Hasta el 31 de diciembre rige la veda para pesca de dorado en el río Uruguay

Con vistas a contribuir a la preservación de la especie en la región se encuentra vigente desde el 1º de setiembre y hasta el 31 de diciembre de este año, la veda para la pesca de dorados en el río Uruguay, tanto comercial como deportiva, señala la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).

El organismo binacional consigna que esta veda se aplica según Resolución Nº 59/2012 y fue confirmada para este año 2022 por Resolución CARU Nº 29/22 que modifica el Artículo 2º de la Nº 59/2012.

Precisa la resolución que se establece período de veda “para la protección de la especie dorado (Salminus Brasiliensis) en sus modalidades comercial y deportiva, en el lapso comprendido entre los días 1º de setiembre y 31 de diciembre del corriente año 2022”.

Se basa la medida en que el dorado realiza migraciones reproductivas regulares en los ríos de las cuencas donde todavía habita. El período reproductivo en nuestra región es en la primavera y el verano, por lo que se establece la veda estos cuatro meses para proteger la época del desove y aumentar así la eficiencia reproductiva.
Asimismo, señala el organismo que la mencionada resolución se enmarca en las tareas de preservación de la biodiversidad y la conservación de los recursos ícticos del río Uruguay que desarrolla la Comisión por mandato del Estatuto del Río Uruguay.

En el curso de este año desde CARU se han promovido reuniones de trabajo en las que participaron los asesores de los organismos específicos de cada Estado Parte, habiéndose expedido informes de carácter técnico producidos por los Departamentos de Ambiente y de Hidrología dependientes de la Secretaría Técnica de la CARU. Los informes postulan la continuidad de la veda del dorado en época reproductiva en base a idénticos argumentos que los esgrimidos en años anteriores y que fundaran las sucesivas prórrogas de esta veda.

Por ejemplo, se mencionan como factores influyentes la continuidad del escenario de bajante sostenida de la totalidad de la Cuenca del Plata, la que se ha venido registrando en los años 2019, 2020, 2021 y el presente 2022.
Se considera que ello puede constituir una amenaza potencial para las poblaciones de peces en general y para las de interés comercial y deportivo en particular, en razón que estas últimas se tratan de especies que dependen de caudales de cierta magnitud para alcanzar un resultado de exitosa reproducción. A ello debe sumarse la bajante pronunciada y sostenida de los niveles del río, que expone a los peces a un mayor estrés y mortalidad natural, así como a la de una mayor vulnerabilidad a su captura.