Es complejo el panorama en campos del Este de Paysandú: productores “andamos acarreando agua para los potreros”

El panorama en los campos del Este y centro del departamento de Paysandú es muy complejo. Tras una primavera 2021 seca, las lluvias llegaron promediando enero del año pasado, y hasta abril la situación fue auspiciosa. Pero tras importantes heladas en el otoño-invierno, la primavera 2022 fue nuevamente de déficit hídrico y las precipitaciones en los últimos nueve meses han sido totalmente deficitarias, generando que a la falta de forraje, también se sume la ausencia de agua en los diferentes establecimientos.

“Venimos de una seca de primavera del año pasado, y con un 2023 que tampoco se pudo recuperar, porque llevamos registro de todas las precipitaciones, y en todo el año solo tuvimos 3 lluvias en donde se superó los 50 milímetros”, comentó a EL TELEGRAFO Octavio Martigani (h). “Una de 60 mm. a fines de marzo, otra de 80 mm. cerca de fines de Abril, y a la semana otra de 60 mm.”

Si bien el año finalizó con casi 1.000 mm., en el establecimiento La Acacia, ubicado a unos 15 kilómetros de la ciudad de Guichón, “muchos registros son de lluvias de 10, 4 o menos milímetros, las que en su momento sirven y ayudan para la humedad en las pasturas, pero son inaprovechables para las aguadas, tanto tajamares o cañadas falsas, por lo que desde abril no contamos con almacenamiento de agua en el campo y hoy se están viendo las consecuencias”.

Puntualmente en la zona de Santana, desde setiembre y hasta prácticamente fin de año “no se superaron los 50 milímetros por mes, y todas fueron lluvias chicas. Solo una lluvia en noviembre llegó a los 40 mm., que humedeció lindo pero se fue enseguida con las altas temperaturas y mucho viento”, dijo Octavio.

Actualmente en el establecimiento criador de Aberdeen Angus y ovinos de la raza Corriedale, “estamos con cuatro potreros sin agua, y acarreando agua con el tractor prácticamente todos los días”. Entiende que otro problema es que “no hay volumen de forraje como para apretar el ganado en un potrero, y tratamos en lo posible de llevar a los animales lo más cerca del Santana que es el único arroyo que tiene corriente de agua. Tenemos otra cañada importante y con vertiente que la cruza, pero ya está cortada y le quedan algunas lagunas chicas. El resto del campo tiene tajamares, pero todos prácticamente secos”, dijo el productor.

Un hecho que no pasó desapercibido y que de alguna manera comenzó a presagiar lo que venía para este verano, son las altas temperaturas de la primavera, con 2 olas de calor entre fines de noviembre y comienzo de diciembre. “Acá un vecino puso el termómetro en el pasto y le marcó 50 grados a nivel de suelo, lo que lleva a la evaporación de la poca humedad que queda en el suelo”.
Para demostrar la complejidad, precisó que “no tuvimos primavera en 2021; a partir del 15 de enero del año pasado comenzó a llover bien, hasta abril. Después en el otoño-invierno vinieron unas heladas importantes y el pasto literalmente desapareció, quemándose de tal forma que se fue el volumen de forraje que había. Al no tener primavera los campos no se recuperaron y la situación es compleja”.

Y agregó que “tenemos un campo cerrado desde el 15 de octubre, sin ningún animal y no tiene ni 3 centímetros de pasto”.

Manejo del ganado

Sin pasto ni reserva, Martigani recuerda que “se hizo sorgo forrajero en noviembre, pero al día de hoy no hemos podido ingresar ganado porque no da el volumen, y en otra chacrita que tenemos se está achicharrando el forraje sin llegar a comerlo”, porque está faltando mucha agua.

Explicó que el ganado de cría comenzó a ser suplementado “porque se estaban resintiendo demasiado. Así que le brindamos fardos con algo de ración, y en la actualidad con el propósito de salvar a los animales”.

Además, aclaró que el aspecto reproductivo “está muy trancado porque no hay verde en los campos, y la seca está apretando”, dijo, acotando que en zonas como la Cuchilla del Fuego “es donde la seca está tremenda porque son campos duros y más se nota la situación”.

Aunque desconoce si hay establecimientos en donde se esté llegando al extremo de “cuerear” el ganado, explicó que “todos estamos expuestos a eso, porque en cualquier pozo o cañada que la vaca busca para tomar agua, si el lugar tiene algo de barro y se cae, después es muy difícil levantarla y salvarla”. Y acotó que “puntualmente algún animal va a morir”.

De todas maneras, expresó que en el establecimiento, en una cañada que está toda seca, “pusimos alambrado eléctrico para que el ganado no se meta”.

Concretamente en el establecimiento criador de la familia Martigani, se volvió a “hacer destete precoz para aliviar la vaca.

A los terneros se les brinda ración y después se los pasa a un campo mejorado, por lo que esperamos que en el otoño se haya regularizado la situación y tengamos comida para brindarles”.

Sobre la “receta” para el destete en La Acacia, Octavio Martigani indicó que el mismo “se hace a los 60 días de edad mínimo y 60 kilos de peso. La ración es al 18% de proteína y con abundante fibra, sea paja de trilla o fardos, hasta que agarren el hábito de comer, y en la tarde se los larga a algún verde, siempre según la disponibilidad”.

Sostiene el productor que “cuando pasen los 140 kilos y hayan desarrollado bien el aparato ruminal, los largamos y están aptos para ir a un potrero o algún mejoramiento”, aclarando que “no van a algún potrero muy empastado, sino que se le busca mejoramiento o campo con pasto nuevo”.

Realidad diferente

Octavio recuerda que hace algunas jornadas conversaba con su hermana Victoria, y veían que a través del Facebook le llegaba un recuerdo de 7 años atrás, “con un panorama totalmente diferente al actual”.

“Los campos tenían 20 centímetros de pasto, todo verde y el ganado gordo”. Acotó que “el último año normal fue en 2018, con una primavera normal y algunas buenas precipitaciones en el verano”. Por lo que ya son “tres años de seca consecutiva”.

Entiende que el cambio climático “es una realidad y no hay con que darle”, pero “creo que deberemos ajustarnos con el manejo en los establecimientos. Tendremos que comenzar a hacer reservas para utilizarlas en el verano, algo que nunca ha sucedido”.

“Tendremos que tener la capacidad para adaptarnos a la nueva era”, sostiene Martigani, sumamente preocupado porque dice que “no estamos preparados para situaciones así, en forma consecutiva y prácticamente sin tiempos para revertir la situación por períodos sin lluvias tan largos”.

Los ovinos

En La Acacia el ovino se maneja de forma “más concentrada en una determinada zona del establecimiento”. Para la oveja “la situación no es tan complicada porque le viene bien el clima, y la majada está linda y fuerte”.

De todas maneras, explicó que “por un problema de agua justamente no se destetó aún, y se piensa hacerlo en el correr de la presente semana”.

Se cría ejemplares de la raza Corriedale apuntándose a la carne. “Si bien la baja en el precio de la carne ovina fue estrepitoso en los últimos meses, somos optimistas de que la situación va a mejorar”.

Respecto a la lana si bien se produce Corriedale fino, “hace tres años que no se puede colocar porque no hay precio ni mercado, y es una realidad a la que debemos adecuarnos”. Precisamente recordó que “antes era el principal rubro de ingresos y ahora pasa a ser un estorbo”.