Sorpresa en Brasil: habrá balotaje el 30 de octubre con leve ventaja de Lula

Lejos de las mediciones que aseguraban un triunfo en primera vuelta de Lula da Silva, los votantes de Bolsonaro consiguieron colocar a su candidato en carrera para la segunda vuelta en Brasil que será el 30 de octubre.

Con el 94% del voto escrutado, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva aventajaba al cierre de esta edición por más de 4 puntos al actual mandatario, Jair Bolsonaro. El político ultraderechista ha desafiado todos los sondeos y ha mantenido durante horas una ventaja consistente sobre su adversario, hasta que el dirigente izquierdista ha logrado empatar y lograr casi cinco puntos de margen.

Este resultado permitiría a ambos candidatos pasar a segunda vuelta. Las mesas de votación han registrado largas colas durante todo el día, y se había pedido a los electores que no desistieran: todos los votantes que estaban en la fila a partir de la hora de cierre, las 17.00 de Brasilia, pudieron votar.

Bolsonaro busca la reelección y Lula da Silva, que gobernó el país entre 2003 y 2011, aspira regresar al poder. El actual mandatario puso en duda durante la campaña la seguridad de las urnas electrónicas y agitó la amenaza de un fraude que lo perjudique. “Con elecciones limpias que gane el mejor, sin ningún problema” dijo. Su rival, Lula da Silva, votó en São Bernardo do Campo, en las afueras de São Paulo, el distrito industrial donde nació a la vida política. El expresidente llamó a terminar con el odio: “Los bolsonaristas más fanáticos tendrán que adecuarse a la mayoría de la sociedad”.
Brasil encara un crecimiento más robusto de lo esperado, desempleo a la baja y una aparente salud fiscal, pero la economía puede ser una manzana envenenada para el vencedor de las elecciones.

Los favorables números económicos podrían ser tan solo un espejismo en un país que sigue aún recuperándose de los efectos de la pandemia y de la guerra en Ucrania, tales como una inflación en alza y una deuda por las nubes.
Bolsonaro concluirá su primer mandato con un Brasil más endeudado que cuando asumió el poder (equivalente al 77,6 % del PBI en el pasado julio) y dejará lo que los economistas han tildado de “bomba fiscal”.

“Parece que estamos en una situación buena, de alivio fiscal, pero se trata solo de un fotograma, cuando vemos la película completa observamos varias amenazas preocupantes para 2023”, dijo la economista Julliana Damasceno, analista de la consultora Tendencias.
Diversos economistas coinciden con Damasceno en que los gastos se encuentran contenidos y existen demandas sociales que presionarán el presupuesto y la situación fiscal del país.

Como ejemplos, Damasceno citó la más que probable manutención de las ayudas sociales de 600 reales mensuales (unos 115 dólares) a los pobres o una posible suba salarial a funcionarios, cuyas nóminas están congeladas desde 2017.
Ninguna de las dos propuestas se encuentran en el borrador del presupuesto enviado por el gobierno de Bolsonaro al Congreso, pero la presión social puede hacer que su aprobación sea inevitable.
“Muchos problemas están siendo empujados para el año que viene, principalmente en la parte fiscal”, alertó Bráulio Borges, economista de la Fundación Getulio Vargas (FGV) y de la consultora LCA.