada de todas las regiones del mundo, con una caída del 94% de los arribos internacionales, y los jóvenes y las mujeres se encuentran entre los grupos más golpeados por la pérdida de empleo turístico.
En este contexto, Europa registró la segunda mayor caída (-83%), seguida de África (-81%), oriente Medio (-78%) y las Américas (-71%). Son cifras que dan continuación a un descenso del 73% de las llegadas de turistas internacionales en el mundo en 2020, el peor año que ha registrado el sector.
Hoy en día existe, según el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, “una significativa demanda acumulada y vemos que la confianza se va restableciendo lentamente. Las vacunas serán la clave para la recuperación, pero, si queremos ver un repunte, debemos mejorar la coordinación y la comunicación, y lograr a la vez que las pruebas sean más fáciles y asequibles”.
Reiniciar el turismo no será fácil. No obstante, según la última encuesta del grupo de expertos en turismo de la OMT mejora ligeramente las expectativas para el período mayo-agosto. Además, el ritmo de vacunación en algunos mercados emisores clave, así como las políticas para reiniciar el turismo con seguridad, especialmente mediante el certificado digital verde la Unión Europea, han creado nuevas esperanzas en algunos de estos mercados.
Los datos de esta consulta a expertos señalan que en general, el 60% cree que el repunte del turismo internacional no llegará hasta 2022, frente al 50% en la encuesta de enero de 2021. El 40% restante ve un posible repunte en 2021, un porcentaje ligeramente inferior al de enero. Casi la mitad de los expertos no prevén una vuelta a los niveles de turismo internacional de 2019 antes de 2024 o más tarde, mientras que el porcentaje de encuestados que indica una vuelta a los niveles anteriores a la pandemia en 2023 ha disminuido ligeramente (37%), en comparación con la encuesta de enero.
Si bien no se han difundido previsiones de este tipo para Uruguay, nuestro país se encuentra inserto en un contexto regional que influye fuertemente dado que el grueso de nuestros visitantes proviene de los países vecinos y la mayor parte de éstos se encuentran aún con fuertes afectaciones de la pandemia.
El anuncio del Ministerio de Turismo respecto a la apertura gradual de fronteras a partir de setiembre próximo con base en un pasaporte sanitario, depende en gran medida de la situación de los países limítrofes, en especial Argentina, el principal emisor de turistas a Uruguay.
Por esta razón, es necesario continuará apostando fuertemente y con propuestas diversas y de calidad al turismo interno, que ha sido el sostén de toda la actividad desde el reinicio con protocolos en junio de 2020.
Para eso es necesario continuar trabajando en el fortalecimiento de las empresas y emprendedores locales, tanto de las ciudades del Interior como también los pueblos y el medio rural. Y es necesario realizar inversiones que optimicen la infraestructura de los destinos desde cuestiones tan básicas como la señalética hasta los más pequeños pero esenciales detalles de la experiencia turística. Se trata de aspectos que habían comenzado a ser muy bien trabajados desde una perspectiva territorial en el marco del Corredor Pájaros Pintados –eliminado por el actual ministro de Turismo– y que claramente deben retomarse a través de acciones concretas de apoyo porque son las que permitirán consolidar una oferta más amplia y diversa. En este sentido, congratulan los anuncios del ministro Germán Cardoso respecto a un próximo llamado para realizar mejoras en infraestructura y servicios en el complejo Termas de Guaviyú, con el propósito de modernizar este centro termal con inversiones de la Intendencia y el propio Ministerio –algo sumamente necesario desde hace mucho tiempo– así como su anuncio de un Plan de Señalética Turística, la cual se realizará en dos etapas, la primera este año y además junto al MTOP, a trabajar en 2022 para distribuir el flujo turístico de la Ruta 3 hacia todas las propuestas turísticas del departamento (Almirón, Guaviyú, Castillo Morató, La Paz, Paysandú, Bodegas, Turismo Náutico en el río Uruguay y Montes del Queguay). Sin embargo, resulta obvio señalar que se necesita mucho más. Y también se necesita sumar reflexión y propuestas.
En este sentido, los principales centros del turismo mundial están realizando encuentros, acuerdos y planificando agendas para la reactivación. Por ejemplo en Portugal se realizó recientemente un importante encuentro para pensar la vuelta de los turistas a las ciudades ya que el turismo urbano ha sido uno de los segmentos más afectados del sector y puede ser el último en recuperarse. En este sentido, se piensa en potenciar aún más las tecnologías digitales y los macrodatos para optimizar las experiencias turísticas. También se está pensando en invertir en nuevas atracciones para ofrecer mejores experiencias a los millones de personas que están esperando que la situación mejore para viajar.
Se entiende que la visibilidad aportada mediante herramientas tecnológicas es una oportunidad para quienes, a lo largo de toda la cadena de valor del sector, requieren apoyo para reiniciar su actividad, desde nuevos destinos en torno a comunidades rurales, hasta destinos con alto grado de desarrollo de sus infraestructuras.
También se está contemplando fuertemente a la inserción de la ruralidad en la nueva normalidad. En este sentido, en un formato híbrido el referido país europeo también concentrará próximamente a delegados de todo el mundo para debatir sobre el enoturismo y su contribución del turismo enológico a la integración socioeconómica regional y en su gran potencial para generar oportunidades de desarrollo en los destinos rurales y las pequeñas comunidades.
Son debates y acuerdos que el ecosistema turístico uruguayo también necesita con urgencia y con fuerza. Hay viejas prácticas y esquemas de funcionamiento que se están quedando sin cabida en el nuevo escenario creado por la pandemia y se requiere innovar para acelerar la recuperación del turismo de forma sostenible y responsable, haciendo que reanude su contribución al empleo y bienestar.