En los últimos días se dio a conocer a través de distintos medios la situación generada en torno a una emprendedora gastronómica, quien sufrió ataques de todo tipo en las redes sociales por haber cometido algo que al parecer muchos consideran un verdadero pecado: sacarse una foto con el presidente de la República, Lacalle Pou.
La protagonista de este lamentable incidente es una fabricante de alfajores artesanales, Julia Olarte, cuyos productos se comercializan a través de la marca Cuatro de Julia y quien se vio forzada a abandonar su cuenta de Twitter tras el aluvión de críticas recibidas. De acuerdo con el diario “El País”, Olarte dijo que Twitter es su principal canal de ventas. La empresaria fue acusada por su supuesta filiación partidaria y otros usuarios declararon que no comprarían más sus productos. Antes las agresiones sufridas, Olarte publicó el siguiente texto en la mencionada red social: “Hoy dejo de lado el emprendimiento y escribiré este hilo a modo personal. Como sabrán hace 3 años me separé y arranqué con los alfajores. En ellos encontré un escape y creo que son mi terapia en ciertos momentos. Vuelco ahí toda mi energía porque me hacen sentir bien y feliz. Nadie me creía cuando dije que Twitter era mi principal canal de ventas”. En su perfil dice: “‘busco que el alfajor despierte emociones’, porque para mí todo lo que hago con el emprendimiento es una emoción. Hoy eso cambió. Más que emoción, es un bajón. Hace tres días que me siento como el culo. Lloro, trabajo, miro los comentarios, lloro y así estoy. Y, la verdad, es horrible estar así. Me saqué una foto, sí. Y si he de ser sincera, me dio un poco de vergüenza acercarme y pedirle, ni con mi celular fue, porque no tenía espacio. Pero fue tenerla y quise compartir con ustedes la alegría que sentí en ese momento, porque guste o no es la autoridad máxima del país. Nunca imaginé que se generaría todo este revuelo y que hubiera tanto odio y resentimiento, Dios mío. No puedo hacerle caso a los que me dicen: ‘No les des bola’. Parece la historia sin fin, unos contra otros. Nunca me metí con nadie y nunca les falté el respeto. Pero tengo que poner un punto final porque ya se fue al carajo. Busqué la forma de eliminar la cuenta, pero no encontré, así que eliminaré la aplicación porque realmente me están haciendo mal. ¡Y yo lo que necesito es vender! ¿Si sentiré la falta de las ventas? Por supuesto que sí, pero prefiero vender menos y dejar de leer las ordinarieces que me dicen. Pierdo plata, pero gano salud”.
Lamentablemente lo sucedido no constituye una sorpresa en un país donde la grieta cada día se hace más evidente y profunda, siendo alentada por varios sectores políticos, sociales y sindicales. ¿A alguien se le ocurre que exista algo más generador de grietas que la “lucha de clases” (por definición, lucha: 1. f. Pelea en que dos personas se abrazan con el intento de derribar una a otra. 2. f. Lid, combate, contienda, disputa. U. t. en sent. Fig. 3. f. Oposición, rivalidad u hostilidad entre contrarios que tratan de imponerse el uno al otro. (Real Academia Española)), a la cual hacen referencia permanente los integrantes de la casta sindical de nuestro país (léase los privilegiados del Pit Cnt que gozan de licencia sindical y cobran su salario sin ir a trabajar) quienes repiten como loros la frase de Carlos Marx según la cual “Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más en dos grandes campos enemigos, en dos clases, que se enfrenta directamente, la burguesía y el proletariado (…) La historia de toda las sociedades que han existido hasta nuestros días, es la historia de las luchas de clases”.
Con menos claridad y exposición pública pero idéntica convicción, muchos de los integrantes del Frente Amplio alimentan el discurso del odio y de la discriminación incluyendo las redes sociales y las relaciones entre vecinos o familiares, quienes terminan enemistándose por esa lamentable pero efectiva prédica. Como para muestra basta un botón, no nos olvidemos que el exdiputado sanducero Juan Domínguez le gritó “oligarca puto” al entonces también diputado y hoy presidente de la República, Luis Lacalle Pou, en plena sesión de la cámara baja.
La gravedad de los ataques sufridos por Julia Olarte requería una reacción clara, directa, personal y contundente del presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, la cual brilló por su ausencia y constituye una pésima señal y un claro error de quien tiene la enorme responsabilidad de encabezar la principal fuerza política de oposición que además estuvo quince años en el poder en forma ininterrumpida entre 2005 y 2020. Pereira tendría que haber tenido un gesto solidario con esa trabajadora y visitarla en forma personal, tomándose una foto con ella al igual que lo hizo Lacalle Pou, demostrando así que no importa con quien decide sacarse una foto alguien que “se parte el lomo” trabajando para hacer un peso y vivir dignamente. Todo el mundo sabe (salvo Fernando Pereira) que la vida de los pequeños emprendedores es muy sufrida, especialmente si son mujeres, del Interior y separadas, y que por ello mismo su gesto era tan necesario y se nota tanto su omisión.
Para ser justos, tampoco los colectivos feministas (siempre tan dispuestos a apoyar a mujeres que sean de izquierda, las demás no cuentan) salieron en defensa de esta trabajadora. Obviamente para estas organizaciones las mujeres son todas iguales, pero las de izquierda son “más iguales” que otras.
Afortunadamente, Julia Olarte fue apoyada por diversos actores políticos, sociales y empresariales (obviamente ninguno del Pit Cnt) entre los que se cuentan la exministra de Turismo y actual senadora Liliam Kechichian y el presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay, Alfredo Antía. “Quiero decir que en nuestra gestión en el Ministerio de Turismo conocimos a Julia y su emprendimiento de elaboración de alfajores. Es una persona luchadora y elabora un muy buen producto. Nada más importa y en este caso como en muchos otros me pronuncio contra la intolerancia”, escribió Kechichian, en una valiente y real manifestación de tolerancia y llamamiento a la integración en donde realmente hay que actuar, que es a nivel de la sociedad, y no en los discursos políticos vacíos de realidad. ¡Felicitaciones, así debió responder la totalidad de sistema político, respaldando a la trabajadora y condenando la intolerancia de algunos sectores de la sociedad!
Por su parte, Antía expresó: “Primero revisan con quién te sacás fotos y luego deciden si tenés derechos. Como en la dictadura: categorías A, B y C. No tienen vergüenza”. También manifestaron su respaldo al intendente de Canelones, Yamandú Orsi y la vicepresidenta Beatriz Argimón, entre otras personas.
Tarde o temprano, los que alientan la grieta y convocan al odio en las redes sociales tienen que hacerse cargo de sus actos. No importan si invocan la lucha de clases o si quieren modificar el 25 de Agosto para que deje de ser el “Día de la Independencia” y se transforme en el “Día del Comité”. Mal que les pese a estos censores del pensamiento ajeno, cada persona tiene el derecho a pensar lo que quiera, a votar a quien le parezca y a sacarse fotos con quien se le ocurra. A pesar de ellos, de su enojo y de su intolerancia, pero a pesar también del error inexcusable de Fernando Pereira que borra con el codo lo que trató de escribir con la mano.
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