Con la presentación de dos propuestas, tuvo lugar en plaza Bella Vista una velada artística que convocó espectadores del barrio y de otros puntos de la ciudad. La actividad se desarrolló en el espacio que los vecinos conocen como “el pozo”, situado sobre calle Larrañaga. Según relatan los más veteranos, en otras épocas este espacio funcionó como pista de patinaje, y como cancha de básquetbol y de voleibol. En los últimos meses, el Centro Cultural Bella Vista ha venido trabajando para impulsar allí distintas actividades (hace algunas semanas hubo una función de cine), facilitando el acceso desde la Biblioteca Enrique Chaplin.
En la primera parte se presentó “El extraño cortejo de la ausencia”, propuesta a cargo de Marcelo Goyos (voz, guitarra eléctrica, piano), Matías Hernández (guitarra), y William Amarillo (percusión). A medio camino entre el concierto y la obra teatral, durante poco más de media hora el espectáculo paseó a los espectadores por distintos climas, recurriendo a interpretaciones en vivo y voces en off. Los tres integrantes de la formación son artistas de gran versatilidad, lo cual les permite moverse con comodidad de la música clásica al flamenco, del rock a la milonga, de las armonías más formales al caos más contundente, según lo requiera el momento expresivo. Casi toda la propuesta se basa en textos y músicas originales, con excepción de algunas citas de famosas piezas de piano, un texto escrito por una niña, o la canción que le da cierre (Scarborough Fair, una antigua y luminosa balada inglesa de origen celta, aquí versionada con aires latinoamericanos). Según dijeron los artistas, este proyecto es resultado de una etapa de búsqueda y experimentación, que sin dudas dio sus frutos.
Luego fue el turno de “Piraña”, agrupación tanguera de Buenos Aires cuyo nombre surgió de un club deportivo de Parque Patricios. Está conformada por una cantante y un grupo conformado por guitarra, bandoneón, clarinete y contrabajo, que por momentos (cuando algunos músicos cambian de instrumento) se transforma en un conjunto de tres guitarras y contrabajo. Acaso una nochecita de clima veraniego en un barrio, como era el caso, sea el momento y el lugar ideal para disfrutar una propuesta como este grupo, cuya estética remite a la canción popular rioplatense de los años ‘20 y ‘30, aunque con temáticas más actuales. El repertorio, casi todo de creación propia, se basa en canciones cortas –tangos criollos, milongas, valcesitos, foxtrots–, de ritmo ligero y melodía simpática. Las letras –un aspecto al que el grupo presta especial atención, según explicó la cantante Romina Grosso–, cuentan historias de la ciudad, de su gente y de sus márgenes, a veces nostálgicas, a veces festivas, en ocasiones trágicas.
“Piraña” generó un clima de cercanía y comunicación muy espacial con el público, que aplaudió la propuesta con entusiasmo y no los dejó irse sin pedirles un poco más de música.
“Bienvenido sea lo cultural”
“La verdad que fue un espectáculo precioso. Estamos maravillados con lo que vimos, y agradecidos de que nos hayan elegido para presentar esto”, dijo Ana Cabrera, quien preside la Comisión del Centro Cultural Bella Vista. Fue además una buena oportunidad para mostrar la biblioteca y otros espacios del Centro Cultural, donde simultáneamente se desarrolló una muestra de trabajos de los cursos que allí se imparten. “Estamos en un proceso de renovación y resignificación de la biblioteca”, dijo por su parte Carla Bernardoni, también integrante de la Comisión. “Contamos con el apoyo de dos bibliotecólogas, que están haciendo un trabajo fantástico para darle un nuevo giro, más acorde a estos tiempos. Permanece el mismo espacio, pero estamos dándole una nueva dinámica”. En ese proceso, se busca darle vida a los diferentes espacios de la plaza y del Centro Cultural, proponiendo distintas actividades. “La idea es que haya una continuidad. Incluso estuvimos hablando con gente de teatro, que nos decía que el lugar es precioso para hacer una obra, ahora en verano. Bienvenido sea todo lo cultural”, expresaron.
