Solicitada: La inconsistencia

Pensando en las cosas que no se llegan a entender bien pero que sin dudas tienen una explicación oculta y cercana, me vino a la mente la palabra “inconsistencia” y como base la tomo para desarrollar este tema.

Al final de un rápido vuelo por sobre lo cotidiano (que lo tenemos más cerca) veo que como explicación más simple a la existencia de hechos disparatados, su aceptación, su repetibilidad y su casi perpetua permanencia sin discusión, es que como base funcional estos hechos y/o eventos están todos bañados por la inconsistencia impalpable (emocional, filosófica, cultural, religiosa, del pensamiento o de la falta de él….)
¿Qué sería entonces la inconsistencia? ¿Falta de análisis, de responsabilidad, de lectura correcta de los hechos; superficialidad, frivolidad, desajuste en la percepción de lo justo versus injusto, correcto versus incorrecto, bueno versus malo? No tengo formación suficiente para profundizar en este tema así que me valdré de los ejemplos del día a día.

Un día un buen señor recibe el mando del país después de finalizada una elección constitucional y correcta. Junto a él asumen poder y cargos sus compañeros de partido, de coligaciones, de arreglos, etcétera. Resulta que este buen señor tenía un pasado borrascoso, así como también sus compañeros. Era un pasado asentado en la ilegalidad, en la fuerza bruta, en la falta de valores constitucionales y morales y hasta de la vida misma, pues su
movimiento filosófico/revolucionario trajo la muerte a muchas personas, una dictadura por consecuencia y un atraso cultural, de comportamiento y económico de consideración.

¿Y dónde está la inconsistencia?
Un país con “consistencia” en sus valores básicos no permite que se acepte la postulación de individuos de este tipo para gobernantes. ¿Será pedir mucho que los fuera de la ley tengan algunos derechos civiles suspendidos de por vida?
¿Entonces la democracia es un recinto donde trabajadores, estudiosos, criminales, vagos, avivados, obedientes, incapaces, creativos, violadores, secuestradores, todos deben vivir juntos disfrutando de los mismos derechos, obligaciones y tolerancia?
Si así es, tenemos que este sistema es inconsistente y no nos llevará a ninguna parte, en otras palabras, seguiremos andando en círculos, tiempos malos, otros mejores, pero la elevación permanente de estándares, nunca.
Entonces yo, en mi ruda y simplista óptica entiendo que las leyes siempre fueron hechas por bandidos y para bandidos. ¿Salvo excepciones que las hay, por qué la empresa pública y la política son guarida de incapaces, haraganes, prepotentes, mal preparados, inconsecuentes, ladrones, improvisadores y de todo lo que no sirve?

¿No debería ser el empleo público el más honorable? ¿No deberían ocupar los puestos públicos los más preparados, los más trabajadores, los mejores pagos, los más creativos, los más realistas, los más honestos? Entonces si no es así es porque la inconsistencia del sistema está por encima de cualquier virtud.
Bueno, no deberíamos ser tan radicales y volemos un poco en el pensamiento.
Veamos que todo es plástico y moldeable.

¿No hay belleza en defender a un bandido?, ¿no hay una magnitud extradifícil de tocar y única que provoca la embriaguez en el sopor de identificarse con lo malo? ¿No es importante mantener lo malo para despertar todos nuestros sentidos? ¿Acaso defender a los malos no sirve para llevar el pan de cada día a la mesa de su defensor? ¿Acaso el defender a los malos no rinde para poder darle buena educación, bienestar y diversión a los hijos de los defensores?
Parecería que estamos en un equilibrio soberano donde el bien y el mal deben caminar juntos y los dolores ser festejados con sonrisas de aceptación y beneplácito.

Entonces la clave del asunto es sufrir, sufrir todos los días, sufrir todos, hacer de nuestra propia inconsistencia un payaso para que al vernos en él nos riamos todos y en giros de ternura auto tolerante aceptemos nuestras desgracias.
¿Por qué las neurocirugías no pueden ser hechas por podólogos? ¿Por qué de repente nos ponemos en una situación de exigir “consistencia” en el dominio del conocimiento sobre funciones y actos específicos? Parecería que por arte de magia nos cambiamos un chip y ahora somos inteligentes o conscientes y tenemos miedo que algo salga mal.
Pero regresemos al punto donde comienza la discriminación, la falta de libertad y la agresión que haremos contra el individuo aquél que no le permitimos hacer la neurocirugía.
¿Qué será de su mente y su futuro al recibir ese impacto innecesario y discriminatorio de no dejarlo practicar una cirugía para la cual no cuenta con habilitación profesional?
¿Hasta qué punto él no estaría preparado para hacer esa cirugía ?, ¿y si la mano de un Dios estuviera guiando ese acto quirúrgico, por qué impedirlo?
Entonces digo… ¿por qué ser tan intolerantes?
¿No pensamos ni por un minuto siquiera que estaremos también por añadidura maltratando a miles de personas que como él viven en un limbo de desconocimiento e improvisación? Mucha maldad ¿no?
Y así podríamos seguir hilvanando razonamientos hasta el cansancio.
El hecho es que la inconsistencia de nuestros sistemas es descomunal, demasiado abarcativa, demasiado corrosiva, y el principal sujeto de la historia que es el individuo y su individualidad, ha sido puesto en segundo plano, bajo el dominio de los más, de las fábulas de las teorías organizativas de la sociedad.

¿Y ahora qué?

Analizando los hechos tales como pegarle a un maestro, desconocer dictámenes del Contencioso Administrativo, sindicatos entrometiéndose en las normas de una institución, reos con celulares en la celda, barrios con autoridad propia corriendo a la policía, gobernantes estipulando impuestos y fijándose sus salarios, pérdidas negligentes y robos en la administración pública sin puniciones, fijar impuestos inflacionarios y recesivos, cultivar lo políticamente correcto, el tema género, procrear sin preparación ni sentido y miles de otros ejemplos que ocuparían páginas, nos muestra que padecemos de una inconsistencia ya hereditaria, expandida y consolidada en nuestras mentes y sistema comportamental.
Si bien todos en la estructura de nuestra personalidad podemos tener zonas más o menos frágiles, a mi juicio el crecimiento de la inconsistencia de nuestra sociedad no se produjo por obra de magia.

Fue producto de la importación del pensamiento ajeno a nuestro medio y cultura, la nefasta introducción del socialismo/comunismo a los inicios del siglo pasado.
En el Uruguay de sus primordios, las fracciones y/o grupos políticos que definirían el país, lucharon entre sí en humanas contiendas por defender territorios, propiedades, intereses personales, poder y tantos otros motivos.
Pero fue un primitivismo natural de un territorio en gestación.

El socialismo/comunismo es el producto de una mayúscula inconsistencia del pensamiento llevado a la sociedad en forma de novedad y solución filosófica, para orientar los movimientos políticos con fines específicos de dominación a futuro. (Vea ahora el plebiscito).
La inconsistencia es parte de la estructura del hombre pero la diferencia la hace el grado.
Cuando los absurdos crecen la desgracia acampa.

Me agradaría cerrar este escrito con una visión optimista, pero es hasta difícil de creerlo. Conformémonos con los ciclos mejores como aliento para continuar, porque la disminución de la inconsistencia uruguaya si bien es posible, sólo la veremos en un horizonte lejano.
No se desestimule estimado lector, puedo estar equivocado como de aquí a la ínclita Wuhan.
Rodolfo Angel
Beccaría Pesce