No hay que confundirse

A raíz de un llamado desde la Unidad de Género del Ministerio de Turismo y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, un proyecto nacido en Guichón titulado “Camino a Salsipuedes” obtuvo un reconocimiento consistente en el monto de $300.000 para su ejecución en el plazo de un año.
El concurso al que se presentó la iniciativa llevó por título “En apoyo a emprendimientos turísticos en el ámbito rural”, y la convocatoria se enfocó a atender principalmente la situación de las mujeres rurales que trabajan en iniciativas turísticas.
Explicado en EL TELEGRAFO por una de sus responsables, Gloria Duarte, el proyecto consiste básicamente en organizar caminatas desde Guichón hasta Salsipuedes, con varias paradas intermedias por lo que los caminantes cumplirían el trayecto en tramos de unos 20 kilómetros, llegando a pernoctar en cada uno de los centros poblados que se ubican sobre el conocido como Camino de los Charrúas, que son Piñera-Beisso, Merinos, Morató y Tiatucurá. Proponen en cada uno de esos centros poblados organizar las mujeres locales, que ya trabajan juntas en otros emprendimientos como El Camino de la Lana o Alma de Pueblo, abriendo la oportunidad a otras que se quisieran sumar. La tarea de las anfitrionas sería brindar servicios de alojamiento, de comidas, de paseo por la localidad y de contar a la gente que quiera la historia de cada uno de los lugares.
De hecho ya habían acordado con la Intendencia Departamental la gestión ante Inefop para ofrecerles a estas mujeres algún curso que les permita mejorar su capacidad para atender este desafío de recibir turistas.
También está previsto en el proyecto desarrollar determinada infraestructura a lo largo del trayecto, como un sendero a la vera del camino para que los caminantes circulen con mayor seguridad y la colocación de mojones indicadores. Estos mojones, proponían, serían señalizados con “las cartas que tenía Tacuabé” y la imagen general del Camino a Salsipuedes sería la de la escultura que creó el doctor Juan Carlos Ualde, justamente a partir de dos de estas cartas, una que representa al hombre y otra que representa a la mujer. Proponían además una dinámica de funcionamiento que plantearía un desafío para los caminantes, con premios para quienes completen el trayecto.
Pocos días después de que se publicara en EL TELEGRAFO la noticia sobre la aprobación de este proyecto, salió a la luz pública una declaración firmada por una serie de organizaciones que plantearon reparos respecto a la iniciativa. Entre los cuestionamientos mencionan la “comercialización de imágenes y simbología”, en alusión a las “cartas de Tacuabé”, y “que el recorrido termine en Salsipuedes”, un lugar simbólico “donde se encuentran los restos de nuestros ancestros asesinados”.
Pero a continuación profundizan en una serie de reivindicaciones frente al Estado que no están directamente vinculadas al proyecto, calificando como “terriblemente insensible, despiadado, e irrespetuoso, el hecho que desde el estado uruguayo avalen y premien que se utilice nuestra Historia, nuestra Cultura y nuestro Dolor, y que no se reconozca el Genocidio, que no se reconozca la preexistencia a los estados de los Pueblos Originarios de estas Tierras y que no se reconozca nuestra existencia hoy, en este presente”. Agregando su exigencia de “una ley, un decreto, con dignidad para salir de esta Deuda Histórica con el Pueblo Nación Charrúa”.
A raíz de esta protesta cabe hacer algunas consideraciones, y la primera de ellas es hacer notar que no es esta la primera actividad de reivindicación de los Charrúas que se organiza desde Guichón. De hecho el memorial en Salsipuedes, la obra del escultor Juan Carlos Ualde, está allí gracias a la iniciativa de la sociedad civil guichonense –y no por iniciativa de las autoridades políticas– a través del grupo Creativos, quienes en 2001 organizaron el primer encuentro en el lugar, en contacto con grupos que ya tenían la costumbre de reunirse en el lugar, aunque en la margen del departamento de Tacuarembó. La finalidad fue, a texto expreso, turística, desde el inicio. Se creó un circuito que dio lugar a otros posteriormente, que hoy siguen trabajando los Guías de Guichón.
Todo lo que se ha hecho en el lugar, se ha hecho con el mayor de los respetos por la memoria de quienes allí descansan, aún en circunstancias de las desavenencias que han existido entre los grupos de descendientes charrúas, que han llevado a que ese encuentro sea cada vez menos concurrido.
También partió desde Paysandú la iniciativa por la que hoy la ruta que conecta la capital departamental lleve el nombre de Camino de los Charrúas.
Y ni hablar de la obra de Ualde, que además de ese memorial comprende varias otras referencias a los antiguos habitantes de las tierras, de hecho una de sus esculturas, la que lleva por nombre Plegaria indígena, ubicada en Merinos, tiene una réplica obsequiada por el gobierno departamental de nuestro departamento a la cuidad de Villaguay, de cuya zona se sabe que procedieron los charrúas que después se ubicaron en esta zona.
La última consideración refiere a que el circuito tenga como lugar propuesto de finalización a Salsipuedes. Es que los actuales habitantes de la zona, los que conviven con el día a día de su realidad y sus posibilidades, los que de sol a sol salen a trabajar la tierra y que ven en el turismo la posibilidad de mejorar sus ingresos, tienen menos derecho a emplear ese nombre y ese lugar en su provecho.
Más allá de todo, hay que considerar el tipo de turismo que podría acceder a una propuesta de este tipo, evidentemente no se está hablando de un turismo masivo que abusa de los recursos. El proyecto evidentemente está orientado a quienes están dispuestos a hacer el sacrificio de caminar 100 kilómetros en condiciones adversas para tributar un reconocimiento y para adherir a las mismas reivindicaciones por las cuales estas organizaciones se oponen al proyecto.
Detrás de esta iniciativa no hay ninguna multinacional, hay vecinos de una comunidad orgullosa de sus raíces –la Historia no pertenece a ningún colectivo; es de todos– y que una y otra vez ha buscado la forma de resaltarlas y rendirles homenaje. Quienes hayan visto en esta protesta una oportunidad de hacer visibles sus reclamos frente al Estado, han de saber que han cometido un error.