Adaptación litoraleña

Árboles caídos sobre el tendido del alumbrado eléctrico, voladuras de techos, derrumbes de algunas paredes en diferentes tipo de construcciones, inundaciones por pluviales en las ciudades o desbordes de los cursos de agua en su periferia son noticias que, lamentablemente, se repiten en distintos lugares del país.
Hace poco más de un mes autos flotando sin control, casas y garages inundados conformaron un escenario pocas veces visto en Montevideo luego que las intensas lluvias hicieran colapsar el sistema de pluviales capitalinos. El pasado fin de semana las ráfagas de vientos provocaron importantes destrozos en nuestra zona y otras del litoral. Hasta hace no mucho las olas de calor y la sequía golpeaban fuertemente al sector productivo mientras los incendios forestales amenazaban poblaciones cercanas.
Este breve y seguramente incompleto repaso sirve, no obstante, para visualizar que los eventos severos que está provocando el cambio climático azotan cada dos por tres en diversos lugares del territorio nacional con disímiles consecuencias, tanto materiales como humanas.
Por su parte, la ciudadanía parece tener un mayor interés en estos temas, lo cual es algo positivo si consideramos que en tiempos no muy lejanos el cambio climático era puesto en cuestión hasta por algunos líderes políticos internacionales. No obstante, hoy es una realidad que se expresa con fuerza a nivel global.
La afectación es real y en Uruguay tiene múltiples manifestaciones. Estas amenazas de origen natural, en interacción con la exposición y vulnerabilidad social, han ocasionado múltiples impactos sobre las poblaciones, las infraestructuras, los ecosistemas, la biodiversidad y el sector agropecuario.
El año pasado el Ministerio de Ambiente publicó en su página web los resultados de una encuesta que evaluó cómo los uruguayos entendemos el cambio climático, qué impactos se perciben tanto en la cotidianeidad como en la economía del país.
Esta investigación se realizó en el marco de la iniciativa Promesa Climática (Climate Promise), encargada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) junto a la Dirección Nacional de Cambio Climático de la cartera a Opción Consultores. Entre sus resultados más significativos se supo que un 88% de las personas encuestadas evalúan el cambio climático como “un problema muy o bastante importante para Uruguay” y que “la ciudadanía y el gobierno” se identifican como los principales actores responsables de mejorar la situación ambiental y enfrentar el cambio climático en el país.
Si bien un 76% declaró tener “mucho o bastante interés en la temática” solo un 42% dijo estar “muy o bastante informado”. En este sentido, el estudio concluye la existencia de un conocimiento moderado que se acompaña por una percepción generalizada de “bajo o muy bajo volumen informativo sobre la temática en medios de prensa”.
Asimismo, el 74% de los encuestados uruguayos percibe que la actividad humana es la principal causa del cambio climático, atribuyendo responsabilidades tanto a la actividad de las empresas como del comportamiento individual de los ciudadanos.
¿Qué podemos hacer? Si pensamos que el 94% de la población del país vive en ciudades, las cuales enfrentan múltiples amenazas climáticas por el aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos severos y además tenemos en cuenta que las actividades y las infraestructuras se concentran predominantemente en áreas expuestas a riesgos climáticos, es claro que necesitamos un plan para ser más resilientes, resultar menos dañados por la exposición y salvaguardar infraestructuras y vidas.
Fruto del esfuerzo de muchos años de trabajo, actualmente podemos decir con satisfacción que Uruguay cuenta con una política sobre cambio climático y planes para enfrentarlo y trabajar la adaptación y resiliencia.
Paysandú es uno de los departamentos incluidos en el proyecto binacional “Adaptación al cambio climático en ciudades y ecosistemas costeros vulnerables en el río Uruguay”, que busca aumentar la resiliencia en ciudades y ecosistemas del río Uruguay mediante el desarrollo de instrumentos, herramientas y experiencias que promuevan la adaptación al cambio climático y la gestión del riesgo climático.
Se prevé la adopción de medidas específicas de ordenamiento territorial y gestión de riesgos, resiliencia en zonas inundables, adaptación en viviendas de riesgo medio, reconversión de fuerza laboral y reducción de vulnerabilidad social.
El proyecto, desarrollado por la actual administración departamental conjuntamente con el Ministerio de Ambiente y el PNUD, con financiamiento del Fondo de Adaptación a cargo de CAF-Banco Latinoamericano de Desarrollo, comenzó a gestarse en el gobierno departamental anterior -que también trabajó fuertemente en la reubicación de familias afectadas por las inundaciones- y podría llegar a ser un buen ejemplo de una política pública departamental que acompaña las políticas nacionales en la materia.
En lo que concierne a Paysandú, el proyecto se propone la recuperación y resignificación de tierras vacantes en Unión Portuaria, Ledesma y otras áreas periurbanas, el desarrollo de un parque lineal para promover la recuperación de espacios degradados en la ciudad en áreas donde las familias que vivían en zonas inundables fueron reubicadas. Se incluye la implementación de un fondo rotatorio para la adaptación de viviendas, facilitando préstamos sin intereses y subsidios, además de asesoramiento técnico para la adaptación y resiliencia. Asimismo, se ha puesto en marcha una estrategia de capacitación para la reconversión laboral, que incluye asistencia técnica y seguimiento de emprendimientos asociados a la producción de ladrillos, así como de oficios tradicionales y becas para estudios de testeo de software.
Otros departamentos uruguayos litoraleños y la provincia argentina de Entre Ríos también tienen acciones a desarrollar en el marco de este proyecto y sería bueno que en las etapas que se transitan actualmente se atendiera la perspectiva de sus habitantes, facilitándoles de todas las formas posibles la necesaria información para que puedan tomar decisiones acertadas.
Vivir en una zona cada vez más afectada por las consecuencias del cambio climático demanda estrategias y acciones de diferente nivel de complejidad e inversión, que van desde la adaptación de viviendas ya existentes a la construcción de infraestructura ciudadana y residencial que –desde el momento de su planeamiento– contemplen la variabilidad climática, así como los fenómenos adversos cada vez más frecuentes. Demanda también conocer más del tema y adecuar recursos y posibilidades a la adaptación y resiliencia. Hablar un mismo lenguaje y tener la información a mano puede marcar una gran diferencia a la hora de la búsqueda de soluciones desde una mirada más abarcativa, integral y sistémica.