Túnez, 26 (EFE)
La nueva constitución de Túnez, diseñada por el presidente, Kais Said, y votada este lunes en referéndum ha obtenido un apoyo del 94,6%, pero con una participación de tan solo el 30,5% del censo, una vez contabilizados el total de 9,2 millones, incluidos los residentes en el extranjero.
Incluso antes de conocerse los resultados finales aunque esperados, la oposición política rechazó ayer el proceso por considerarlo “ilegítimo” y lanzó peticiones de dimisión para Said.
Estos resultados representan la mayor abstención (casi un 70%) de todos los procesos de la transición democrática, con la singularidad de que en esta consulta se registró automáticamente a 2,4 millones de ciudadanos una vez expirado el plazo oficial de inscripción.
Said modificó por decreto en abril la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE), encargada de supervisar la actual consulta, por lo que organizaciones nacionales e internacionales cuestionan su neutralidad.
La misma ISIE reconoció que las declaraciones de Said a la salida de un colegio electoral del lunes pudieron incurrir en una infracción, aunque descartó que influyera en el voto de los tunecinos.
La oposición socialdemócrata, el Frente de Salvación –que engloba partidos progresistas, liberales y el islamista Ennahda– y el Partido Desturiano Libre (PDL), compuesto por nostálgicos del antiguo régimen, consideró que fue un proceso “ilegítimo”.
“La gran mayoría de los tunecinos (75%) no apoyan a Said, de nuevo; lo que hizo es un golpe de Estado, es ilegal y es impopular”, valoró el movimiento “Ciudadanos contra el golpe” vinculado al opositor Frente de Salvación.
Por su parte, Amir Moussi, líder del PDL, formación que apoyó al presidente cuando este decretó hace un año el estado de excepción, cree que cualquiera que sea la tasa de participación “del 70%, 200% o 4000% el proceso es fraudulento, ilegal e ilegítimo”.
“No lo reconocemos y no nos adherimos a él”, advirtió.
El referéndum no establecía un umbral mínimo, por lo que abre entre los expertos interrogantes a cerca de la legitimidad en la adopción de esta nueva Carta Magna.
De quienes votaron por el “sí”, el 24% lo hizo para mejorar la situación del país, el 23% en apoyo al jefe del Estado y el 17% como castigo a la clase dirigente de la última época, según la compañía demoscópica tunecina, Sigma, que había estimado un 92,3% de las papeletas a favor.
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