El entrañable actor argentino Carlos Balá falleció este jueves a las 21.30 según expresó su nieta, Laura Gelfi. “Estamos devastados pero unidos y así se fue él, con la familia unida y mucho amor”, comentó.
Su nombre real era Carlos Salim Balaá Boglich, pero para todo el público rioplatense fue y será siempre Carlitos Balá.
Dueño de una gracia natural y un carisma inigualable, pasó de ser vendedor ambulante a cómico habitual en festivales y bromas “contratadas”, a la televisión y luego al cine. Su éxito de este lado del río llegó en la década de los ochenta con la difusión de su programa cómico infantil en la televisión pública argentina (ATC).
Pero ya tenía una larga trayectoria en todos los medios, incluso en la radio, algo común entre los artistas argentinos. Inventor de cientos de dichos y personajes, patentó un estilo inimitable que ningún cómico posterior dedicado al público infantil pudo superar. Por supuesto, como todo humorista de raza, supo hacer reír no solo a su público principal, o sea el infantil, sino a toda la familia. Un grande que deja un vacío enorme en un país donde esas palabras se dicen con demasiada facilidad. En este caso, son muy ciertas.