Advierten “desconocimiento, mala planificación y menosprecio” sobre actual Escuela de Artesanía

Excoordinador del área Ferias y Artesanía de la Intendencia de Paysandú, César Gutiérrez.

César Gutiérrez estuvo al frente del área de Ferias y Artesanía de la Intendencia Departamental durante el pasado período, en el que se puso en funcionamiento la Escuela Departamental de Artesanía, una iniciativa de la que ha habido una continuidad en la actual gestión, pero que a su entender no ha estado a la altura de lo que se había generado. Gutiérrez enumeró una larga lista de situaciones por las que esto acontece, que atribuyó a la falta de planificación, así como al desconocimiento y hasta al “menosprecio” por el artesano.
Recordó que en el 2020 la Escuela reaccionó ante la declaración de emergencia sanitaria generando una serie de tutoriales, que en su conjunto tuvieron “más de 10.000 reproducciones, en 4 disciplinas distintas en las que ya estaba trabajando”, y agregó que una vez se pudo, se dio inicio al año lectivo de forma presencial. Esto, dijo, ocurrió sin que se dispusiera de ningún tipo de financiación del gobierno nacional y no se contó con la devolución de parte de Inefop de lo que la intendencia había ejecutado en el 2019, alrededor de $ 1.400.000. Esos recursos, dijo, los recibió esta administración, junto a otros proyectos que estaban pendientes.

COMPROMISOS

Cuando se produjo el cambio de gobierno “me entrevisté con un jerarca muy importante; en esa reunión me manifestó el apoyo al proyecto y a la continuidad del mismo, y el respeto a esta estructura que se había constituido y también, en un ámbito muy ameno, el reconocimiento a cómo se había hecho”, dijo el exfuncionario. Agregó que le resultó sorpresivo el llamado que se realizó tiempo después para contratar nuevos maestros para la escuela a través de la Fundación A Ganar, cuando se les “había dado la tranquilidad de que iban a continuar”.
Gutiérrez recordó que la escuela “tenía gente de Montevideo, gente de Rivera, de Córdoba, no se convocó gente muy laureada a la que se le puso un cuestionamiento, porque al hacer un llamado nuevo se rompe ese vínculo: ganadores de premios Morosoli, ganadores de Rueca de Plata, maestros artesanos, distinciones muy importantes, internacionales”.

DESCONOCIMIENTO

Para el excoordinador en el llamado mismo se empieza a evidenciar la falta de conocimiento sobre el sector. “El llamado es a más de 15 expresiones, algunas son artesanías, otras no lo son. Después hay errores muy graves, como solicitar un curso en el cual no se habla del oficio sino que se habla por ejemplo de ‘lana cruda’, la lana cruda es el objeto, en todo caso el oficio que se debería pedir es el hilado de lana artesanal. Después hay otro que dice telar crudo. Pero después también aparecen oficios que no existen, como la techería. No se entiende”, señaló.
Este tipo de cosas, expresó, “dificulta entender de qué se trata ese llamado. Recibí muchísimas consultas sobre de qué se estaba hablando. La verdad que con mis más de 20 años de trabajo artesanal no sé descifrar a qué se refiere”.
La falta de conocimiento se acentúa en las bases, al exigirse certificados para constatar el conocimiento a los maestros, cuando solo en la Escuela lo podrían obtener. “Tenemos profesores, maestros, maestras artesanas, que tienen obviamente mucho más conocimiento y experiencia, que están menos certificados que sus propios alumnos. De alguna manera (el maestro) entra a competir con su alumno. Es un conflicto muy grave”, afirmó.

RADICACIÓN

También evidencia el desconocimiento, según Gutiérrez, el que se les exija estar radicados a 15 kilómetros del lugar donde se imparte el curso. “Creer que en el medio del interior alguien va a estar certificado para dar clases de la Escuela de Artesanías, es desconocer totalmente el territorio”.
Según Gutiérrez, “en la lógica de la competencia, el maestro muy difícilmente no vea al alumno como un competidor, salvo que haya desarrollado ya su carrera y esté en otra etapa. Pero si eso no pasa, lo ve como un competidor porque va a hacer exactamente lo mismo”. Ello hizo que parte de la comunidad artesanal de Paysandú no haya querido participar de la Escuela, “no quieren tener competencia en el territorio, por ende no le va a enseñar a nadie acá. Entre otras cosas por eso nosotros tomamos la definición de traer gente de otro lado, porque esa competencia no está”, indicó.

MENOSPRECIO

Este llamado incluye el área de joyería, pero excluyó la platería, “que son dos cosas muy distintas. En Paysandú los que conocemos sabemos que hay una persona capacitada para dar joyería, o que tiene los conocimientos, pero no está interesada en dar joyería”. Eso determina que los 15 alumnos que empezaron en 2019 no puedan continuar, y “que la inversión que se hizo por parte del Estado, de cientos de miles de pesos en 7 bancos de joyero y platero, más todo el dinero que se invirtió en herramientas, que están en la Figari, dispuestas para poder traerlas a Paysandú, está sin uso”, manifestó.
“Hay desconocimiento de cómo funciona la artesanía, hay desconocimiento de lo que se hizo y cómo se hizo, acá no hay un seguimiento de cómo se hicieron la cosas, es como creer que se puede hacer de cero, y lo peor de todo, hay un menosprecio hacia los conocimientos artesanales”, afirmó. “Los artesanos pasamos una vida entera construyendo técnica, habilidad, desarrollando nuestras habilidades para aparte de elaborar piezas, comercializarlas, y poder vivir de esto”, agregó.

SIN DISEÑO

Otro detalle que hizo notar fue que el llamado excluyó la formación en diseño, que consideró un avance del proyecto anterior. “Teníamos una diseñadora industrial sanducera y el departamento de diseño de UTU elaboró un programa especialmente para la escuela, sin ningún costo, y fue quien definió quién tenía que ser el maestro de acuerdo a su base de datos, a quienes vivían en el territorio, y así fue como centenar de aprendices de artesanía pudieron tener sus nociones de diseño desde el principio, el color, la forma, todo”. En lugar de eso el actual programa tiene diseño gráfico. “Que es una lógica absolutamente distinta, el diseño gráfico aplica a la identidad del emprendimiento, aplica al logo, al packaging, pero el diseño, la construcción de una pieza, es absolutamente distinto. Lo que vamos a terminar teniendo son muchos alumnos que copian a sus maestros”, señaló.

REBAJA SALARIAL

Gutiérrez también lamento la reducción en los salarios de los docentes, que en período pasado “estaba basado en un grado 6 de la intendencia, dentro del escalafón de talleres”, lo que “según los ajustes que nosotros hacíamos anualmente rondaba los 460 pesos (la hora). Hoy las maestras y maestros van a estar cobrando 312, o sea, un deterioro sustancial en lo que se va a ganar”.
Reconoció que se pagaba más a quienes viajaban de otros lugares. “Teníamos un cálculo que les cubría el pasaje, el viático, que hacía que la hora valiera mucho más, pero esencialmente lo que les quedaba después era este dinero”, planteó.
“Uno puede decir que se ganaba bien, pero son conocimientos que de otra forma había que ir a Montevideo o a Artigas, donde hay tres cursos nada más. La Escuela de Artesanía tenía 9 cursos. Todos los metales, los textiles, los cueros, y supo tener las fibras vegetales”, destacó.

MÁS CHICA

“Ahora se hizo un llamado con 15 expresiones, para 7 localidades, hablamos de más de cien personas dando clases, casi una universidad de trabajo”, dijo. Sin embargo asegura que el resultado es que “terminamos teniendo menos cursos, no tenemos presencia en el interior como sí hubo en 2019, y no sabemos si va a haber tampoco en los barrios, porque recordemos que la Escuela de Artesanía estaba descentralizada en tres faroles de la ciudad”.
Insistió en que “esta es una escuela más chica, que paga menos, y no tiene ninguna relación con el desarrollo artesanal. Porque la escuela no es en sí misma una política, la escuela es un eslabón del desarrollo artesanal”. Por ello es que, entiende, el llamado tuvo resultados “tan magros”. “Terminamos teniendo solamente 6 cursos, y solo en la ciudad. Es un resultado muy malo. No digo en calidad, pero sí en términos cuantitativos”, agregó.
Expresó que para cambiar este panorama a futuro, “hace falta trabajo, hace falta compromiso y hace falta respeto a la artesanía. Creo que la administración entendió que esto estaba todo resuelto y que solamente hacía falta hacer andar algunos engranajes. Vamos a apostar a que para adelante con todos estos errores cometidos se aprenda, pero que sobre todas las cosas se escuche al sector artesanal”. Señaló que puede “que se haya escuchado a los futuros alumnos, pero no son artesanos; quieren serlo, pero no conocen como funciona la artesanía. Si se hubiese hablado, si se hubiesen hecho las consultas, seguramente lo primero que se hubiera sacado era lo de la certificación”, aunque esto “hubiera exigido mayor trabajo, porque hay que evaluar personalmente, y eso políticamente siempre es complejo, pero se tienen que asumir esos compromisos, y si uno se equivoca, más vale hacerlo entre muchos, con la comunidad de lado, y no equivocarse como pasó ahora, a solas”.