Veterinarios enfrentados por la movilización con ovinos heridos y muertos en Montevideo

La decisión de exponer en Montevideo ovinos muertos y heridos, generó diferencias entre los médicos veterinarios.

La Sociedad Uruguaya de Veterinarios especialistas en pequeños animales emitió un comunicado en referencia a la movilización realizada este viernes en la que productores rurales trasladaron y exhibieron ovejas muertas y agonizantes frente a Torre Ejecutiva.

Veterinarios manifestaron su firme rechazo a estas conductas que, según el documento, desprecian la vida animal y el sufrimiento de un ser vivo haciendo un daño tanto a los animales, como al resto de los habitantes del país. También solicitaron que el Instituto Nacional de Bienestar Animal investigue a los involucrados por tratarse de “un cruel espectáculo”.

En el texto expresaron su convencimiento de que la población en general se ve agraviada con estas prácticas que, únicamente, demuestran la gran necesidad de un cambio cultural de un sector de la población que aún cree tener una jerarquía evolutiva sobre otros seres vivos.

También afirman comprender a los productores que han visto cómo caninos sueltos hacen estragos en los animales de producción. Consideran que se deben acelerar las acciones pertinentes para mitigar esa problemática. No obstante, aclaran, no se puede permitir que se valide cualquier medio para las manifestaciones de las disconformidades.

Salidaridad con productores

Mientras tanto, varios veterinarios de libre ejercicio manifestaron la solidaridad “e incondicional apoyo a los productores cuyos predios son atacados por jaurías de perros”.

A través de un comunicado, indican que “hemos sido testigos, durante años que se han vuelto décadas, del crecimiento de la población de caninos y de la formación de jaurías fuera de control que afectan, desde el acceso a lugares públicos, contenedores de residuos, la circulación de humanos y vehículos, en el caso del área urbana”.

En el área rural “este descontrol se caracteriza, en forma diaria, por el ataque de esas jaurías a otros animales, causándoles heridas gravísimas que suelen derivar en su muerte, ocasionando serios perjuicios morales y económicos a la población rural, muchos de ellos pequeños productores familiares de bajos recursos”.

En el caso particular de los ovinos “se ha convertido en unos de los problemas centrales que limitan la actividad productiva, dada la naturaleza violenta, impredecible e incontrolable de los ataques. Cientos de testimonios gráficos, que hoy permite recabar y difundir la tecnología, inundan un día sí y otro también, nuestros teléfonos”, agregan los profesionales.

“Las imágenes son de ovinos muertos, mutilados, muchos de ellos sufriendo lastimosamente, parcialmente destrozados, en números que llegan a cientos en un solo episodio”, agregan.

“Esto no es nuevo en nuestra historia como nación”, acotan. “En nuestros albores, las jaurías incontroladas ponían en riesgo la vida, no solamente animal sino humana, lo que llevó a que debieran ser controladas por las fuerzas del orden, erradicando la anarquía y la violencia imperante, y asegurando así un ambiente de seguridad esencial para la convivencia pacífica de comunidades humanas y animales, que se mantuvo por más de un siglo”.

“Hoy, es la ausencia del Estado la causa primaria del actual desorden, a pesar de la creación de nuevas instituciones, cuyos objetivos desbordan de buenas intenciones y soluciones utópicas, respaldadas por presupuestos y fondos disponibles para su instrumentación”, establece el comunicado.

Los afectados, abatidos y desesperados por un problema que los desborda, “han denunciado incansablemente esta situación, sin que nuestras autoridades dieran debida respuesta al gravísimo problema. Embretados en un discurso políticamente correcto, nuestros gobernantes han optado por dilatar las soluciones, mientras desde la gran urbe, hay colectivos que deciden sensibilizarse por el sufrimiento de los perros que actúan en jaurías, ignorando el sufrimiento padecido por los animales que esas jaurías diezman”.

Esos colectivos “han optado por la conmoción ante la puesta en evidencia de las ovejas diezmadas, pero desconociendo el sufrimiento y daño infligido por el problema en sí”.

Sostienen que “la ley permite la eliminación de los perros que atacan a otros animales domésticos, encontrados dentro de los predios cuando están cometiendo actos como los descriptos. Esa opción es una constante muletilla de supuesta respuesta de las autoridades sobre el tema. Sin embargo, esas autoridades no detallan cómo debe llevarse a cabo esa acción”.

Las jaurías, con un número variable de perros, suelen actuar durante la noche. “Lo hacen en forma súbita e impredecible, volviendo infructuosos y frustrantes los intentos individuales y aislados de los propietarios para contrarrestarlos, sobre todo por carecer, en la mayor parte de los casos, de los medios necesarios que se requieren”.

Sin perjuicio del desarrollo de políticas efectivas a largo plazo, que surjan del consenso ciudadano, “en una sociedad que tiene, como signo de su evolución, la obligación de encontrar soluciones efectivas a este flagelo en el corto plazo”. Mientras tanto, “al tiempo que nos declaramos en contra de todo sufrimiento animal, tarea para la cual hemos consagrado con devoción nuestras vidas, defendemos el derecho inalienable de los productores a protestar ante esta lastimosa situación y a hacer visible en la capital el drama que les toca vivir, que provoca la matanza y sufrimiento”, finalizan.