Columna de opinión

Complejidad

Los científicos Syukuro Manabe, Klaus Hasselmann y Giorgio Parisi, han sido galardonados con el Premio Nobel de Física, recientemente, por sus aportes sobre “Los sistemas físicos complejos y sus efectos”.
Entramos aquí al tema de la complejidad, sobre el cual transcribiré información de internet.
“En el principio era la complejidad”, señala Edgar Morin, un filósofo contemporáneo y afirma que nada, nada es simple, como lo piensan quienes ven el mundo, las personas y las cosas con ojos miopes. Que ven sólo lo inmediato y concreto, lo que se puede medir, sin tener en cuenta los fines, la mente, la conciencia, el sujeto, el espíritu. Un pensamiento reduccionista, que ve sólo las partes y no ve el todo.
Cada fenómeno, cada hecho que ocurre en la realidad es sistemático, es multidimensional, es complejo.

La complejidad es uno de los fenómenos más complicados de explicar y de entender por la ciencia, imaginemos cuánto más para nosotros, comunes mortales. Es un fenómeno que abarca desde las escalas atómicas hasta las escalas planetarias, y que incide tanto en el comportamiento de los electrones como en el clima del planeta.
Menabe, de 96 años, demostró en los años ‘60, cómo el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera conduce a un incremento de temperatura en la Tierra. Este trabajo sentó las bases para el desarrollo de los modelos climáticos actuales.
En el mismo sentido, Hasselmann, de 89 años, fue pionero en la creación de modelos que vinculan la meteorología y el clima.
Giorgio Parisi, de 73 años, fue premiado especialmente por el descubrimiento de “patrones ocultos en materiales complejos y desordenados”.
Dicho de otra forma, descubrió que detrás de un aparente caos existen regularidades ocultas.

El orden existe siempre, aunque sea bajo una apariencia caótica. Existen reglas ocultas que influyen en el comportamiento, ya sea de materiales físicos, como del clima, y aún de la conducta humana.
Parisi analizó una aleación de metal llamada vidrio giratorio, en la que los átomos de hierro se mezclaban al azar en una rejilla de átomos de cobre. Observó que unos pocos átomos de cobre cambiaban las propiedades magnéticas del metal de una manera radical y desconcertante. Descubrió la existencia de reglas ocultas y las describió matemáticamente.
Su trabajo tiene aplicación no sólo en Física, sino también en Matemáticas, en Biología, en las Neurociencias y en el área de la inteligencia artificial.
Hasselmann respondió en sus estudios a la pregunta de por qué los modelos climáticos pueden ser confiables a pesar de que el clima es cambiante y caótico.
Según Wettlaufer, científico de la universidad de Yale, la complejidad de los sistemas climáticos, por las amenazas de la crisis climática, continúa desafiando a los científicos del clima en la actualidad.

La propuesta del pensamiento complejo, (término acuñado por Morin), ha cuestionado el concepto de ciencia, y ha cambiado la mirada sobre los procesos de construcción de saberes y aprendizaje. Se han modificado los soportes físicos del conocimiento, las enciclopedias, ahora se usa Internet. Hoy entendemos el conocimiento como abierto, inconcluso, siempre relativo y en permanente reconstrucción. No hay certezas, sólo probabilidades, incertidumbres, posibilidades, dudas. Las ciencias se acercan a la filosofía en la búsqueda de respuestas. Y volvemos a recordar a Sócrates con su “Sólo sé que no sé nada”.
En este tercer milenio, y en una sociedad globalizada, neoliberal y posmoderna, la complejidad de los nuevos modelos y teorías científicas obliga a considerar la información como un insumo de gran valor. Información implica conocimiento y sujeto que la comunica, no es sólo memoria, sino pensamiento crítico. El conocimiento adquiere una nueva dimensión, se transforma en poder. Y ha producido un cambio de paradigma, es decir, una nueva cosmovisión o manera de ver el mundo, ha provocado cambios profundos en la sociedad contemporánea, en las mentalidades, perspectivas y valores humanos.

Nuestro organismo es un sistema, formado por diversos subsistemas, donde cada minúscula parte está en el todo y donde el todo está en cada parte. En cada célula del cuerpo, en su ADN, hay una descripción detallada de las demás células del cuerpo. Es decir, que hay “algo de todo” en cada una de las células. El todo está en la parte más minúscula.
Ya el filósofo Anaxágoras (500-428 AC) hablaba del todo y las partes. A esas partes mínimas que contienen algo de todo, las llamaba “gérmenes” o “semillas”.
El pensamiento complejo es globalizador, pero al mismo tiempo reconoce la especificidad de las partes. Es dinámico, porque cambia si cambian las partes, pero mantiene su estructura esencial donde se integran los opuestos, es abarcativo y diverso a la vez. Se aplica en medicina. Por ejemplo cuando se considera el todo que es el organismo, y las especialidades, que se interrelacionan, mejor dicho, se deberían interrelacionar.

La complejidad supone entender el mundo como una gigantesca red de delgados hilos que se entrelazan, y relacionan sus componentes.
Pienso que el taijitu, símbolo chino del Ying Yang, tiene relación con la complejidad. Es un círculo donde hay un pez negro y otro blanco, que representan fuerzas opuestas pero complementarias, como luz y oscuridad, el bien y el mal, que son interdependientes y se transforman continuamente.
Se aplican a la complejidad de la persona, cada uno está presente en su opuesto y el feng shui es el arte de armonizar esas partes para el bienestar personal.
Actualmente existe la sicología sistémica, que tiene en cuenta la complejidad de las situaciones de los pacientes, los considera en relación a sí mismos, a la familia y al ambiente que los rodea. Considera el sujeto individual y el inconsciente colectivo.

En los últimos tiempos, la complejidad ha cobrado mucha importancia en el campo de la educación, que es el proceso que nos vuelve aptos para integrarnos en el todo que es la sociedad, de una manera activa y productiva.
Creo sinceramente que los buenos maestros de todos los tiempos han usado el pensamiento complejo, sin saber nada acerca de este concepto.
El pensamiento complejo se aplica en las matemáticas, por ejemplo, en los fractales. ¿De qué se trata? El fin es el principio. Son figuras geométricas, formas que se repiten una y otra vez, a escalas cada vez más pequeñas, de acuerdo a un principio matemático llamado autosimilitud. Se encuentran por doquier en la naturaleza, un buen ejemplo son las ramas de los árboles: pero también las semillas de las flores, las hojas de un tallo, las ramificaciones en la estructura de nuestros pulmones, la distribución de los vasos sanguíneos en nuestro cuerpo. Y lo más asombroso, también se cumple en los huracanes y hasta en las galaxias enteras, desde donde obtenemos la idea del espiral de Fibonaci.

El término fractal lo acuñó un científico poco convencional, Benoit Mandelbort, un matemático polaco, quien aprendió muy poco en la escuela, en la Europa devastada por la guerra. Pero tenía un don para ver los patrones ocultos de la naturaleza. Podía ver reglas, formas y estructuras donde la gente ve sólo caos, un desastre sin forma. Toda su vida buscó una base matemática simple para las formas irregulares del mundo real y natural. Y así descubrió la existencia de lo que llamó fractales. Algunos les llaman “la huella digital de Dios”.
Mucho tiempo antes, en el 1202, el matemático Fibonaci descubrió una sucesión numérica que comienza en el 1 y no termina nunca, se ramifica infinitamente, siempre manteniendo el mismo patrón, se va ampliando indefinidamente.
Todo esto de los fractales nos lleva a pensar en la matemática del Ser. Somos semillas de Luz, minúsculas partes que llevan el sello del Todo, del Gran Espíritu Creador, y que evolucionan en una espiral de ascensión, hacia otra dimensión, manteniendo su esencia, pero transformándose continuamente hacia el infinito.

La matemática fractal, junto con la Teoría del caos, reveló la belleza oculta del mundo, inspiró a científicos –como los del Premio Nobel–, en muchas disciplinas, incluyendo Cosmología, Medicina, Ingeniería y Genética, y también artistas plásticos y músicos.
Los fractales no pueden usarse para predecir los grandes eventos en los sistemas caóticos, pero sí pueden decirnos que tales eventos sucederán.
El Universo es fractal y en consecuencia impredecible, muy complejo. La tía Nilda