Con la contienda electoral a la vista

La oposición comenzó a marcar la agenda electoral. Los apuros por delinear la cancha del partido, que empezará a desarrollarse en 2024, adelantaron todas las jugadas. Aunque el Partido Nacional –como figura principal de la coalición– asegure que está concentrado en la gestión, en la interna se deja llevar por los condicionamientos del principal sector opositor.
El Frente Amplio muestra a Yamandú Orsi y deja que hable. La intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, tiene algunas cuestiones para resolver en su administración, como un plan de saneamiento para comenzar a mostrarse. Y tal como lo adelantó, “en la medida en que su trabajo” se lo permita, acompañará en todo lo que pueda la gira de “El Frente te escucha”. Por estos días, la campaña se encuentra en Montevideo, donde gobierna desde 1990 en forma ininterrumpida y conoce de primera mano las necesidades de un departamento donde reside al menos un millón y medio de uruguayos.

Justo en su feudo, el presidente de la fuerza política, Fernando Pereira, está “buscando los errores” cometidos y este fin de semana reunió a dirigentes departamentales de la capital. La idea del Frente Amplio, que gobernó durante tres períodos consecutivos, es elaborar un plan de trabajo que construya 500 comités de base en todo el país. El segundo –y no menos importante– es organizar desde esos lugares el retorno al gobierno. A esto deberán sumarse las organizaciones sociales afines que, al menos en el plano local, llevan adelante reuniones de discusiones temáticas, donde veladamente se muestra su inclinación política. Aunque lo nieguen.
Así continuarán hasta diciembre del año que viene, con el objetivo trazado de visitar cuatro veces cada departamento para obtener una radiografía de los últimos dos años, según su presidente.

De esta manera, tratarán de revertir el concepto de “lejanía” con el Interior que la clase dirigente recibió desde las bases. Fundamentalmente, el relato que considera “falso” y seguramente refiera a las inversiones de Gas Sayago, Aratirí, cierre de Pluna o los estados financieros de Ancap.
No es posible saber si realmente habrá una “escucha” o si los protagonistas de la gira responderán con su catarsis verbal habitual, tan acostumbrada a confrontar con los medios capitalinos.
Por el momento, uno de los fuertes candidatos ya señala a su oponente. El intendente de Canelones, Yamandú Orsi, asegura que con el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, “es fácil conversar”. Y es más que “un secreto a voces” la candidatura del nacionalista que aparece ante la ausencia de otros liderazgos.
Igualmente, todos saben que el escenario político quedó marcado después del referéndum que impulsaba la derogación o confirmación de 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC). Y, tanto de un lado como de otro, reconocen que quedaron dos bloques mirando fijamente la pizarra electoral de 2024.

Aquella medición de fuerzas que estimaba la ocurrencia de cosas espantosas si se confirmaba la ley o, por el contrario, que se navegaba a la deriva, delimitan este perfil electoral prematuro.
En realidad, la campaña política nunca cejó. Casi inmediatamente de la asunción de Lacalle Pou, las organizaciones sociales empezaron a empujar a la fuerza opositora, hasta sacarla a las calles. A todo lo demás, lo muestran a diario las cámaras de televisión.
Por eso, si las campañas políticas son habitualmente extensas en Uruguay, no es imposible predecir que la de 2024 lo es aún más. Asimismo, la oposición marca la agenda de los temas de discusión parlamentaria y la seguridad ciudadana es un desafío para todos los partidos. A uno lo quitó del gobierno y lo sabe. Al otro lo interpela en forma constante y lo obliga a salir a explicar en conferencias de prensa, las estadísticas que maneja el Observatorio de Criminalidad y Violencia. En la actualidad, los sectores que reclaman un estado de emergencia, tampoco consiguieron la intervención multidisciplinaria en los barrios, con el fin de lograr una disminución de los delitos y evitar su avance. Ya lo vaticinaba el anterior director nacional de Policía, Mario Layera, cuando esperaba contextos similares a El Salvador o Guatemala, en Uruguay.

El exjerarca cuestionaba que “un día los marginados van a ser mayoría” ante un “Estado superado” por las organizaciones pandilleras. Claro que, después vino el referéndum y el mismo Layera alertaba sobre un estado policíaco que no corresponde en la democracia uruguaya y al respeto de los derechos humanos.
Por el lado del oficialismo, la economía de los hogares y el desempleo es un desafío en la agenda del gobierno que lo expone a sus propias promesas. Porque en la región, los dos grandes vecinos crecerán poco y seguirán baratos.
Las tensiones sociales aumentarán y los amagues de paralizaciones de actividades se multiplicarán, apenas el gobierno haga un anuncio. De hecho, un ejemplo es la presentación del anteproyecto de reforma de la seguridad social, es decir, ni siquiera aún redactado como iniciativa parlamentaria y ya movilizó al Pit Cnt a anunciar un paro este mes o el próximo.

La clase política en el gobierno deberá negociar muy intensamente entre sí, antes de presentar un proyecto de ley de estas características. Además, necesita del consenso de la opinión pública para avanzar, después, hacia su interna.
Lo previsible del asunto es la necesidad de mantenerse unidos porque –también lo saben– cada uno por separado no resulta competitivo respecto a la oposición. De manera que hay mucho en juego, junto a la motivación de sostenerse en el gobierno.
Por ahora es un fuego cruzado predecible, donde a la oposición le parece fundamental la necesidad de desmarcarse en forma continua. Sin embargo, ya llegará el tiempo en que deba ubicarse al centro.
Tal como debieron hacerlo otros candidatos de izquierda.
Sin ir más lejos, le ocurrió eso a Gustavo Petro, que asumió este domingo la presidencia de Colombia y debió elegir a José Antonio Ocampo, al frente del Ministerio de Hacienda para calmar a los mercados. O a Álvaro Durán Leyva, en Relaciones Exteriores. Ambos referentes de gobiernos anteriores.
Es que –también lo saben– ninguno llega solo y nadie permanece sin apoyo. Por ahora, nada que no haya ocurrido antes.