Azul, pintado de azul

Una familia sanducera apuesta a concientizar a la población para la no utilización de pirotecnia sonora y para ello hicieron un trineo en su patio y vistieron a Papá Noel de azul, color utilizado para representar a las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Se atribuyen varios motivos para la elección del color azul. Uno de los más conocidos es que es el color del mar, asociado a la tranquilidad de las personas con este trastorno, pero que en algunas situaciones su conducta puede descontrolarse como sucede con el mar; así como que ambos poseen un mundo interior muy rico.
Patricia Vignola y Ricardo Fagúndez son los padres de Maikol, de 14 años, y Priscilla, de 10, ambos con TEA.

“Hacer un Papá Noel vestido de azul, fue la idea que tuvimos para concientizar para que no se tiren bombas. No queremos tener más crisis de los niños llorando en el baño. Si vieran lo que son esas crisis: gritan, se golpean contra la pared, lloran. Nada los calma, ni los auriculares ni la música y no es justo encerrarlos”.
Patricia destacó que en su barrio de Proyectada 57, los vecinos casi no tiran bombas, empatizando con esta familia. A Priscilla, la niña con TEA, se le ocurrió soltar algún globo azul junto a su familia. “La idea es que se pueda seguir haciendo, que se les ocurra otra cosa antes que tirar bombas”.
“La gente nos dice que es sólo una vez en el año lo de las bombas, pero no es así. Tiran para los partidos, para los cumpleaños. Hay barrios que arrancan a tirar en noviembre. No solo son culpables los que las usan sino quienes las fabrican, las venden. Entendemos que es un negocio que da unos pesos a algunos, pero que le busquen la forma de reconvertirse, vender budines o cualquier otra cosa. Pero ayúdennos, porque no es justo que ustedes puedan disfrutar y nosotros no. Mis hijos también tienen derecho a disfrutar. Mi perra también sufre horrible y otros se pierden”.

El 1º de julio de 2021, en la Junta Departamental de Paysandú se votó por unanimidad el Decreto Nº 8219/2021, en el cual se prohibía uso y comercialización de la pirotecnia sonora. Luego de un agregado que modificaba la prohibición total a limitar la cantidad de decibeles permitidos en un máximo de 120 –el cual no fue bien recibido– y después de largos debates entre las bancadas, se acordó que “la prohibición alcanza a los artículos pirotécnicos que registren una presión sonora alta e intermedia, fijándose en 80 Dba…”.