La última gambeta de Fabián O’Neill

El reciente anuncio del fallecimiento del exfutbolista uruguayo Fabián O’Neill (también conocido como “El Mago”) causó una justificada y dolorosa conmoción no sólo en su círculo de amistades y familiares sino también en el ámbito deportivo y en la sociedad uruguaya en general. Poseedor de una técnica envidiable que lo llevó a jugar tanto en Uruguay como en el extranjero, O’Neill sobrellevó durante años una terrible adicción de la que poco se habla: el alcoholismo.
Conforme con la reseña publicada por “La Diaria”, “O’Neill nació el 14 de octubre de 1973 y jugó en el Defensor de su pueblo hasta que en 1990 un captador de talentos lo llevó a la capital para que jugara en la quinta del tricolor. Pronto subió a cuarta, salió campeón y se mantuvo en esa categoría hasta que debutó en la primera el 8 de abril de 1992, con 19 años. Con la casaca tricolor levantó la copa del Campeonato Uruguayo en 1992, la Liguilla de 1993, el Clausura en 1995 y el Apertura en 2003. Poco después, se retiró del fútbol. En la temporada de 1995 fue transferido a Italia para jugar en Cagliari. Luego de cinco temporadas consecutivas pasó a Juventus y al año siguiente jugó en Perugia para luego volver a Cagliari. El francés Zinedine Zidane, con quien el uruguayo coincidió en Juventus en la temporada 2000-2001, sostuvo que O’Neill fue el mejor futbolista con el que compartió cancha durante su carrera”.
El artículo publicado hace algunos días por el diario madrileño “El País” resume como pocos la tragedia de este jugador: “Una de sus hijas, Marina, lo despidió este domingo en redes: “Que estés en paz papá. Hace tiempo ya habías perdido la chispa, la alegría. Cada vez te veía más triste, más enfermo, con los ojitos perdidos, la mirada caída. Me dolió escucharte decir alguna vez ‘no quiero vivir más’ en tus pocas horas de sobriedad. Deseo también que tu recorrido sirva para entender más sobre el alcoholismo, esta enfermedad que te sedujo a vos y a todo tu dolor desde chiquito, que se llevó todo. Y no podía ser de otra forma, (la muerte fue) el día menos esperado, pero a la vez poco me sorprende, siempre llamaste la atención, así que digno de un 25 de diciembre, loquito. Lo más importante: te perdono pa, te juro que te perdono”.
Según la Organización Mundial de la salud (OMS), droga es toda sustancia que introducida en un organismo vivo por cualquier vía (inhalación, ingestión, intramuscular, endovenosa) es capaz de actuar sobre el sistema nervioso central provocando una alteración física y/o psicológica, la experimentación de nuevas sensaciones o la modificación de un estado psíquico, es decir, capaz de cambiar el comportamiento de la persona, y que posee la capacidad de generar dependencia y tolerancia en sus consumidores. De acuerdo con esta definición, son drogas la marihuana, cocaína, pasta base, éxtasis, heroína, tabaco, alcohol y algunos fármacos. Los últimos cálculos realizados por esa organización internacional muestran que, a nivel mundial, 283 millones de personas mayores de 14 años (237 millones de hombres y 46 millones de mujeres) viven con trastornos por consumo de alcohol, lo que representa el 5,1% de la población adulta mundial. (…) Casi 3 millones de personas en todo el mundo mueren como consecuencia del consumo de alcohol cada año, y los fallecimientos relacionados con el alcohol constituyen el 5% de la pérdida total de vidas en el mundo. El 13,5 % de las muertes anuales relacionadas con el alcohol se encuentran entre personas de entre 20 y 39 años”.
Asimismo, la OMS ha expresado que “El uso nocivo del alcohol desafía al desarrollo social y económico de muchos países, incluidos los de las Américas. El consumo de alcohol en las Américas es de aproximadamente un 40% mayor que el promedio mundial. En general, la población en las Américas consume alcohol en un patrón que es peligroso para la salud. Este tipo de consumo de riesgo se asocia con diversos daños a la salud y sociales, que incluyen más de 200 condiciones (enfermedades no transmisibles, trastornos mentales, las lesiones y el VIH), así como la violencia doméstica, la pérdida de productividad, y muchos costos ocultos”.
La situación es nuestro país es igualmente preocupante. El Ministerio de Salud Pública (MSP) ha informado que la media de consumo de alcohol en nuestro país es más alta que el promedio mundial. El MSP destaca que “además de estos preocupantes guarismos, en nuestro país se suma la baja percepción que hay, sobre todo en edades tempranas, respecto a su nocividad: hay clara evidencia de que cuánto más temprano se comienza a tomar alcohol, más riesgo hay de tener un consumo perjudicial, siendo el alcohol uno de los principales factores de riesgo de mortalidad y discapacidad.
Así es que el consumo en uruguayos mayores de 15 años es de 11.1 litros de alcohol puro por persona por año, lo que se distribuye en la ingesta de vino en un 44%, de cerveza en un 35% y el 21% del consumo es de licores destilados. Lo que es decir que una persona promedio de Uruguay toma por año 77 litros de cerveza, 41 litros de vino y 6 litros de licores destilados. Son cuatro los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares: la inactividad física y el sedentarismo, la alimentación no saludable, el tabaco y el alcohol. Son 18.600 las muertes que se producen en Uruguay a causa de estas enfermedades; se estima que el consumo de alcohol el causante de 9.5% de los fallecimientos por año y el 9.6% de pérdida de vida por discapacidad a raíz de accidentes cardiovasculares, encefálicos, hemorrágicos. Otra de las cosas que se evalúan en los estudios de consumo de alcohol por parte de la OMS es el consumo episódico excesivo, lo que se entiende como el consumo de más de seis medidas estándar en una sola ocasión. En Uruguay se constató que el 25% de los adultos tiene un episodio de estos en el último mes y, más preocupante aún, el 28% de los jóvenes de entre 13 y 17 años”.
Ante este preocupante escenario y teniendo en cuenta el doloroso caso de Fabián O’Neill, creemos que la mejor forma de honrar su memoria es trabajar con los jóvenes para cerrarle el paso a las mil puertas de entrada que tiene el alcoholismo en nuestro país, cuyas leyes muchas veces resultan permanente violadas por la falta de cuerpos inspectivos que hagan cumplir las normas en el lugar y en el momento en que son transgredidas.
Que la tragedia personal de este genio del fútbol nos haga reflexionar a cada uno de nosotros y a los jóvenes que conocemos sobre los peligros que encierra el consumo del alcohol, con especial atención a niños, adolescentes y jóvenes.
Usemos los lugares y momentos en que podamos conversar e intercambiar con ellos para reflexionar en conjunto sobre las consecuencias perjudiciales para la salud personal y la de los demás puede traer aparejado el consumo de esta droga socialmente frente a la cual gran parte de la sociedad (y en especial los jóvenes) hacen la vista gorda sin pensar que nuestros amigos, hijos, sobrinos, nietos, compañeros de trabajo o de estudio pueden correr la misma suerte que “el Mago” Fabián O’Neill. Ese sería el mejor homenaje a ese deportista y sin duda, su mejor gambeta fuera del campo de juego.