Vulnerabilidad y movilidad sostenible

Los ciclistas y los peatones son los más vulnerables en el tránsito, y el diseño de la infraestructura urbana en nuestras ciudades debería considerarlos seriamente. En Uruguay en 2021 fallecieron 53 peatones en siniestros de tránsito, de los cuales la mitad murió de inmediato y algo más del 20% dentro de las siguientes 24 horas.
Evidentemente, la vulnerabilidad de los peatones radica en que –al igual que los ciclistas y motociclistas– por su condición o modo de circulación en la vía pública se encuentran más expuestos y son propensos a sufrir lesiones graves o fallecimiento causado por un siniestro de tránsito.

Aunque buena parte de la población lo haga varias veces en el día, cruzar la calle y circular por la vía pública caminando no es algo simple ni sencillo. Muy por el contrario, es una acción compleja en la cual la persona debe considerar varias circunstancias y tomar decisiones que, como todos sabemos, no son siempre acertadas. Hay una serie de factores contextuales, presentes en el entorno que influyen en acciones y decisiones que se toman y realizan en pocos segundos: el tipo de cruce o calle por la cual se circula, si hay señalización o semáforos, las características del tránsito en cuanto a velocidad, densidad, flechamientos, así como una serie de factores personales que tienen que ver con aspectos psicológicos, cognitivos, físicos y que también involucran la experiencia previa como peatones y/o conductores.

Cómo circular siendo peatón es algo que debe aprenderse, una actividad que debe enseñarse a los niños y adolescentes y un rol que debe realizarse con cuidado y que requiere el respeto de los demás actores del tránsito, es decir, aquellos que circulan en distinto tipo de vehículos.

En el caso de los menores que circulan solos como peatones, existe en general una preocupación desde las instituciones educativas y también desde las propias familias dado que se tiende a pensar que por inexperiencia, pero también por cuestiones físicas, características psicológicas o biológicas podrían prestar poca atención al entorno en el cual se desplazan. O que los niños por su propia estatura quizá no puedan visualizar correctamente el tránsito o los conductores no los vean. Son preocupaciones legítimas que generalmente están presentes, aunque la realidad es que no son los niños o los adolescentes los peatones más vulnerables, sino los adultos mayores. Son nuestros abuelos los peatones que más fallecen en accidentes de tránsito.

Según datos del Segundo Informe de Gestión y Estadística de Seguridad Vial, correspondiente al año 2021, de los 53 peatones fallecidos ese año en siniestros de tránsito –valor que representa el 12,2% del total fallecidos en el año (434) y un 17,4% de los fallecidos del grupo usuarios vulnerables– el principal grupo etario que fallece por esta causa son adultos mayores de 70 o más años (6 peatones fallecidos de sexo femenino y 15 fallecidos de sexo masculino).

Los adultos mayores poseen desventajas frente al resto de quienes usan la vía pública en Uruguay: tienen dificultades de apreciación en la distancia y velocidad de los vehículos, dificultad para distinguir los cambios de luces de los semáforos; problemas de visión (que se acrecientan en horas de la tarde y noche), a lo que se puede agregar falta de orientación en calles desconocidas, dificultades al cruzar calles de ancho excesivo o la influencia de condiciones del clima (por ejemplo, cuando llueve tienen mayor dificultad para desplazarse).
Podríamos preguntarnos dónde se producen estos siniestros de tránsito fatales que involucran peatones y la respuesta es en las ciudades y jurisdicciones departamentales, no en rutas nacionales. En este sentido, según el informe antes referido, un 62% de los peatones fallecidos fueron como consecuencia de siniestros ocurridos en la jurisdicción departamental y un 38% en jurisdicción nacional.

Dentro de esta jurisdicción, el principal vehículo involucrado en el atropello de peatones es el auto y la camioneta; seguido de la moto. Por otro lado, en jurisdicción nacional los vehículos que principalmente se vinculan con los atropellos a peatones son: autos o camionetas y camiones y motos.
La velocidad es el principal riesgo al que se enfrenta el peatón. En este sentido, cuanto mayor sea la velocidad del vehículo que embiste al peatón, menor es su posibilidad de sobrevivencia. De acuerdo a las estadísticas, los peatones tienen 90% de probabilidad de sobrevivir a un atropellamiento cuando el vehículo los impacta a 30 kilómetros por hora o menos, pero ese porcentaje desciende a menos del 50% cuando el vehículo circula a 45 kilómetros por hora o más.

Todas estas cuestiones constituyen también preocupaciones de larga data, que exceden a las actividades del Día Internacional del Peatón, conmemorado ayer, 17 de agosto. Se trata también de un tema que ha sido incorporado en las herramientas legales y normativas disponibles.
En este sentido, desde 1984 el Reglamento Nacional de Circulación Vial (RNCV), posteriormente actualizado por la Ley Nº 18.191 de Tránsito y Seguridad Vial ya tenía en cuenta a los peatones, e incluye que al igual que el resto de usuarios de las vías de tránsito está obligado a cumplir con el mismo “y a no hacer lo que signifique trastornos o peligro para los demás usuarios”.

Respecto a este asunto, tiempo atrás el director de Movilidad Urbana de la Intendencia de Salto, Henry Albarenque, decía a Diario Cambio que la imprudencia es una de los principales motivos de siniestralidad a nivel urbano. “Los siniestros que ocurren en esquinas con semáforos suceden por imprudencia de la gente, tanto de peatones como de conductores”, dijo, a la vez que entre los errores que se suelen cometer en el tránsito enumeró que se ve mucho que las personas van prestando atención al celular, descuidan el tránsito, cruzan semáforos en rojo, no respetan las cebras: “notamos que es un tema de imprudencia, no de señalización o del tránsito mismo”.

Evidentemente parte de razón tiene y existen responsabilidades que atender, tanto de parte de los peatones como conductores. Sin embargo, también es importante pensar en opciones de movilidad más sostenibles para nuestras ciudades. Veredas en buen estado, ciclovías, transporte público eficiente, mejoras en el diseño de las calles, entre otras, son acciones que otros países están llevando adelante en procura de soluciones. Existen también otras iniciativas más avanzadas, como conceder estatuto legal a la movilidad segura, lo que significa una mayor presión sobre los gobiernos en el desarrollo de infraestructura vial que cumpla y fomente la seguridad.
En todo caso, mejorar en estas áreas implica fiscalizar el tránsito y trabajar sobre la educación vial pero también considerar a los usuarios y sus características para el desarrollo de políticas de movilidad que permitan contar con infraestructura para desplazarse con seguridad y fomentando la salud.