Empresa que producirá medidores inteligentes de electricidad, agua o gas se instalará en Paysandú

Hermann Rodolfo Karsten, acompañado por su hijo Rudolf Karsten y por Omar Gastaldi firmó en la víspera un convenio con la Intendencia que le permitirá instalar una industria que se dedicará a la producción de medidores inteligentes de energía eléctrica, agua corriente o gas natural, que en tres años podrá contar con 120 trabajadores con alta calificación laboral.
Habló de sus antepasados que inmigraron a Argentina, de su niñez en Formosa, de las empresas familiares. Con un dejo de tristeza confesó que ya no era posible invertir en Argentina, “que está en la última parte del tobogán, siempre bajando”, por lo que buscaron un lugar en el extranjero, considerando Paraguay, Uruguay y Chile. En una oportunidad se encontraron en Córdoba con el intendente Nicolás Olivera, quien desde la Intendencia trabaja con el estudio de los sanduceros Vuille-Lafourcade, especializados en captación de inversores para que se radiquen en nuestro país. Comenzó a crecer la idea de Paysandú, que finalmente se concreta. Para Karsten es como una segunda emigración.
“Estos empresarios están haciendo un acto de confianza, y la confianza se genera, se construye y se honra con acciones de los dos lados”, dijo el intendente Nicolás Olivera.
En el mundo hay cinco licencias certificadas para la fabricación de medidores inteligentes de energía eléctrica, agua potable y gas natural. “Pronto podremos tener estos equipos que digan ‘Industria Uruguaya’, con nuestra fábrica en Paysandú. Fue desolador entrar al lugar donde estuvo la textil, pero lo renovaremos, lo transformaremos para que sea una pequeña parte de aquel Paysandú que los hizo tan famosos”, agregó Karsten.
El convenio con la empresa Silexis Uruguay SAS, le otorga 1.390 metros cuadrados de un sector donde estuvo Paylana. “Es gente que cree en Uruguay y en poder radicar su proceso productivo que tiene mucho valor agregado desde lo intelectual,tecnológico y del desarrollo. La llegada de la empresa genera inversión, puestos de trabajo”, dijo Olivera.
“Cuando hablamos del Paysandú for export era esto, salir todos los días con las valijas. Hicimos muchos viajes, de varios no nos trajimos nada, pero dejamos la semilla plantada y todos los días la regamos para que crezca, llamamos, hablamos, insistimos, pero todo pasa por el factor de la confianza”, indicó Olivera.
La inversión será de tres millones de dólares, el primer millón en el correr de este año, en tanto que los otros dos millones se irán complementando a medida que se agreguen otras líneas de montaje. Generará 120 puestos calificados directos pero además varias oportunidades para industrias instaladas o a instalarse, en la compra de insumos, por ejemplo, en el rubro plástico.

LA EMPRESA FAMILIAR

Karsten explicó que tiene una empresa de tecnología familiar formada por hermanos y sus hijos, creada en Argentina. “Un día descubrí en Córdoba un ingeniero que tenía en el garaje de su casa un pequeño laboratorio donde fabricaba una de las cinco tecnologías que hay registrada en el mundo de medidores inteligentes”, recordó. “Me llevó casi dos años convencerlo para comenzar una fábrica, y formamos Silexis Argentina”.
Los medidores que fabrica la empresa son capaces de medir cualquier pulsómetro ubicado debajo de los medidores, ya sea de agua, de gas o eléctrico. Concentra eso en un medidor, lo envía por el propio cable de energía eléctrica a un concentrador y allí por wifi o por fibra óptica se enlaza a una base de datos central que no solamente realiza la lectura, sino también la administración de energía.

LA BUROCRACIA ARGENTINA

Karsten indicó que no les fue sencillo para obtener los permisos debido a que “nos enfrentamos a una burocracia infernal”. “No podía lograr la certificación en Argentina por la burocracia, la mala voluntad, los intereses creados sobre la importación que no se fabrican en Argentina”.
Fue allí que debieron viajar a Alemania en donde el principal certificador de medidores del mundo les dio las herramientas para poder lograrlo. Tras pasar por varias instancias y laboratorios, lograron la certificación pero “Argentina ya había pasado la mitad del tobogán cuesta abajo en el que venía y teníamos dificultades para conseguir insumos”, por lo que no podían lograr acuerdos con los grandes proveedores de microcomponentes.
Fue allí que decidieron emigrar debido a la imposibilidad de poder crecer y acceder a los mercados internacionales. “Pensamos en Paraguay, un país cercano, miramos a Chile que nos abría el mercado al Pacífico, y en todos los lugares nos pasaba que nos resultaba difícil bajarnos del barco de la migración porque no se encontraban caras amigables”, indicó el empresario.
Uruguay, país amigable
“Uruguay es un país amigable con quienes tenemos raíces culturales, tomamos contacto con Diego (Vuille) y Nicolás (Olivera), y nos demostraron que si emprendíamos el viaje íbamos a tener una mano tendida, ese amigo que te espera con los brazos abiertos para que puedas dar lo mejor de uno mismo”.
Fue allí que estudiaron las posibilidades, se reunieron con UTE y Salto Grande, que “nos allanaron el camino que a nosotros nos llevó cuatro años de mendigar certificaciones en Argentina. Uruguay nos abrió las puertas”.
Karsten indicó además que el equipamiento ya está comprado y la llegada a nuestra ciudad será en los próximos 90 días. Allí se emplearán un mínimo de 30 personas en la primera etapa, en la segunda se incorporarán 30 más y en la tercera ingresarían 60 personas más, llegando a un total de 120 empleos directos.