Impacto del cáncer tras la pandemia y sus efectos en Uruguay

Algunos tipos de leucemia crónica aparecen de casualidad en un hemograma.

En Uruguay se diagnostican anualmente unos 17.000 casos de cáncer y el 10 por ciento del total, corresponden a enfermedades oncohematológicas, como leucemias, linfomas, mielomas, entre otras. El cáncer es la segunda causa de muerte en el país y representa el 25 por ciento de los fallecimientos.
La Sociedad de Hematología del Uruguay (SHU) enfatiza en la importancia de la prevención y detección temprana de la enfermedad para su tratamiento y su presidenta, doctora Virginia Costa, reconoció las dificultades existentes en estos tiempos de pandemia sanitaria.
“Estos dos años han sido difíciles, distintos, desconocidos para todos y no podemos permanecer ajenos al impacto de la pandemia en el mundo. Desde ese punto de vista, la hematología atiende a una diversidad de patologías, como las anemias o a embarazadas con problemas de coagulación, otros casos de sangrados y además, enfermedades de la sangre y ganglios linfáticos”, explicó.
Lo que sucedió durante la pandemia, es que “los hematólogos seguimos atendiendo en una modalidad como la telemedicina y a algunos pacientes específicos en forma presencial. Continuamos con los tratamientos de aquellos que ya estaban en curso o por empezar y, ante los riesgos de infección por COVID-19, se hicieron adaptaciones y modificaciones recomendadas por la Sociedad de Hematología. Como por ejemplo, el manejo de algunos medicamentos y cuántas dosis de las vacunaciones anticovid. Nos plegamos a esas recomendaciones elaboradas por una comisión, que a su vez, se apoyaban en las estrategias de colegas europeos”, dijo Costa a EL TELEGRAFO.
Desde la comunidad hematológica y la Sociedad de Hematología, “hicimos mucho para aprender de la experiencia de ellos y así fuimos transitando algunos diagnósticos que se retrasaron, porque hubo pacientes con dificultades de llegar al médico. Pero en ningún momento interrumpimos la atención, porque un porcentaje importante pasó a la telemedicina y cuando había sospechas, lo invitábamos a la consulta presencial. Las salas de espera tuvieron todas las precauciones, incluso se clausuraron espacios solo para estos pacientes”.

PROTOCOLOS

Explicó que “los casos presenciales se atendían en pequeños grupos, eran situaciones de pacientes que se hacían quimio o eran inmunodeprimidos. Y, por supuesto, la internación siguió funcionando, la diferencia era que hisopábamos a todos para el ingreso a las salas de inmunodeprimidos, donde –si podíamos– evitábamos el ingreso del acompañante”.
Las excepciones se dieron con pacientes que llegaban desde el interior del país. “Tratábamos de poner al paciente en habitaciones separadas del acompañante, con baños independientes y que llevaran hábitos que minimizaran los contactos”.
Consultada sobre el avance del estadio de la enfermedad en los pacientes ante la continuidad de la pandemia y la imposibilidad de llegar a la consulta por diversos factores, señaló que “hubo todo tipo de casos. Tuvimos pacientes que llegaron a la consulta cuando se constataron un bulto y también personas que no acudieron por miedo a la pandemia”.
Recordó que “tengo presente un caso que llegó al consultorio el 10 de marzo de 2020, se planteó una serie de estudios para el 13 de marzo, cuando comenzó la pandemia con la declaración de emergencia sanitaria. Esa persona tardó unos 4 o 5 meses en volver y la enfermedad estaba un poco más avanzada. Su caso se pudo revertir y los tratamientos anduvieron bien. Pero, así como hay pacientes que insisten y concurren, hay otros a quienes el miedo los inmoviliza”.
De todos modos, “se busca el acceso a la prevención y que un tercio de los casos de cáncer que afecta a cualquier parte de nuestro cuerpo se pueda prevenir –como el cáncer de piel, pulmón, garganta o vejiga–, con hábitos saludables. O con una detección temprana del cáncer de cuello de útero, donde la vacuna contra el HPV o el estudio de la sangre en la materia fecal para los casos de cáncer de colon, bajo los métodos de screening están muy claros y accesibles a todos los médicos, no sólo a los oncólogos. Es decir, un paciente puede ir a cualquier médico general y ese médico tiene su protocolo”.
En los casos de cáncer de mama, “la paciente tiene que alertar sobre los antecedentes de la enfermedad en su familia. El médico seguramente pedirá mamografías, entre otros estudios, pero es prevenible y muy importante el intercambio de información”, enfatizó.
En hematología, “los síntomas son mucho más vagos y afecta tanto a niños como a adultos. Pero, en todos los casos, hace falta un seguimiento de las estadísticas para darnos cuenta del impacto en los números”.

POR FALLECIMIENTOS

Costa destacó que el seguimiento de las enfermedades oncológicas deberá efectuarse en cada uno de los subtipos. “Los casos de cáncer de mama y de pulmón son los más frecuentes. Se diagnostican muchos, pero se curan cada vez más. Para evaluar la incidencia de los casos de cáncer de mama, lleva unos 10 o 15 años y se ven los números acumulados en forma retrospectiva”.
A medida que pasan los años, el avance en el diagnóstico y los tratamientos han sido tales que, para ver el impacto, hay que esperar más años. “Es decir, el impacto se observará después de la pandemia y sospecho que sí, habrá un impacto en los números. Pero hoy no tenemos esos números como para dar una respuesta correcta y ajustada. Para tener algo preliminar, lo veremos en dos años y lo más seguro, se dará dentro de cinco años”.
En forma paralela, avanzará la investigación y los tratamientos que también se enlentecieron durante la contingencia sanitaria. “Por eso, creo que es prematuro afirmar el retraso en la atención”, agregó.
Preguntada sobre la causal de fallecimiento de un paciente diagnosticado con un cáncer en etapa terminal que padeció coronavirus, Costa precisó que se incorporó la COVID-19 a la declaración obligatoria. “Pero los números gruesos de las estadísticas, se depurarán después. En este sentido, hay que darle tiempo a los estadísticos para esa tarea”.

PREVENIR

La presidenta de la SHU resaltó la necesidad de efectuar campañas de educación y concientización en hábitos saludables. “Es un recordatorio día a día. Los médicos tenemos que aprender y nunca olvidar hacerlo en todas las consultas y recordarnos a nosotros la importancia de una buena dieta y los ejercicios. De hecho, el carné del pediatra tiene una serie de recomendaciones, tales como la forma de darle de comer al niño de acuerdo a la edad y a veces no lo leemos. No es solo para los pacientes, sino para todos”.
Uruguay mantiene las características de una población con patologías crónicas, como la diabetes o hipertensión arterial, además de obesidad y sobrepeso. La oncóloga reiteró la necesidad de una dieta saludable para la prevención de enfermedades y las alertas para estar un paso antes del cáncer. “Esta tarea no es exclusiva del médico, sino también del sistema de salud pública y de los medios de comunicación. Como todo lo que ocurre en esta vida, cuantas más alarmas se activen, más ayudarán a despertar la conciencia por la prevención”.
Costa reflexionó que “hoy vemos que el mundo atraviesa por una pandemia, pero desde Uruguay veíamos muy lejana a la ciudad china de Wuhan, donde comenzó y nos cuestionábamos si iba a llegar el virus a Uruguay. Y vimos que los virus llegan”.
Explicó que “tuvimos la experiencia de quienes lo vivieron antes que nosotros y hemos aprendido un montón de cosas. Aprendimos a comunicarnos a través de las pantallas, a manejar el Zoom y otras plataformas. A valorar las cosas positivas de permanecer en casa y a cuidarnos entre todos como comunidad. Además de las negativas, porque hubo situaciones difíciles y dolorosas”.
En su opinión, “me siento bastante orgullosa de cómo atravesamos la prevención del cáncer en Uruguay, que tiene una larga historia de campañas de prevención”.

LA HEMATO ONCOLOGÍA

La Sociedad de Hematología cuenta con 140 socios entre Montevideo y el Interior. “Es una sociedad muy formada y pujante, con iniciativas académicas que surgen desde la Cátedra de Hematología que organiza reuniones por la web para discutir los tratamientos con los pacientes y pensar en conjunto”.
Sin embargo, las enfermedades que atiende la hematología “son una pequeña parte y no muy prevenibles. En la mayoría de los casos no tenemos muchas herramientas, pero sí la detección temprana para mejores controles”.
Entre los síntomas, Costa destacó “la fiebre que no se va, el cansancio persistente y distinto. Los moretones que aparecen en el cuerpo y la persona nunca se pegó, algún sangrado y marcas nuevas como ganglios que se agrandan y no retroceden. La consulta siempre es posible y aunque después constate que no es nada, siempre hay que consultar”.
Por ejemplo, “algunos tipos de leucemia crónica aparecen de casualidad en un hemograma o en estudios de rutina. No le pregunto al ‘doctor Google’, sino al médico de un prestador público o privado y si no puede acceder porque aún hay teleconsulta, por el número de cédula un médico puede responder por el resultado de un hemograma”, resaltó.
Costa enfatizó sobre la importancia de “utilizar los canales de comunicación para los controles periódicos y recordar que los controles de la salud no son únicamente la responsabilidad del equipo médico, sino de uno mismo. Las decisiones no se toman solamente desde los equipos técnicos, sino que el paciente debe participar en las decisiones y debemos buscar las alternativas disponibles. Uruguay tiene un buen sistema de salud y está todo dado para que funcione”.
No obstante, concluyó que “la accesibilidad debemos ponerla en el contexto mundial de la pandemia. Uruguay ha transitado por muchas experiencias pero no significa quedarnos tranquilos”.