Pasan las sucesivas administraciones de gobierno y pese a los mil y un anuncios y enunciados de buenos deseos, la respuesta contundente para reducir el déficit habitacional en nuestro país en lo que respecta a las viviendas de interés social, por una causa o por otra, sigue sin poder hacerse realidad, más allá de los papeles y el relato.
Es decir, gobiernos de todos los signos han intentado con mayor o menor impacto, contribuir a que el desfasaje entre la necesidad de acceder al techo propio y los costos de hacerlo, se estrechara y pusiera a la vivienda al alcance de los sectores menos favorecidos de la población, pero pese a los recursos que se han asignado con este fin, el tema se asemeja al del perro que quiere morderse la cola: vueltas y más vueltas, con el mismo resultado.
El hecho de que el actual gobierno se enfrentara desde el vamos con una pandemia que hizo trizas las previsiones y programas de trabajo en las respectivas áreas, hizo caer la actividad, el empleo, la situación de las empresas y la disponibilidad de recursos, naturalmente, ha sido un factor adverso formidable para lograr concreciones en esta dirección.
Una vez “normalizadas” las cosas, ya en prácticamente la mitad del período de gobierno, el recuperar tiempo perdido y afectar recursos y gestión para resolver esta problemática implica un tremendo desafío para quien está al frente del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Dra. Irene Moreira, quien recientemente volvió a Paysandú para la inauguración del complejo habitacional cooperativo Covitex, para lo que los beneficiarios debieron esperar quince años.
La secretaria de Estado expresó que “cuando asumimos no llegamos con el ánimo de refundar el ministerio, y por algo todo lo que estaba funcionando bien sigue adelante. Lo que se podía mejorar se mejoró y obviamente queríamos poner nuestra impronta en el gran paraguas que es el ‘Entre todo’. Es un megaplan, donde uno de ellos es el ‘Avanzar’, que se dedica a los asentamientos, y otro es ‘Sueño en obra’ pensado para un público objetivo con la clase media trabajadora, que paga el alquiler pero no llega al ahorro previo para una entrega inicial de capital”.
Mencionó asimismo que hay proyectos de ‘Sueño en obra’ presentados “bajo la modalidad de alquiler con opción a compra. Entiendo que es muy accesible para el público en general, sobre todo jóvenes que se quieren independizar y empiezan a tener su familia. Alquilan por cinco años y después optan por el pago, ya no del alquiler, sino de la cuota de un techo propio”.
Es decir, hay programas que comprenden un amplio espectro, porque precisamente las necesidades tienen un común denominador que se refleja en el déficit entre la oferta y la demanda, pero también hay situaciones y situaciones, y es preciso que la oferta esté acompasada a la gran variedad de posibilidades de la población de acuerdo a los ingresos. Porque si bien hay un sector de la población sumergida, en el total de quienes se encuentran en situación que no les permite acceder a la vivienda hay una amplia mayoría que tienen cierta capacidad de ahorro o de inversión, y a esos también hay que atenderlos.
En este contexto debe evaluarse que paliar el déficit habitacional, contribuir a erradicar asentamientos, y paralelamente incorporar valor agregado en la industria forestal, son materias pendientes en nuestro país que pueden tener respuesta efectiva a través del proyecto presentado por el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT), por el que se apunta a promover la construcción de viviendas sociales con madera de industria nacional.
En esta iniciativa se prevé incluso la edificación en altura con este elemento, mediante la Agencia Nacional de Vivienda (ANV), en tanto la titular de la cartera, Irene Moreira, subrayó en su momento que al utilizar esta materia prima se reducen los costos y el tiempo de ejecución de la obra, entre otros beneficios.
La ministra sostuvo que es un objetivo del ministerio promover el uso de este elemento de origen nacional en soluciones constructivas para ampliar el número de viviendas destinadas a fines sociales. Además, señaló que la prioridad del ministerio es buscar alternativas al déficit habitacional en Uruguay y para ello incentiva métodos no tradicionales.
Precisó que con este programa se procura potenciar la industria forestal y añadir valor a la materia prima uruguaya mediante la generación de productos de ingeniería aplicables a la tarea. No es una sorpresa que el plan piloto enmarcado en este programa lo lleve adelante Mevir, como brazo ejecutor del MVOT en la búsqueda de soluciones habitacionales para la población.
Asimismo, cada vez que comparece ante el Parlamento la secretaria de Estado insiste en la apuesta a la construcción de viviendas con sistemas no tradicionales, a la vez de hacer hincapié en que esto no significa resignar calidad, sino reducir costos y tiempos de producción y construcción.
Entre otras técnicas, se han incorporado desde hace un tiempo el steel framing y el wood framing, que se consideran particularmente recomendables para las viviendas de interés social, y son avaladas por el ministerio a través del Certificado de Sistemas Constructivos, que hasta ahora registra 13 modalidades.
Pero en esta perspectiva, sin dudas la apuesta central de la ministra Moreira es la madera, y en agosto del año pasado presentó un plan piloto en Rivera, donde en diciembre se entregaban las primeras casas, oportunidad en la que según anunció el ministerio, se logró reducir en un 50 por ciento el tiempo de obra y 43 por ciento el costo del metro cuadrado.
La idea además es que la cartera trabaje en conjunto con los ministerios de Industria, Ganadería y Ambiente, el Congreso de Intendentes, sus equipos técnicos departamentales y académicos de las facultades de Arquitectura e Ingeniería, de forma de tener un respaldo.
Son archiconocidas y numerosas las ventajas que ofrece la madera en cuanto al confort del ambiente, pero a su vez en nuestro país por regla general no hay cultura de construcción de viviendas en este material en la parte estructural, contrariamente a lo que se hace en muchos países, lo que no tenía mayor relieve en realidad hasta la década de 1990, cuando todavía Uruguay era un país sin árboles y recién habían comenzado las implantaciones de bosques a partir del impulso que le dio la Ley de Desarrollo Forestal.
Pero en el nuevo milenio, sobre todo, se cuenta con muy buena disponibilidad de madera desde los bosques implantados por las empresas que han invertido en el sector, mientras a la vez se ha avanzado significativamente en la investigación en cuanto al tratamiento para dar mayor durabilidad y fortaleza a este elemento en la intemperie.
El MVOT también está apostando al hormigón celular, material que se obtiene a través de una mezcla que tiene componentes como cemento, arena de sílice, cal y agua, además de polvo de aluminio, lo que presenta ventajas como reducir en un 30 por ciento el tiempo de obra.
No siempre las cosas salen como se presentan en los papeles, pero es de esperar que el uso de metodología amigable con el medio ambiente y a la vez con el agregado de abatimiento de costos y reducción del tiempo de construcción y armado, permita ir reduciendo la brecha habitacional crónica en nuestro país. Sobre todo, que en la rotación de partidos en el poder quede de lado el carácter refundacional que ha sido moneda corriente y, como bien expresara la ministra, se deje en funcionamiento lo que sí funciona y se dé a la gestión una continuidad que permita ir logrando objetivos sin que cada uno se pretenda erigir como el iluminado que ha traído la solución definitiva bajo el brazo, con pérdida de esfuerzos y recursos.