Los malos hábitos que dañan la salud

Una casa construida con materiales defectuosos tarde o temprano se derrumbará. Nosotros estamos construidos de nuestros hábitos diarios. De ellos depende nuestra casa, nuestro cuerpo. Si esos hábitos son saludables contaremos con hormigón, vigas y ladrillos de calidad sobre los que se sustenta nuestra salud. Por el contrario, unos hábitos insalubres pueden estar poniendo en peligro nuestra salud poco a poco.
Puede parecer una obviedad, pero cuando estamos hablando de hábitos, es algo que hacemos sin darnos cuenta y, poco a poco, pueden tener resultados realmente serios.

Fruta y verdura

Las personas se podrían dividir en tres grupos: las que no consumen ni fruta ni verdura; las que consumen fruta, pero no verdura; las que consumen fruta y verdura. El último grupo es el más saludable, pero hay muchas personas que se encuentran en el segundo, creyendo que tomando fruta como postre o entre horas es suficiente. No lo es.
La recomendación actual establece que el mínimo saludable es consumir cada día tres porciones de verdura y dos de fruta. Si no se hace esto se está cumpliendo el primer hábito que pone en riesgo la salud al no aportar al cuerpo la cantidad suficiente de fibra, vitaminas y minerales.

La comida por la noche

Cada uno de nosotros tiene un reloj interno que activa y desactiva diferentes mecanismos, como puede ser liberar melatonina para ayudarnos a dormir, o activar el metabolismo para digerir alimentos. Pero durante la noche nuestro metabolismo no es tan eficaz para realizar digestiones. Evolutivamente estamos acostumbrados a vivir de día y descansar de noche. Actualmente solemos cenar tarde, pero incluso después de cenar muchos tendemos a picar algo mientras visualizamos una película o serie. Eso altera el ritmo circadiano y puede afectar la salud a medio y largo plazo.

Tabaco, alcohol, sedentarismo

El tabaco, el alcohol y el azúcar son tres hábitos que están asentados en nuestra sociedad y que, a pesar de conocer que no son saludables, no hacemos mucho para reducirlos o evitarlos. Eliminarlos de nuestro día a día supone una gran reducción del riesgo de sufrir enfermedades como cáncer de pulmón, cáncer de hígado o diabetes tipo 2, entre muchas otras. Las profesiones son cada vez más sedentarias, a lo que se añade la falta de actividad física en el resto del tiempo libre.
Pasar más de seis u ocho horas al día sentados aumenta el riesgo de morbilidad y mortalidad por todas las causas. La actividad física contrarresta ese aumento del riesgo, más a medida que nuestra cantidad de movimiento el resto del tiempo es mayor.
Hace varios años se puso como objetivo diario caminar 10.000 pasos al día para obtener beneficios en nuestra salud y reducir los efectos secundarios del sedentarismo. ¿Y el trabajo de fuerza? ¿Y el trabajo de mayor intensidad? Para cuidar de nuestra salud por completo es necesario realizar los tres: moverse durante el día, entrenar fuerza y hacer entrenamientos de mayor intensidad.
Tomar como objetivo genérico caminar o movernos diez mil pasos al día debe ser la base de la pirámide, no la pirámide completa. Debemos completarla con entrenamiento de fuerza y de más alta intensidad. Ocurre la misma situación al revés, si solamente nos movemos durante la hora del entrenamiento seremos personas sedentarias que entrenan.