La llamativa parada solar de Villa Serrana

La parada solar se ha convertido en una referencia y en parte del paisaje de Villa Serrana. Está construida con materiales reciclados, algunos nuevos, y bajo los parámetros de la bioconstrucción.

A pocos kilómetros de la ciudad de Minas, en el departamento de Lavalleja, se ubica un destino turístico que está pasando por un momento de auge desde hace algunos años, al punto tal que la cantidad de viviendas en el lugar (de 700 a 800) es tres a cuatro veces mayor que la cantidad de habitantes (entre 200 y 250). Al menos esa fue la estimación que dio a EL TELEGRAFO Pablo Bregonis, integrante de un grupo de vecinos organizados de Villa Serrana. “Al mes se instalan 4 o 5 casas más, que se empiezan a construir u otras que ya llegan armadas. La mayoría son casas de alquiler, o segundas residencias. Hay tres o cuatro veces más casas que habitantes”, estimó.

Más allá de lo pintoresco del lugar y el entorno serrano, los vecinos se han preocupado por mantener las cosas dentro de una filosofía de naturaleza y por ello es que se ha convertido en una especie de emblema del lugar la denominada como primer parada solar. Se construyó en el año 2018 y desde entonces no ha parado de ofrecer a residentes y visitantes agua caliente y carga eléctrica para dispositivos electrónicos en forma gratuita. Esta parada formó parte de una serie de acciones que se realizaron ese año al amparo del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD), que si bien estaba orientado a emprendedores, contempló el planteo de los vecinos.

“Se hicieron talleres de reciclaje, aparte estuvimos un año reciclando acá en la villa. Se compraron equipos para cine bajo las estrellas, un proyector, para ofrecerlo gratis; se hicieron otras cosas culturales, eventos musicales, y se cerraba con la parada solar, que nos pareció que era lindo porque involucra el tema del reciclado, de la bioconstrucción, aprovechar la energía solar a nuestro favor, y seguimos con la misma idea de que siga siendo gratis”, relató Bregonis.

AUSTERO

Enfatizó en que la parada “tiene de mantenimiento casi nada, porque en tres años sólo le he cambiado tres o cuatro veces el cable de los celulares. La misma gente cuida mucho, no se rompe nada, lo que está bien. Las devoluciones que hay son muy buenas”.
La construcción cuenta con “un panel solar fotovoltaico, que carga una batería y de ahí carga celulares o lo que tengas para cargar con puerto USB; con el panel solar térmico calienta agua y sacás agua para el mate, con un botoncito”. La temperatura del agua se puede leer en un panel led, y alcanza los 90ºC aún en días nubrados. Pero detrás hay otros conceptos, como el de reciclaje.

“Conseguí un cárter, que es la parte del motor donde guarda el aceite abajo, de un motor de un camión grande y se armó todo sobre eso y se colgó ahí. El cárter lo usé como un depósito, es lo suficientemente grande para meter adentro una batería, el regulador de voltaje, la grifería y el cableado para el agua caliente. En vez de armar algo en chapa o madera. El agua sube del contador al calefón solar térmico y, cuando se aprieta el botoncito, habilita un válvula y baja directo a la canillita”, detalló.

Lo otro llamativo es la estética, que sigue el concepto de la bioconstrución. “La hicieron unos vecinos de acá que trabajan en eso, son muy buenos, nos echaron una mano ahí y quedó precioso”, valoró. “Tiene dos palos que están inclinados hacia adelante, hay mucha gente que dice que se va a caer o pregunta por qué está torcido, pero la idea era emular a Villamajó (arquitecto que planificó el pueblo a mediados del siglo pasado), que tiene sus fachadas inclinadas, por un tema del agua; como eran aberturas de madera, eran con la inclinación hacia adelante. Había que haberle puesto algún cartelito o algo, para que la gente asociara y no crea que se está por caer”, bromeó el vecino.

COPIA

Bregonis señaló que no recuerda los números con precisión “pero ponele que haya costado en total entre 1.500 y 2.000 dólares, una cosa así, contando los materiales y mano de obra”. Entre los costos operativos hay que contar el suministro de agua. “Nosotros contratamos un contador de OSE, lo tenemos que pagar todos los meses, hablamos con los vecinos que tienen comercio por acá en la vuelta y así se hizo el mantenimiento y se pagó el agua. Al día de hoy estamos pagando entre 400 y 500 pesos de agua, que no es algo que te vaya a cambiar mucho”, dijo.

El invento dio resultado, “es algo que llama mucho la atención y está bueno. En el correr del 2019 se armaron otras, por Tres Ombúes, en Montevideo, también paradas solares; no son con bioconstrucción pero siguen con la temática, y está bueno que se multiplique. La gente sabe que tiene para cargar el celular y tomar mate y protegen el lugar, que era un poco el miedo que nos planteaban. Pero para nada, está bueno que se copie y pegue por todos lados”.

COMUNITARIO

Si bien el plazo del proyecto ya culminó, los efectos en la comunidad persisten, porque además de la parada, también siguen operativos los equipos de cine, “que se donaron al Club Social y Deportivo de Villa Serrana. Todos los viernes pasamos cine en una sede provisoria que tenemos acá, también gratis, cine bajo las estrellas; en los días lindos nos ponemos afuera con un fuego, vienen turistas, los vecinos, se genera un lindo ambiente”.

PROGRAMA

El PPD funciona en países en desarrollo de todo el mundo desde el año 1992, con el objetivo de apoyar actividades de organizaciones de la sociedad civil relativas a temáticas ambientales que contribuyan al desarrollo sustentable.

En Uruguay lo lleva adelante el Ministerio de Ambiente con la participación del Ministerio de Turismo, implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el apoyo de la Universidad de la República. Lo financia el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, y los ministerios mencionados.
En el caso del proyecto en Villa Serrana, el monto total fue de U$S 21.720, correspondiente a una donación del PPD por U$S 10.000 y una contrapartida de los vecinos por U$S 11.720, de acuerdo a la página del programa.